jueves, 13 de septiembre de 2012

A las Hermandades de Semana Santa del Realejo, principalmente a las Hermandades de la Humildad y de la Cena de Santo Domingo:





Queridos hermanos.
La voluntad divina ha querido traer de nuevo, después de cinco años, mis pasos por estas tierras granadinas. Creo sinceramente que es su voluntad y no capricho alguno el que esté nuevamente en Granada. Y entre otros servicios a la Comunidad Parroquial estará como antaño, mi servicio desde la dirección espiritual de las Hermandades de la Humildad y de la Cena, aunque siempre dispuesto de ayudar en lo que sea preciso a la Archicofradía del Rosario y a la Hermandad del Rosario en sus Misterios Dolorosos, que forman la gran familia cofrade de esta señera iglesia de Santo Domingo de Granada.
Este reinicio empezará este mismo sábado a las 13 horas con la celebración solemne de la Eucaristía en honor de Nuestra Sra. De la Soledad, que su Hermandad tendrá en devoto besamanos antes de la Misa.
El momento en que vivimos nos obliga a tener conciencia de que es apremiante, y todos los actos y devociones de nuestras Hermandades han de llevarnos a aumentar nuestra fe, al mismo tiempo que hacer una criba interna de ella, para apartar de nosotros todo lo que pudiera ser meramente superficial, y vivir  en unión a Cristo siguiendo únicamente su Evangelio, luchando con ahínco por ser auténticos hermanos y mostrando nuestra hermandad desde el respeto de unos a otros y desde el amor fraterno.
Una Hermandad es una familia, una Comunidad de hermanos que se aman y se necesitan mutuamente, y precisamente se unen con el propósito de ayudarse los unos a los otros para hacer el camino del Evangelio y llegar con más seguridad al encuentro con el Eterno Padre cuando Él estime llamarnos a su Gloria.
Por tal motivo en estos días cuando la Iglesia se prepara para vivir el Año de la Fe, que cada uno de nosotros individualmente y en hermandad vivamos nuestra fe con intensidad y con sinceridad, sabiéndonos muy necesitados de ella, y con corazón  sincero digamos al Señor con mucha frecuencia: “Señor, creo, pero aumenta mi fe”
No obstante que seamos conscientes de que una fe sin obras es una fe muerta, y que en los tiempos que vivimos es primordial que atinemos, ante una comunidad mundial incrédula y pasota de todo lo que tiene que ver con Dios y con la Iglesia, y sepamos con nuestras acciones hacer presente a Cristo en medios de ella, de este mundo concreto, y que como cofrades cada uno con un aspecto concreto de esa Pasión Salvadora de Cristo, no dejemos que se pierda el recuerdo de su amor, de su entrega y de su muerte por toda la humanidad.
Que nuestros Sagrados Titulares: el Cristo de la Humildad, la Soledad de Nuestra Señora, La Santa Cena, Nuestra Madre de la Victoria intercedan por nosotros para que estos anhelos sean una realidad palpable.
Unas letras de agradecimiento por el apoyo recibido durante estos últimos cinco años en Málaga, a la Comunidad Parroquial, a la Congregación de MENA, a la Hermandad de la Humillación y Nuestra Señora de la Estrella, a la Hermandad del Cristo del Perdón y Nuestra Señora de los Dolores (del Puente) y a la Archicofradía del Rosario.
Que seamos cristianos en común unión fraterna y que oremos los unos por los otros. Que Dios os bendiga.

Granada, 13 de Septiembre de 2012.

Fr. Francisco E. García Ortega, O.P.  


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