miércoles, 9 de noviembre de 2016

HOY CELEBRAMOS LA DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE SAN JUAN DE LETRÁN. LA CATEDRAL DE ROMA.



Ciertamente es una gran Basílica, preciosa, una joya. Pero la grandiosidad de una Basílica, una Catedral, un templo hermoso como este nuestro de Santo Domingo de Granada no está en sus piedras, sus vitrales, sus columnas, su estilo, su antigüedad, sus retablos, cuadros y murales, no está en sus tesoros si es que los tiene o si es el templo entero un gran tesoro, esa grandiosidad radica en los hombres y mujeres que viven su fe dentro de sus muros, los hombres y mujeres que son los TEMPLOS VIVOS que el Señor quiere, como también quiere que nos esforcemos en tener limpia nuestra alma, morada de Dios en nuestra “casa” y tenerla bien iluminada con la lámpara de las buenas acciones y una vida santa y sin tacha alguna, que ciertamente alumbre a aquellos que nos ven y nos vigilan, que puedan decir de nosotros que nos amamos, que amamos a nuestro prójimo, que somos buenos, compasivos y misericordiosos como el Señor lo es para con nosotros.

No nos quedemos en lo superficial, en los exvotos, en el simple arte de los Templos, eso está bien para el turista ateo, nosotros fijemos más la vista en nuestro interior que en las maravillas hechas por el hombre aunque estas sean preciosos templos llenos de arte y riqueza. La gloria más grade del Señor no es estar en un valioso Sagrario, joya de un buenísimo orfebre, la gloria de Dios es estar en tu corazón, morar en ti,  que tu hagas de ti mismo esa preciosa joya donde Dios habite en ti y así cuando partas de esta vida tu puedas habitar en su casa por días sin término.


Que Dios te bendiga.

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