miércoles, 1 de abril de 2015

EL TRIDUO PASCUAL: JUEVES SANTO, VIERNES SANTO Y LA VIGILIA PASCUAL.




TRIDUO PASCUAL:



JUEVES SANTO:

La liturgia:
Recordamos esta tarde festiva y gozosa la Institución de la Eucaristía. Jesús quiso quedarse él mismo como Sacramento de salvación para todos los hombres. Este deseo de Jesús, según nos narra la misma Palabra de Dios, cuando lo expresó el Señor a muchos alejó, pues es complicado de entender. “El que no como mi carne y bebe mi sangre no tiene vida en mí”, “Mi carne es verdadera comida, mi sangre es verdadera bebida”.

Si no nos acercamos a este Sacramento no podemos decir que somos del Señor, que estamos con él, para estar con él y él esté en nosotros tenemos que participar de la COMUNIÓN, tenemos que recibir su Cuerpo y Sangre, tenemos que comulgar. Pero no de cualquier manera, tiene que haber en nosotros una actitud humilde al acercarnos a él. Esa actitud queda plasmada también en esta tarde en el lavatorio de los píes. Una lección de servicio, el hombre que sirve al prójimo con actitud humilde ese agrada al Señor, “El que se humilla será ensalzado, el que se ensalza será humillado”.

En esta celebración destaca el lavatorio de los píes. Con este gesto el Señor nos indica cual ha de ser nuestra actitud ante el Sacramento de la Eucaristía y ante la vida misma, no podemos ir de sobrados, para acercarnos a Dios tenemos que ir de sencillos, de poquita cosa, pues sólo Él es Señor, sólo Él llena todas las cosas, llena nuestro mundo. Nos hacemos grandes en la medida que voluntariamente nos empequeñecemos, en la medida que somos servidores de los demás.

Al finalizar la Misa solemne de este Jueves Santo se procede a la traslación del Santísimo Sacramento al Monumento” donde quedará para nuestra adoración hasta la celebración de los Oficios del Viernes Santo.

El mensaje:
Este día es un canto al Señor, él es el amor de los amores, el que se nos da como comida, alimento para nuestra salvación. Poco vale nuestra vida si esta no está impregnada de aquel que se da por nosotros, poco valemos como personas si no somos capaces de adentrarnos en el misterio de la Salvación de los Hombres, y ese misterio pasa por reconocer, recibir, comer el Cuerpo y beber la Sangre de nuestro Redentor, para por la Eucaristía. Poco sería nuestro aprecio al Redentor si un día como hoy todo nuestro fervor se quedara en contemplar por las calles de nuestras ciudades tal o cual procesión y no nos acercáramos al Templo para participar de la Eucaristía, no a “oír la Misa”, a VIVIRLA, a participar de ella, en ese diálogo que es la mejor oración, a ver que nos dice la Palabra proclamada, como llena nuestra vida y nos motiva para tener fuerza, valor, ánimo para acercarnos a la Mesa y participar de la COMUNIÖN, y hacerlo con respeto, con dignidad, con devoción, no es un trozo de pan lo que ponen en tu mano es el Cuerpo de Cristo, un cristo VIVO que encierra toda su fortaleza, su persona, su divinidad, un Cristo vivo que viene a ti en la humildad de la apariencia del pan y del vino, pero que viene para VIVIFICARTE, para hacerte más cercano a él, más lleno de él, para animarte a ser otro Cristo en este nuestro tiempo que con tu vida te des a los demás, te entregues con amor por ellos y para ellos allí donde estén, donde te necesiten, si no le tienes a Él no tendrás la fuerza necesaria para ser Él en tus palabras y en tus acciones.


El centro de todo el mensaje que el Señor nos tramite en este día de Jueves Santo no es otro que el de "amaos los unos a los otros como yo os he amado" y el centro de nuestra vida TIENE QUE SER: "cumplir este Mandato Divino", pues en eso consiste nuestra felicidad aquí en la tierra y nuestra dicha futura en el cielo, sin este cumplimiento NO HAY CIELO PARA EL HOMBRE.



VIERNES SANTO:


La Liturgia:
Da comienzo esta celebración –no es una Misa- con una entrada simple, sin cantos, sin monición, pero a la vez emotiva, con una postración ante el altar desnudo, sin velas, sin flores, sin manteles y con una oración que se hace directamente sin anunciarla con la palabra “oremos”. Terminada la oración comienza la 1ª Parte: LA LITURGIA DE LA PALABRA: Donde después de escuchar al Profeta Isaías,52,13; 53,12, el Salmo 30 y la carta a los hebreos, 4,14-16; 5, 7-9 se lee la Pasión según San Juan y a continuación la homilía. A continuación se hace la oración universal, una serie de peticiones y oraciones que recorre todos los ámbitos importantes de la Iglesia y del pueblo universal. Así, realizada esta parte da inicio la 2ª parte: la ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ. DONDE ES PRESENTADA CON TODA SOLEMNIDAD LA Cruz mientras se canta por tres veces “Mirad el árbol de la Cruz donde estuvo clavado Cristo, el Salvador del mundo” y el pueblo responde: “Venid adorémoslo”. Y se cantan los “improperios” durante la adoración de la Cruz. Concluye esta celebración con la 3ª parte: LA SAGRADA COMUNIÓN. Que se realiza como en la misa, pero cogiendo el Santísimo Sacramento del Monumento y llevado a la mesa del Altar que previamente se habrá vestido con un mantel, terminada la comunión del pueblo se desnudará la mesa del Altar y quedará el sagrario vacío. El acto concluye con una oración.

El mensaje:
Es necesario acudir a la Iglesia, a la Asamblea con un corazón humilde y contristo. Cristo se inmola por nosotros, abraza el tronco de la Cruz por amor a la humanidad. Que hermoso gesto, darse, pero darse en su totalidad, sin que quede nada en él, se da todo, se da hasta derramar la última gota de su sangre por amor, de su Corazón traspasado brotó sangre y agua, ya no quedaba más sangre para dar. Sencillamente nos amó hasta el estreno, hasta el final. Ha optado por nosotros y nos redime. Ha confiado en el hombre y muere por él.
Si del antiguo árbol del Paraíso terrenal vino el pecado y la muerte para el hombre, si aquel árbol nos trajo la ruina, de este tronco seco que es la Cruz ha brotado para todo el género humano la alegría de la salvación. Él es el fruto redentor del árbol seco, del que brota la Vida. Por eso, te adoramos oh Cristo y te glorificamos, porque por tu Santa Cruz, has redimido al mundo. Oh Cruz santa y divina, que no nos avergoncemos de ella y del que en Ella colgó, pues en ella hemos triunfado nosotros. OH CRUZ, por – ti – somos - libres.

VIGILIA PASCUAL:



La liturgia:
Ha de comenzar esta celebración una vez se ponga el sol y quede oscurecido en la noche del sábado santo, y da comienzo con la 1ª parte. EL LUCERNARIO O SOLEMNE COMIENZO DE LA VIGILIA. Con la bendición del fuego estando todo a oscuras, se aconseja fuera del templo y hacer una procesión entrando con el cirio encendido, él es el protagonista de esta primera parte, de él se encienden todas las velas que llevan los presentes en la celebración de la Pascua, pues él representa a Cristo resucitado, luz del mundo y de esa luz participamos todos. El cirio se “signa” con las siguientes palabras: Cristo ayer y hoy (se traza la línea vertical de la cruz del cirio), Principio y fin (la horizontal), Alfa y Omega (se trazan las dos letras griegas), Suyo es el tiempo, y la eternidad. A Él la gloria y el poder, por los siglos de los siglos (se traza en cada frase un número del año en curso 2015). A continuación se colocan cinco granos hechos de cera e incienso (+) en el principio y final de las líneas de la Cruz y en el centro diciendo en cada uno: 1- por tus santas llagas, 2- gloriosas, 3- nos proteja, 4- y nos guarde 5- Jesucristo nuestro Señor. Amén. Y se encienden las velas y da comienzo la procesión anunciando en el recorrido por tres veces que Cristo es LA LUZ DEL MUNDO.

Llegados a la sede da comienzo el canto del Pregón Pascual, que es precioso y terminado da comienzo la 2ª parte, la LITURGIA DE LA PALABRA, una serie de lecturas del AT que leemos a la luz del Cirio donde nos indica que es Cristo quien da sentido a toda la Palabra de Dios y que a Él refiere todo el Antiguo Testamento. Después de cada lectura se lee un salmo que hace referencia a la lectura y se dice una oración. Terminada la última lectura del AT con su salmo y oración se encienden las luces del templo y se canta el “Gloria” que no se ha entonado durante todo el tiempo cuaresmal. Se prosigue con una oración y se hacen las lecturas del NT (como en todas las misas), terminado el evangelio la homilía y da paso a la 3ª parte: LA LITURGIA BAUTISMAL. Cantando la letanía de los Santos, la bendición del agua, (bautismal o bendita, dependiendo si hay o no bautismos en la celebración), Renovación de las promesas bautismales, y se bautiza o se hace la aspersión con el agua bendita. Y da comienzo la 4ª parte, la LITURGIA EUCARÍSTICA. Todo como en la misa normal, concluyendo con el ¡Aleluya! ¡Aleluya!  Después del “podéis ir en paz”.

El mensaje:
El día más grande, la MISA podríamos decir MADRE de todas las misas, cada misa, cada domingo es como un eco de la grandiosidad de este día, de esta celebración de la Vigilia, en ella todo es grandioso, leemos el Antiguo Testamento a la luz de Cristo Resucitado, Él nos confirma en nuestra vivencia, en nuestra fe, Él nos instruye con su Palabra y por Él recobramos vitalidad nueva para nuestra vida. Con el triunfo de su resurrección nosotros nos sentimos ya resucitados. Podemos comprender sin llegar a escandalizarnos por ellos las palabras pronunciadas en el Pregón Pascual: “Oh feliz culpa que mereció tal Redentor”, sí, feliz nuestra miseria que nos ha merecido la entrega del Redentor por nosotros, felices nosotros, pobres, pequeños, insignificantes, que Dios del Cielo se encarna, vive una vida de trabajo y pobreza y muere, sin culpa alguna, por los pecados de toda la humanidad. Atrajo hacia Él nuestras miserias para arrancar las cadenas que esclavizaban a los hombres. Se entregó por nosotros. Pero no fracasó, su muerte dio paso a la VIDA y ahí todos gozamos y compartimos esa VIDA, su triunfo es nuestra victoria, su muerte nuestra vida, su resurrección es nuestra resurrección. Con Él hemos salido victoriosos.
Que la luz de Cristo simbolizada en el cirio pascual no se apague nunca de nuestros corazones, que estén siempre encendidos de su amor para que seamos una lucerna colocada en lugar alto para ser vista por todos, no encendamos esa luz en nosotros para tenerla escondida, que se vea, que la vean los que buscan y prefieren la oscuridad del pecado, que se den cuenta que la vida no son las tinieblas, la vida es la luz, la luz es Cristo, la luz es la presencia de un Dios vivo en nosotros, en nuestro corazón, en nuestra Comunidad, en la Asamblea Cristiana. ¡Cristo vive! Y vive en nosotros, con nosotros, para nosotros. Vivamos nosotros con Él, por Él y para Él.



Resumen de esta noche:

En la oscuridad de la noche, ante la soledad del sepulcro, en medio del abandono de los hombres surge LA LUZ. Luz que es vida, es fuego, es iluminación, es certeza, es seguridad.

En la angustia de este día de soledad y de silencio, resuena en medio de la comunidad cristiana LA PALABRA, Esa Palabra ya anunciada desde antiguo, esa Palabra Encarnada, la palabra que nos sigue iluminando y nos adoctrina, que nos da esperanza e ilusión y que llena nuestra vida, esta noche es una noche de escucha de esta Palabra y abrirnos a ella con renovada espera, aguardando la gran dicha, el encuentro con el Resucitado.

Recordamos los hechos: Cristo muere en la Cruz y es depositado en el sepulcro y cierran la entrada, pero ante este sepulcro cerrado se da EL GRAN ANUNCIO. Cristo ha resucitado, ha vencido a la muerte, es nuestra esperanza, podemos alcanzar la VIDA, vida después de la muerte.

Por eso, por lo que el Resucitado obra en nosotros acogemos en esta gran noche que ante el desierto y la sequedad de nuestras vidas Dios nos da EL BAUTISMO. La Vigilia Pascual es bautismal, la renovación de las promesas del Bautismo, donde profesamos y reafirmamos nuestra fe, junto al agua bendita que recibimos en la aspersión sean nuestro reencuentro con nosotros mismos, con lo que somos, cristianos, con el compromiso adquirido con nuestro bautismo, reencuentro con la Iglesia a la que pertenecemos, reencuentro con los hermanos que la formamos. No somos cristianos aislados, individualistas, somos Comunidad de Fe y de amor, fe porque somos creyentes, amor porque compartimos unos con otros lo que de Dios hemos recibido.

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