Una vida sembrando Evangelio.
Las calles del Realejo están gastadas con caminatas de amor y de misericordia. Los años pasan y envejecen a las personas, en los años que yo llevo viviendo en Granada, seis, he visto recorrer estas calles muchas veces al Padre Gonzalo, repartiendo comida para los pobres, visitando a los enfermos, dando consuelo a quien lo necesitare.
En este último año, ya, con sus 87 años el caminar por el claustro del convento me recordaba un poco al rachear del costalero sacando el Misterio del Templo de Santo Domingo, pero el peso de estos años no apagaron su vida, pues una vida vivida así no se apaga, se prolonga, no puede tener un fin. La muerte es solo para el que no tiene esperanza.
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Los años pasan, pero su recuerdo permanece. Desde el cielo el Padre Gonzalo intercederá por todos nosotros. En el tiempo que es tantas veces como paja que el viento esparce y desaparece, la memoria, mi memoria sigue recordando miles de detalles de su vida, vida que conocí parcialmente incluso antes de conocerle físicamente, ya que en Jerez, cuando llegué finalizando el año 1999, ayudé al P. Pedro Riesco con todo el proceso de los Dominicos mártires en Almagro durante la Guerra Civil , y el testimonio que aportara el P. Gonzalo desde su propia vivencia era algo impresionante, difícil de expresar aquí, en estas líneas.
Luego, más adelante ya en Granada, él, animado por su familia y por la Comunidad publicó sus Memorias en un entrañable libro, que me fue dictando a ratos y mientras yo escuchaba y escribía, muchas veces le interrumpía haciéndole preguntas que el me aclaraba y contaba muchas otras cosas que no están escritas en su libro, pero si aún en mi memoria.
Tanto en el proceso de los Mártires de Almagro como en el escrito de su libro fueron muchas las lágrimas que en silencio caían por mi mejilla, como queriendo escapar de la vista del P. Riesco en lo relacionado del proceso de los Mártires como en sus relatos y aclaraciones en la publicación de su libro.
Me alegra saber que el tiempo no borra su memoria, que sigue presente en mi corazón, como está en el corazón de tantos granadinos, y como está presente en el corazón de su familia, de los hermanos y muy especialmente en Álvaro y Jesús, sus sobrinos, que más compartieron con nosotros en sus visitas al Convento de la Santa Cruz de Granada.
_____________________________________________________Desde Granada, la Archicofradía del Rosario nos recuerda:
Si hay una persona indispensable en la historia de la Archicofradía del Rosario de las últimas décadas es el P. Gonzalo Pérez Lobato, sacerdote dominico nacido en 1920 y que falleció en nuestra ciudad el 22 de Marzo de 2007, al cumplirse cuatro años de su muerte nos reuniremos para honrar su memoria y pedir por su eterno descanso con una Eucaristía el próximo miércoles día 23 a las ocho de la tarde.
El P. Gonzalo, nació en Justel, provincia de Zamora y obispado de Astorga el 15 de febrero de 1920, muy pronto su familia se estableció en el cercano municipio de Moratones de Vídriales, en octubre de 1931 ingreso en el Seminario Menor de Rosinos de Vídriales, en 1932 conoció a un padre dominico que buscaba vocaciones y en septiembre de 1933 llego al convento dominicano de Almagro, donde continuo los estudios preparatorios para tomar el habito dominicano, que estaba previsto tomar en septiembre de 1936.
Sin embargo el 18 de julio estalla la guerra civil y nuestro P. Gonzalo, que tenia 16 años es hecho preso mientras son martizados varios frailes del convento de Almagro. Tras ser conducido a Madrid, fue llevado, junto con otros compañeros, a diversos pueblos de Valencia, para terminar de enfermero en el hospital internacional de Onteniente.
En medio de la guerra, de las penalidades, de persecución de la fe cristiana, el rezo diario del Santo Rosario, fue el único medio de mantener viva la vocación, terminada la contienda civil, y sufrir una grave enfermedad, el 14 de septiembre de 1941 toma el habito dominicano y comienza el noviciado. En 1947 es ordenado sacerdote. En 1969 llega a Granada como administrador del Colegio Mayor y en 1978 es nombrado coadjutor de la parroquia y un año después en 1979 fue nombrado Padre Director de esta Archicofradía. Tras la jubilación continuo en la parroquia, llevando Caritas Parroquial, atendiendo a las Comunidades Neocatecumenales, visitando enfermos y siendo director de la Archicofradía del Rosario.
Esta Archicofradía nunca puede dejar de dar gracias a Dios por haber tenido como Padre Director a un dominico ejemplar en todos los aspectos y que tanta huella a dejado entre los fieles no solo de la feligresía de Santo Domingo, sino de la ciudad entera.
Asimismo informamos que el pasado sábado falleció el Sr. mayordomo D. Antonio Jesús López Suarez, que recibió sepultura el domingo. Se avisara la fecha del funeral.
Un cordial saludo.
Alejandro Corral Labella
Área de Comunicaciones
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