jueves, 6 de marzo de 2014

PRIMER DOMINGO DE CUARESMA. CICLO A




Lectura del santo evangelio según san Mateo 4,1-11:

En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. 
El tentador se le acercó y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes.»
Pero él le contestó, diciendo: «Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios."» 
Entonces el diablo lo lleva a la ciudad santa, lo pone en el alero del templo y le dice: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: "Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras."»
Jesús le dijo: «También está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios."» 
Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y, mostrándole los reinos del mundo y su gloria, le dijo: «Todo esto te daré, si te postras y me adoras.»
Entonces le dijo Jesús: «Vete, Satanás, porque está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto."» 
Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían.


Este domingo 1º de cuaresma nos presenta las tentaciones de Jesús. Tentaciones que no nos sorprenden en absoluto, pues por desgracia son las nuestras, son las tentaciones de nuestra triste humanidad.
Ansiamos de manera desordenada en la vida lo fácil, lo gratuito, lo que menos nos cuesta, y luchamos por ello. Nos gusta el aplauso, el reconocimiento, el ser admirados y también anhelamos con locura lo que nos puede llevar al poder y a la gloria del mundo.
Pero Jesús nos llama a adentrarnos en el desierto de nuestra alma y examinarnos, hacer un buen examen de conciencia y cambiar nuestra vida.
Recuerdo haber escuchado esta historia: “Unos niños caminan por un bosque muy alto, y encuentran junto a un gran árbol un huevo. No sabiendo que hacer con él uno de los niños coloca el huevo en la puesta que está calentando una de las gallinas del corral. Pasado el tiempo rompen los huevos y nacen los polluelos.
Todos son iguales menos uno, que es muy raro, muy diferente… este crece triste toda su vida por verse distinto y feo comparado a sus hermanos. En ocasiones ve el vuelo del águila y envidia su majestuosidad, su poder, su grandeza, pero es un pollo raro. Así transcurre su vida, sin saber que era un águila que por cobardía, por timidez nunca fue capaz de alzar el vuelo”.
Cristo nos invita a alzar el vuelo, a ser valientes, a no tener miedo. No somos lo que somos, somos lo que podemos llegar a ser, no nacimos para el mundo, nacimos para otra vida, otro mundo, otro cielo, no nos quedemos aquí por no atrevernos a lanzarnos a volar.

Que el lastre de las tentaciones fallidas no nos impida aprender a romper las cadenas que nos esclavizan y alzar el vuelo hacia Dios que siempre espera con los brazos abiertos nuestro regreso a la Casa del Padre.

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