martes, 2 de junio de 2015

MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS:





Hemos terminado el mes de Mayo, tradicionalmente dedicado a la Santísima Virgen María. El mes de Junio siempre ha sido dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. ¿Qué implica esta popular devoción al Sagrado Corazón de Jesús?, en primer lugar un gran amor al Señor, a Jesús. Yo siempre desde niño he estado “marcado” por estas dos devociones, la de María y la del Señor, en casa no había mucho espacio para cuadros, pero en el dormitorio de mis padres sí que estaban dos grandes cuadros uno del Corazón de María y el Sagrado Corazón de Jesús. De niño tanto en Mayo como en Junio poníamos flores al altarcito que hacíamos con los cuadros para destacar nuestro amor al Señor y a su santa Madre.

En segundo lugar esta devoción al Sagrado Corazón de Jesús va más allá de un altar o de una imagen, es la confianza que yo como cristiano tengo depositado en su corazón, es el agradecimiento a su amor, un amor que se da, se deja traspasar por mí, un amor que por más amor que podamos tener al Señor no podremos nunca igualar, él se da totalmente, nosotros sí nos damos, pero dejamos en nuestro corazón muchos anclajes que son nuestros y que nos cuesta desprendernos de ellos, dejamos en nosotros mucho de lo estrictamente “mío” que nunca pasa a ser “nuestro”, no tenemos esa generosidad heroica como es la suya.

Para visualizar ese auténtico CORAZÖN de Jesús antes tenemos que saber visualizar el corazón del hombre, ese corazón del prójimo, el corazón del hermano, el corazón del amigo e incluso aprender a visualizar, para amar perdonando, ese  corazón del enemigo ¿o no es eso lo que hizo Jesús y nos ha enseñado hacer?.

Quisiera en este mes animar a mis lectores a aumentar la confianza en el Señor, una confianza que prospera cada vez que somos capaces de reposar nuestro corazón en el corazón de Cristo, solamente ahí seremos nosotros auténticos, pues en el CORAZÓN DE JESÚS tenemos que poner nuestra vida, para que sea una vida auténtica, nuestros anhelos y preocupaciones, nuestros dolores, esos sufrimientos que a muchos nos llegan con la edad, en los tiempos jóvenes no hay padecimientos generalmente, por eso tenemos que tener al corazón acostumbrado a confiar, amar, esperar en quien todo lo puede y agradecer a quien todo lo da. Él se da.

Así, este mes y siempre, podremos dirigir al Señor esa jaculatoria que es válida para todos y para todo tiempo y lugar: “Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío”.

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