viernes, 19 de junio de 2015

Comentario a las lecturas del Domingo XII del tiempo ordinario. Ciclo B.






Tanto la primera lectura como el Evangelio de Marcos de este domingo nos traen el tema del MAR, el mar es misterio, es una fuerza que se escapa a las posibilidades del hombre, pese a los avances de la humanidad el hombre no es capaz de conquistar la fuerza que encierra el mar, por eso es vista como misterio, como presencia del mal, como fuerza incontrolable por el hombre.

El tema del Evangelio sin duda alguna es un tema de gran actualidad, tanto de Dios como Padre y creador del hombre o de Jesús nuestro Redentor, se ha dicho mucho en los últimos tiempos sobre su “ausencia”, ¿acaso está Dios dormido?. La situación que vivimos en estos días en Siria y países cercanos nos hace pensar ¿como puede Dios tolerar unas matanzas tan numerosas y tan seguidas de buenos cristianos que no hacen otra cosa que cumplir con los preceptos de Dios en medio de un mundo que le es hostil y margina por su fe, por creer en Jesús y seguirle de corazón?.

Esa “alarma” de los Apóstoles en la barca sacudida por las olas no es otra que la que muchos experimentan en nuestra actualidad, en el plano político, económico, social, religioso, familiar, incluso en todo plano humano e institucional, todo parece estar totalmente revuelto, sacudido por el oleaje, al borde del abismo. Y mientras tanto muchos se preguntan ¿Qué hace Dios?, ¿Dónde esta Dios?.

Pero no es una cuestión de “ausencia de Dios”, la cuestión es el “alejamiento de Dios por parte del hombre”. No es Dios el que está dormido, es el hombre el que no está totalmente despierto, el que le vacila su fe, el que duda y no termina de aclarar sus ideas,  en medio de este mar embravecido que vive la sociedad y la misma Iglesia tenemos que ser conscientes que aquel que puede calmar el oleaje y darnos seguridades está con nosotros, está en nosotros, puede actuar –si le hacemos sitio- desde nuestro propio corazón. Que no nos falte la fe.

Quizás la solución nos la brinda la segunda lectura, esa solución –como siempre- es Cristo, no el mero cumplimiento de unas leyes, unos preceptos o mandamientos, es más profundo que ese cumplimiento, es Jesús, su persona, su fuerza, su gracia que actúa en nosotros, que todo lo cambia, todo lo transforma, todo lo hace nuevo, también a nosotros si nos dejamos modelar por él que es el alfarero y nosotros somos el barro. Como pasa siempre Él ya ha hecho su parte, la pelota está pues en nuestro campo, somos nosotros quienes tenemos que hacer la jugada, a nosotros nos corresponde dar pasos decididos y en buena dirección, será buena dirección si con confianza caminamos hacia él, caminamos con él y no siguiendo el rumbo que marca nuestro mundo que nos enloquece y lleva en mil direcciones. El es la seguridad para nuestro camino hacia la salvación. Confiemos plenamente en ÉL y no vacilemos.

1 comentario:

  1. La Liturgia de la Palabra nos habla de la Omnipotencia de Dios frente a nuestra debilidad humana.Job, atribulado le pide explicaciones a Dios, casi blasfema; y, el Señor se le muestra como lo que es: Creador y Dueño; Señor del mar que Él contiene dentro de unos límites determinados y prefijados y, al le da órdenes y le obedece.Si le habla a Job de su poder y de su grandeza infinita es para que comprenda que el hombre no puede investigar a Dios pidiéndole cuentas de lo que hace. Job, hombre justo, se retracta, pide perdón porque reconoce, al fin el señorío de Dios y, como un buen hijo, se abandona en los brazos del Padre y, comienza a confiar en Él y a amarlo.

    Ahora, es de noche, estamos en la barca y parece que se va a hundir.Jesús nos acompaña, pero está dormido; parece que no le importara nada que pereciéramos. La barca ya se anegaba; Pedro lo despertó y Él volviéndose al mar, con un ¡calla, enmudece!, el viento amainó y vino la bonanza. Ahora, los Apóstoles están sobrecogidos y atemorizados porque lo contemplaron profundamente dormido, como un hombre y, de repente le ven haciendo cosas imposibles para un hombre...Pero ellos ya le habían visto hacer muchos prodigios y aún
    no tenían fe...

    También nosotros al ver sufrir a los hermanos, en nuestra gran impotencia nos preguntamos:¿ En dónde está Dios? Dios está siempre con su Iglesia; pero Él no se despierta para hacer milagros ni tenemos que pedírselo; sí tenemos que pedirle que nos ilumine por dentro para que sepamos descubirlo en medio de las adversidades, en nuestros corazones iluminados, en los que resucita todos los días si lo buscamos y lo acogemos.

    Intenté personalizar el Blog de la Virgen del Rosario en el cual tengo muchas aportaciones, con el fin de que lo sigan en la Parroquia para apuntar los acontecimientos que surjen ; pero parece muy difícil...¡Imposible..!!

    Un abrazo con la ternura de Jesús Resucitado. MªJosé Bermúdez

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