miércoles, 28 de noviembre de 2012

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO (Ciclo C):


Desde el Convento de la Santa Cruz de Granada, desde la sacristía de esta Iglesia de Santo Domingo, de los Padres Dominicos, un saludo para todos los lectores de "el Duende del Perchel" y mis mejores deseos de un progreso espiritual en este tiempo del Adviento que ahora comenzamos para vosotros.



Del santo Evangelio según San Lucas 21,25-28.34-36

En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: "Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustias de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación." "Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por la preocupaciones de ka vida, y venga aquel Día de improvisto sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre."

La vida en ocasiones trae consigo situaciones muy difíciles, muchas veces son situaciones dolorosas, que nos desgarran el corazón. En estos momentos el Señor nos dice: “Tened ánimo, levantad la cabeza, se acerca vuestra liberación”. Si os llegan a vosotros estos males, estas situaciones “no tengáis miedo ni perdáis la confianza en mi”. El Señor nos anima y nos dice: “Yo estaré con vosotros", estará a nuestro lado, para ayudarnos, para que caminemos juntos y junto a Él y para darnos fuerza.
Nos anima para que estemos despiertos y bien espabilados y así podamos permanecer unidos a Él.

En la experiencia que tenemos en nuestros días ante la crisis económica, los rostros de dolor e impotencia ante el hecho de quedarse sin la casa de las ilusiones, de la familia, sin el hogar, el recinto casi sagrado donde cada familia fragua el mañana, pero que esta crisis laboral ha echado por el suelo miles de proyectos, miles de anhelos, de ilusiones, de esperanzas quedan baldíos. Y aquí cobran fuerza las palabras, estas palabras del Señor. “Permaneced en mí”, esta permanencia en el Señor la lograremos estando en VELA, estando vigilantes, en oración, atentos sí a los problemas y situaciones de conflicto de la vida, pero no dejando que estas situaciones nos opaquen la realidad divina, pues corremos el riesgo de quedarnos con nuestras penas, embotados en ellas y no hacer nada por nuestra liberación, por nuestra salvación.
Cuando empiece a suceder esto, nos dice el Señor, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
 En este preciso momento de la historia, es sumamente necesario que pongamos en práctica los dones del Espíritu; El Don de la fe, (estamos en el año de la FE) que dé sentido a nuestras vidas de cristianos. El don de la esperanza, para que permanezcamos firmes y no nos dejemos derrotar. Y el Don de la Caridad, para que seamos solidarios unos con otros (ese dicho: hoy por tí, mañana por mí).
Tenemos un programa de Adviento que es progresivo, para ir creciendo durante este tiempo y animando nuestra vida a la luz de la Palabra de Dios, que nos ha de ir iluminando, para que viviendo la cercanía de los Sacramentos de la Iglesia, seamos conscientes de nuestro momento y vigilantes permanezcamos unidos a Él, que es nuestro Señor y nuestro Guía. El modelo de la Nueva humanidad, lo que un día seremos, libres ya de tanta penuria y tanta desdicha, pero que en lo que llega no olvidemos que se acerca nuestra liberación y que son tiempos de vigilancia para no equivocar el camino.


Es triste, pero es la realidad, el estar con Él nos obliga a acoger la CRUZ de cada día con amor, a cargar con ella y a seguirle paso a paso, pero con la diferencia que Él estará a nuestro lado cuando nuestra cruz se torne sumamente pesada y nuestras fuerzas nos abandones, al contrario de Él, que en su pasión solo encontró un pobre cirineo que obligado por el Centurión le ayudó en parte a cargar con la suya.

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