LOS
BUENOS Y LOS MALOS:
Los
profesionales que no valen un duro y los que merecen un monumento, en
todos los campos de nuestra sociedad te encuentras a diario con esta
gente, que aprendes a amar e incluso, si no fuera por la fuerza de la
FE y las enseñanzas del Evangelio, a odiar.
Cada
uno tenemos nuestras experiencias. Depositas toda tu confianza en
estas personas y a la larga te traicionan.
Abogados
que miran para su bolsillo, Sacerdotes que sólo piensan en ellos,
Médicos que están más por las fiestas que por su trabajo,
enfermeras que más parecen aquellos antiguos sargentos del tiempo de
la dictadura, en fín, una auténtica lástima, y más cuando vivimos
en una sociedad que de nada sirve recurrir, no sea que entonces la
injusticia de la justicia de nuestro país te pueda aplastar como
una cucaracha.
Recuerdo
cuando yo contaba con 16 años tenía un problema en la mano derecha,
en el mismo lugar donde la mano se dobla, y acudí al médico, éste
me mandó operar, algo sencillo, la operación en la misma consulta
del prestigioso cirujano del Doctor de Valdecilla en Santander, éste
Doctor estaba acompañado de dos estudiantes de medicina, uno un
hijo suyo y el otro un compañero, el Doctor explicaba con todo
detalle a los estudiantes como tenía que hacerse la operación, al
poco tiempo de empezar la operación llamaron al médico, este salió
pero antes dio la orden a su hijo de que continuara él, que esto era
una operación sin importancia.
Después
de ese día ¡cuanto sufrimiento y cuantos dolores a consecuencia de
esa operación!. Ya viviendo en Villava (Navarra) acudí a
consecuencia de los dolores en la mano derecha a un prestigioso
médico del Hospital de Navarra, cuando en compañía de otros don
Doctores me examinó la mano me dijo literalmente: “¿Quien ha sido
el animal que te ha hecho esa operación? Hay que denunciarle”,
cuando le dije quién había sido me dijo, “olvidate de denunciar,
es íntimo amigo de Franco” Han pasado ya muchos años, y con el
cambio del tiempo vienen aún los dolores a mi mano derecha.
Recientemente,
a finales de marzo o primeros de abril llevaba yo muchos días con un
fuerte dolor en el pecho, acudí un lunes a urgencias en Málaga y le
conté los síntomas al joven médico que me atendió. Éste me
comentó que había que acudir a un Cardiologo, para descartar un
posible problema del corazón, el Cardiologo vio bien todo lo que
había mandado hacer el joven Doctor pero dijo: “para descartar una
posible angina de pecho manda que le hagan una eco”, y así me
quedé esperando. En ese momento fue el cambio del turno de los
médicos, y el que vino después descartó la eco y me mandó a casa
no sin antes recordarle yo que el Cardiologo me había mandado hacer
la eco, pero él dijo que no era necesario, que no tenía nada del
corazón, que serían gases.
Justamente
a la semana siguiente, el mismo domingo por la noche después de
cinco latigazos fuertes en el corazón, me dio el infarto masivo. El
cardiologo que me atendió me dijo, “que pena que no te mandaran la
semana pasada hacerte una eco, habrían detectado la angina de pecho
que te dio el domingo pasado, ya que con el Electro solamente es
difícil ver”.
Gracias
a Dios queel médico del día del infarto, a pesar de su juventud sí
sabía lo que tenía que hacer y lo hizo, pero... ¿qué hacer con
los que no hacen lo que tienen que hacer?