sábado, 3 de noviembre de 2012

DEL EVANGELIO DE ESTE DOMINGO:


Sólamente una persona que ama y ama mucho puede realizar una obra tan grande como la que realizó Santo Domingo de Guzmán.

 “En aquel tiempo un letrado se acercó a Jesús y le preguntó: - ¿Qué mandamiento es el primero de todos? Respondió Jesús: - El primero es: "Escucha Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser". El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". No hay mandamiento mayor que éstos. El letrado respondió: - Muy bien, Maestro; tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios. Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: - No estás lejos del Reino de Dios. Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas”.

Un hombre se acercó a Jesús para pedirle opinión, quería saber, pero también quería enterarse de cómo pensaba Jesús, quería examinar su pensamiento, su manera de ver a Dios. La pregunta es sobre cuál era el mandato más importante de la Ley de Moisés que los judíos justos, buenos, los cabales debían cumplir.
 Jesús le respondió: “Ama a Dios con todo tu corazón y al prójimo como a ti mismo.
Eso es lo que Dios desea, y es lo más importante en la vida de un buen judío”. Y esto es lo que desea para un buen cristiano, un cristiano que se precie de ser cristiano de verdad, de corazón.
No es buen cristiano el que está sólo apegado al cumplimiento de las leyes, no, y no es que el cumplimiento de las leyes sea malo, pero una ley sin una persona detrás de ella no tiene sentido, o dicho de otra manera, quien da sentido a esa ley es la persona, es el ser humano, y cada persona y cada situación de esta puede hacer muy variable una misma ley. No es la ley, no es el cumplimiento, es el amor, el amor a la PERSONA HUMANA, el amor a DIOS, el amor a las cosas, la clave es esta, el AMOR, para la ley, para la vida, para el hombre, para la CREACIÖN entera, es el amor que pongo a las cosas, en las cosas, el amor en mi vida, en mi mundo, en mi Iglesia, en mi sociedad.
Si mi amor es mezquino (caso de tantos fariseos) mi vida como persona, como hijo de un Dios que es AMOR, es una vida mezquina, pero si mi amor es sincero entonces mi vida es una vida santa, plena, entera, rebosante, fuerte.
Que seamos capaces de amar a Dios y al prójimo con la entereza del amor que manifestó en su vida Nuestro Señor Jesús.

Ella, que es Madre del Amor dado con generosidad es modelo de amar para nosotros los cristianos.

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