domingo, 1 de noviembre de 2015

COMO DIOS MANDA.







Según nos enseñaron de niños en la CATEQUESIS hay catorce obras de MISERICORDIA: 7 corporales y 7 espirituales.

Cuando en las obras de Misericordia corporales, en la 7ª decimos: “Enterrar a los difuntos”. Y en la 7ª obra de Misericordia de las espirituales decimos: “Rezad a Dios por los vivos y por los difuntos”, no estamos sacando la conclusión de que cuando se nos muere un familiar, un amigo, vamos al entierro y nos desentendemos de él, ya no existe. No, estamos ligados de por vida a aquellos que nos han precedido, que se han sacrificado por nosotros, que nos han dejado su vida, su amor, su amistad.

Por eso hoy vamos al cementerio, y llevamos flores, y limpiamos el panteón, pues no es una devoción, es un deber, una obligación, nuestra conciencia nos obliga a eso y a más, a una oración, un responso, un recuerdo puestos en la presencia de Dios por ellos, con la esperanza que algún día otros hagan lo mismo por nosotros.

Unas fotos del panteón de los Frailes Dominicos de Granada donde Alejandro y yo hemos estado esta mañana para limpiar y poner flores frescas.

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