sábado, 30 de mayo de 2015

EL PAPA FRANCISCO PREPARA CON ESMERO EL AÑO DE LA MISERICORDIA:





Para ello quiere que nos centremos en tres pilares fundamentales de lo que es la Misericordia: 1º Las Obras de Misericordia que recordamos del catecismo, que son:

7 Corporales:

Visitar y cuidar a los enfermos.
Dar de comer al hambriento.
Dar de beber al sediento.
Dar posada al peregrino.
Vestir al desnudo.
Socorrer a los pobres.
Enterrar a los difuntos.

7 Espirituales:

Enseñar al que no sabe.
Dar buen consejo al que lo necesita.
Corregir al que está en error.
Perdonar las ofensas.
Consolar al triste.
Sufrir con paciencia los defectos de los demás.
Rezar por los vivos y por los difuntos.

El 2º pilar fundamental es el Sacramento de la Reconciliación, la confesión, donde el sacerdote tiene que mostrar la misericordia de Dios, no es un juez que juzga y menos condena, es Cristo perdonando y amando. Por eso ha dada su vida por nosotros, para mostrarnos su amor, cercanía, compasión. Su misericordia. El hombre, y menos el sacerdote, no pueden menospreciar esta Misericordia del Señor, tenemos que hacerla cercana, palpable, hacerla viva.

El 3º de estos tres pilares es La Peregrinación. Recobrar en la Iglesia el sentido de la peregrinación, no hace falta que sea a Santiago, a Roma o a Tierra Santa, puede ser a un Santuario cercano, lo cierto es que seamos conscientes que el cristiano es un peregrino que camina todos los días a una Patria definitiva que es el CIELO. Las peregrinaciones nos ayudan a descubrir el valor de nuestro cotidiano peregrinar. En el camino ayudamos al otro y en el camino experimentamos la gracia de ser ayudados por los demás, nos necesitamos todos, nadie puede ser excluido, todos somos necesarios.

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