miércoles, 28 de noviembre de 2012

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO (Ciclo C):


Desde el Convento de la Santa Cruz de Granada, desde la sacristía de esta Iglesia de Santo Domingo, de los Padres Dominicos, un saludo para todos los lectores de "el Duende del Perchel" y mis mejores deseos de un progreso espiritual en este tiempo del Adviento que ahora comenzamos para vosotros.



Del santo Evangelio según San Lucas 21,25-28.34-36

En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: "Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustias de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación." "Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por la preocupaciones de ka vida, y venga aquel Día de improvisto sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre."

La vida en ocasiones trae consigo situaciones muy difíciles, muchas veces son situaciones dolorosas, que nos desgarran el corazón. En estos momentos el Señor nos dice: “Tened ánimo, levantad la cabeza, se acerca vuestra liberación”. Si os llegan a vosotros estos males, estas situaciones “no tengáis miedo ni perdáis la confianza en mi”. El Señor nos anima y nos dice: “Yo estaré con vosotros", estará a nuestro lado, para ayudarnos, para que caminemos juntos y junto a Él y para darnos fuerza.
Nos anima para que estemos despiertos y bien espabilados y así podamos permanecer unidos a Él.

En la experiencia que tenemos en nuestros días ante la crisis económica, los rostros de dolor e impotencia ante el hecho de quedarse sin la casa de las ilusiones, de la familia, sin el hogar, el recinto casi sagrado donde cada familia fragua el mañana, pero que esta crisis laboral ha echado por el suelo miles de proyectos, miles de anhelos, de ilusiones, de esperanzas quedan baldíos. Y aquí cobran fuerza las palabras, estas palabras del Señor. “Permaneced en mí”, esta permanencia en el Señor la lograremos estando en VELA, estando vigilantes, en oración, atentos sí a los problemas y situaciones de conflicto de la vida, pero no dejando que estas situaciones nos opaquen la realidad divina, pues corremos el riesgo de quedarnos con nuestras penas, embotados en ellas y no hacer nada por nuestra liberación, por nuestra salvación.
Cuando empiece a suceder esto, nos dice el Señor, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
 En este preciso momento de la historia, es sumamente necesario que pongamos en práctica los dones del Espíritu; El Don de la fe, (estamos en el año de la FE) que dé sentido a nuestras vidas de cristianos. El don de la esperanza, para que permanezcamos firmes y no nos dejemos derrotar. Y el Don de la Caridad, para que seamos solidarios unos con otros (ese dicho: hoy por tí, mañana por mí).
Tenemos un programa de Adviento que es progresivo, para ir creciendo durante este tiempo y animando nuestra vida a la luz de la Palabra de Dios, que nos ha de ir iluminando, para que viviendo la cercanía de los Sacramentos de la Iglesia, seamos conscientes de nuestro momento y vigilantes permanezcamos unidos a Él, que es nuestro Señor y nuestro Guía. El modelo de la Nueva humanidad, lo que un día seremos, libres ya de tanta penuria y tanta desdicha, pero que en lo que llega no olvidemos que se acerca nuestra liberación y que son tiempos de vigilancia para no equivocar el camino.


Es triste, pero es la realidad, el estar con Él nos obliga a acoger la CRUZ de cada día con amor, a cargar con ella y a seguirle paso a paso, pero con la diferencia que Él estará a nuestro lado cuando nuestra cruz se torne sumamente pesada y nuestras fuerzas nos abandones, al contrario de Él, que en su pasión solo encontró un pobre cirineo que obligado por el Centurión le ayudó en parte a cargar con la suya.

martes, 27 de noviembre de 2012








UN “ADVIENTO POBRE” NO TIENE QUE SER UN “POBRE ADVIENTO”

Unidos desde nuestra pobreza a Cristo y a los hombres:
En este año de crisis económica bueno es recordar los principios de nuestra Iglesia, y yo como dominico, los de mi propia Orden, que con la viveza de la fe, desde la pobreza evangélica, nuestro Padre Santo Domingo nos alentó a preparar una morada a Cristo Redentor en nuestro Corazón.
Pues ¿Qué otra cosa es el Adviento, sino prepararnos para el Nacimiento del Señor?, o ¿Qué manera de preparar esa venida del Señor sería sin antes limpiar bien primero nuestra “casa” de toda suciedad para que cuando Él llegue la encuentre bien dispuesta?.
La Iglesia ve en Santo Domingo de Guzmán un hombre de Dios, luchando en su vida para hacer que los días de los cristianos sean siempre un “advenimiento” de este Redentor a nuestras propias vidas. Un advenimiento diario, pues necesitamos en todo tiempo y lugar estar bíen dispuestos para esperar su venida. Advenimiento porque no sabemos el día y la hora en el que el Señor nos mande llamar y si estaremos o no con la preparación adecuada para nuestro encuentro con Él.
La sabiduría de nuestra madre la Iglesia nos pone estos tiempos fuertes para que seamos capaces de romper con el peligro que supone para el cristiano la dichosa rutina, y viviendo el día a día de nuestra vida, nos abramos a Cristo el Señor que viene, que ya está con nosotros, que habita en el corazón sencillo y humilde que hace de su interior ese “pesebre de Belén” para acogerle sin el frío gélido de aquellos habitantes de la Ciudad de David, que sumergidos en su propia vida y sus propias preocupaciones se les “escapó” la oportunidad de recibir en sus casas y en sus corazones al niño Dios encarnado y llamando a sus puertas desde la desesperación de un padre José y una madre María que veían en sus propias carnes la desazón de un mundo egoísta que solamente mira hacia dentro, sin ser conscientes de lo que sucede a su alrededor.
Por tal motivo, las órdenes religiosas y la misma Iglesia nos aconsejan a vivir la vida más hacia los demás, y no encerrados en nosotros mismos, siendo conscientes de las circunstancias que vive nuestro mundo y siendo solidarios con ellas.
Esa pobreza evangélica no conlleva renunciar a todo, sino más bien a saber vivir desprendido de las cosas, tengas más o tengas menos, para así agradar a Dios.
Se puede dar el caso que una persona muy rica sea capaz de vivir la pobreza evangélica, y una muy pobre, desde su egoísmo sea incapaz de lograr los frutos espirituales que pudiera conseguir si tuviera un corazón desprendido en vez de miserable.
«Santo Domingo y sus frailes, queriendo imitar la vida de los Apóstoles, los cuales sin oro ni plata ni dinero anunciaban el reino de Dios, propusieron, conforme a las exigencias del apostolado de su época, no tener posesiones ni rentas ni dinero y, a la vez que se predicaba el mensaje evangélico, se mendigase cada día el pan de la comunidad. Esta fue la pobreza apostólica en los principios de la Orden y este espíritu debe inspirarnos en conformidad a las diversas circunstancias de tiempo y lugares» (LCO, n. 30).
«Escuchando al Señor que dice: "Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres, y luego vente conmigo" (Mt 19, 21), nosotros hemos decidido ser pobres realmente y de espíritu para que, mientras nos esforzamos en liberar a los demás de la esclavitud de la riqueza y orientarlos a los bienes celestiales, nosotros mismos venzamos la codicia, conformándonos a Cristo que, siendo rico, por nosotros se hizo pobre para que nosotros con su pobreza nos hagamos ricos» (Cf. 2 Co 8,
Vivamos con alegría esta riqueza que es para todos nosotros este tiempo litúrgico del Adviento, este tiempo si tiene que destacar por algo ha de ser por un progresivo esfuerzo, que iluminados por Dios y por su Palabra, vaya encendiendo en nuestras almas la antorcha de la fe.

Este progreso se ve plasmado en la Corona del Adviento, que simboliza el avance en nuestro camino hacia la Navidad, hacia Dios con nosotros.

La Corona de Adviento: En la Navidad, entre otras cosas y detalles suelen adornarse las casas con coronas floridas y hermosas colocadas en puertas y paredes, para que destaque la alegría de las fiestas. En el Adviento ya empezamos a vivir la Navidad, que llega pero que aún no, por eso se coloca una corona verde y cuatro cirios, de colores distintos, Cada semana se va encendiendo un cirio, significando que el avance de nuestra preparación para la Navidad ha de ser pausado pero progresivo, no de un tirón, y sí cada día avanzando algo, hasta llegar a la gran fiesta de la Navidad.
Amigos míos, que este anhelado progreso en este año de la FE se de en cada uno de ustedes, de vosotros, y nos conduzca a todos a esa plenitud que solamente el hombre puede alcanzar cuando está radiante del esplendor de Cristo en nuestra vida.


Que tengais un feliz tiempo del ADVIENTO.

sábado, 24 de noviembre de 2012

HERMANDAD DE LA HUMILDAD DE GRANADA


Yo en la sacristía del Convento de la Santa Cruz de Granada.



Comienzan las clases de Formación en la Hermandad de la Humildad
 
 Granada, 23 de Noviembre de 2012.
Temas:
El Año de la Fe (1ª Parte) dado por Paco (Vocal de Formación de la Hermandad)
 y
El Concilio Vaticano II dado por el P. Pachi. (Consiliario de la Hermandad).

En Internet, para quienes no tienen el libro del Concilio podéis conseguir las principales CONSTITUCIONES. DELCARACIONES Y DECRETOS del mismo "pinchando" en cada uno de los documentos:

Documentos del Concilio Vaticano II
Constituciones
Declaraciones

Decretos

Hacemos una llamada a todos los hermanos de esta Hermandad del Señor de la Humildad y Nuestra Señora de la Soledad para que participen en las charlas de formación, cuya temática es la siguiente:

1.     Año de la Fe (1ª parte)  y Concilio Vaticano II.
2.     La Orden de Santo Domingo en Granada.
3.     Como debe comportarse una Hermandad en la calle.
4.     El año de la Fe (2ª parte)
5.     Tengo una pregunta para usted [1]

Para Terminar quiero agradecer la mucha participación este viernes en la primera charla de Formación Cofrade, y desear que esta participación siga creciendo. Nos urge la formación, si no hay conocimiento no puede haber enamoramiento, no podemos decir que amamos a Cristo si no conocemos su Palabra, no podemos enamorarnos de nuestra Iglesia, si desconocemos sus enseñanzas, y mucho menos, no podemos ni siquiera pensar que la Iglesia necesite un tercer Concilio, si desconocemos totalmente el Concilio Vaticano II.
También, como recordamos en el dialogo del viernes pasado, tenemos que reconocer que los cristianos de a píe tenemos poca formación, no podemos quedarnos con los conceptos que aprendimos de niños en la catequesis, eso nos sirvió para prepararnos para recibir los Sacramentos, pero no es suficiente para prepararnos para vivir una vida comprometida con Cristo y con el Evangelio y con la Iglesia.


[1] Pon Internet los Hermanos de la Cofradía harán las preguntas que deseen y que más inquietud les motiven y luego el Vocal de Formación y el Consiliario seleccionarán para dar respuesta en una Mesa Redonda en la Casa de Hermandad.

El Beato Juan XXIII en la inauguración del Concilio Vaticano II.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

JESUCRISTO: REY DEL UNIVERSO






EL DÍA DEL SEÑOR

Lectura del santo Evangelio según San Juan 18, 33-37

En aquel tiempo, preguntó Pilato a Jesús: –¿Eres tú el rey de los judíos?
Jesús le contestó: –¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?
Pilato replicó: –¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí: ¿Qué has hecho? Jesús le contestó: –Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.
Pilato le dijo: –Conque, ¿tú eres rey? Jesús le contestó: –Tú lo dices: Soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.

Este Domingo cierra el año litúrgico con la festividad de Cristo Rey del Universo, ahí es ná, Rey del Universo. ¿Pero qué rey? ¿Qué estilo de rey? ¿Qué clase de reinado nos presenta o nos ofrece?.
 Desde luego no al estilo de los reyes que conocemos o de esos reyezuelos que han adornado la historia de nuestras tierras con sus hazañas, batallitas, aventuras y desvaríos. Cristo es Rey, poro su reino no es de este mundo, como nos dice el Evangelio de este Domingo. Su reino está en el corazón del ser humano, en lo más intimo de cada uno de nosotros, ahí lo tenemos que descubrir, ahí nos encontramos con Cristo Rey, Cristo Señor, Cristo Centro de nuestras vidas.
Pero Cristo nunca se sentó en un trono, ni de oro ni de plata ni siquiera de madera, el trono que asumió como propio para Él fue la CRUZ, sí, ese leño odiado y temido por muchos, Esa cruz que fue vergüenza y necedad para los incrédulos, pero que para nosotros ha sido causa de recibir gracia tras gracia. La Cruz que está expuesta como tronco seco pero que da fruto que salva, al contrario de aquel árbol verde repleto de fruto pero que fue la causa del tropiezo y caída de la humanidad.
Hace ya bastantes años que un dominico holandés pintó este cuadro de este cristo roto y retorcido que ciertamente repele, así lo sintieron los feligreses de la  Parroquia de la Santa Cruz de Bayamón, tanto espanto causó que el Cardenal Luís Aponte Martínez mandó a los Dominicos retirar de la iglesia el cuadro. Una pena, pues ¿cómo quedó Jesús después de su crucifixión?, ¿que apariencia pensamos que podía tener?. No, para nuestros ojos acostumbrados a ver tanta estampita acalamerada de un Cristo dulzón incluso en la misma CRUZ no nos agradará esta pintura, pero esta pintura representa al Cristo Rey del Universo en su muerte de Cruz, el mismo Cristo que “dibuja” con sus palabras el Profeta en “ese Siervo doliente” y esta pintura nos enseña el tipo de “Rey” que es Él, el tipo de reinado que nos ofrece.
No nos asustemos, pero el que quiera TENER PARTE en este reino de Jesús tiene que sacrificarse, tiene que crucificarse en esa misma cruz, tantas cosas… tenemos que crucificarnos todos un poquito cada día; sí, para poder llegar purificados de esas cargas vanas de la vida al REINO DE AMOR, DEL MISMÍSIMO CORAZÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. DE ESTE JESÚS DE MISERICORDIA, Y si hay que retorcerse en el intento, tendremos que retorcernos.
Que descubramos de verdad ese Reino de Jesús desde el amor a su Sagrado Corazón, que es fuente, manantial de agua viva, vida para todos los que nos nutrimos con los Sacramentos que administra nuestra Madre la Iglesia y no olvidar nunca descubrirle sobre todo desde el amor a nuestro prójimo, viendo en el hermano el rostro de Jesús.


FIESTA DE SANTA CECILIA, VIRGEN Y MARTIR


SANTA CECILIA, LIENZO DEL MONASTERIO DE LAS MADRES CALATRAVAS DE VILLIMAR (BURGOS) COLOCADO EN LA SALA DE VISITAS DE DICHO MONASTERIO.



SANTA CECILIA:

Cristiana desde muy niña consagró a Cristo su virginidad, pero sus padres, como era costumbre en su época, dispusieron se casara con Valeriano, ella aceptó con la esperanza de poder convertir al que sería su Esposo al cristianismo, y así lo hizo, ayudada por el Obispo Urbano, y así poder mantener su virginidad..
Su esposo convertido al cristianismo convierte a la fe a su hermano Tiburcio y en el año 178 en la persecución de Marco Aurelio son degollados los hermanos y a Santa Cecilia la martirizan en su casa (como preferencia por la familia ilustre a la que pertenecía).
Su cuerpo fue depositado en las Catacumbas de San Calixto y en el siglo IX su cuerpo incorrupto es trasladado a un templo construido en su honor: de Santa Cecilia in Trastévere de Roma.
Desde aquellos años hasta nuestros días ha gozado de gran veneración y ha estado muy presente su fiesta en la liturgia de la Iglesia.

sábado, 17 de noviembre de 2012

EL FINAL DE LOS TIEMPOS.....




Evangelio de este domingo de la trigésima tercera semana del tiempo ordinario del ciclo “B”:


En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: - En aquellos días, después de una gran tribulación, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los ejércitos celestes temblarán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, del extremo de la tierra al extremo del cielo. Aprended lo que os enseña la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan yemas, sabéis que la primavera está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes de que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán. El día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.

Estamos llegando al final del tiempo litúrgico que está a punto de acabar y empezar uno nuevo con el inicio del Adviento, y como todos los años las lecturas de la Misa Dominical nos hablan del fin de los tiempos.
En la vida todo es un proceso de vida y muerte. Lo viejo tiene que terminar y dar paso a lo nuevo. Este tiempo llegará a su fin, entonces Jesús aparecerá en gloria y majestad y juzgará al mundo. Aquellos que han vivido de acuerdo a la VERDAD pasarán a la gloriosa eternidad, los que le han rechazado, los que han cerrado su corazón a la gracia del Espíritu Santo, aquellos que no le han querido recibir en el templo de su corazón serán condenados.
Pero el hecho de que la liturgia nos presente este tema del fin del mundo, no es ese el pensamiento o la preocupación que ha de “atormentar” nuestra existencia. Eso que ha de suceder con este mundo nuestro también antes tiene que suceder con cada uno de nosotros, también nuestro cuerpo mortal ha de pasar por ese proceso de vida, muerte, vida. Estamos llamados a vivir como aprendizaje para experimentar la Eternidad a la cual estamos destinados por un Dios que es Creador y Padre y lleno de AMOR, y esa inmensidad de Amor de este nuestro Dios no podía quedar encerrada en ese divino corazón, sino que tenía que prolongarse a su obra creadora, y de toda esa maravillosa obra creadora a la humanidad, a cada uno de nosotros creados por Él a su IMAGEN Y SEMEJANZA.
Por eso preocupémonos más en el día a día, en como vivo hoy el Evangelio de Jesús, en como va ese “termómetro” que mide mi capacidad de amar, de amar a Dios y de amar al prójimo, para cada día poder experimentar en nuestro corazón la muerte a nuestros egoísmos y miserias y la resurrección a la Divina Gracia que Dios en Jesús derrama en nuestras vidas desde los Sacramentos del Redentor que la Iglesia guarda, atesora y administra para nuestro regocijo y salvación.


EL DULCE NOMBRE DE JESÚS

Imagen del Dulce Nombre de Jesús, de la Iglesia de Santo Domingo de Granada, atribuida a Torcuato Ruíz del Peral (1706-1773)
 La devoción al Dulce Nombre de Jesús en Andalucía (en Archidona concretamente) podría datarse perfectamente en el año de 1547, puesto que ya para entonces era norma obligada en la Regla de los Dominicos, según Bula de Gregorio X dada en el año 1274 el II Concilio de Lyón, que les obligaba a tenerle una especial veneración y a levantarle en cada uno de sus conventos una Capilla para su Culto.
S.S.Pío IV (1559-1565) una vez finalizado el Concilio de Trento, publicó la Bula "Iniuctum Nobis" fechada el 13 de abril de 1564, mediante la que autorizó y puso bajo su protección a todas las cofradías del Dulce Nombre, aprobando sus constituciones y pasando  a ser Pontificias Archicofradías del Dulce Nombre de Jesús.
S.S. Pío V (1566-1572) mediante la Bula “Decet Romanum Pontificem” fechada el 21 de junio de 1571, confirmó y autorizó la creación e institución de estas cofradías "en la Iglesia Universal, a la religión de la Orden de Santo Domingo".
 S.S. Gregorio XIII (1572-1585) confirmó sus privilegios, e instituyó la fiesta del Santo Rosario, cuya devoción ya habían predicado los Dominicos.
Al comenzar el pontificado de S.S. Sixto V (1585-1590) y con fecha de 20 de junio de 1586, una cédula dada en Roma facultaba al Dominico P. Alejandro Revi del Convento de la Orden de Predicadores de Archidona para la fundación de varias Cofradías de ese nombre, entre ellas la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús de la vecina ciudad de Antequera. ("Efemérides Históricas de Málaga y su Provincia" de Díaz Escobar y Díaz Serrano).
Imagen del Dulce Nombre de Jesús de la Iglesia Parroquial de Santo Domingo de Málaga, talla de Juan Vega, de hace unos años.

Hace ya mucho tiempo, siglos, el Papa dio a nuestra Orden la devoción al Dulce Nombre de Jesús, que desde la Archicofradía se venera en todo el mundo, allí por donde la Orden ha pasado, con un propósito: Orar para contrarrestar el daño que hace a nuestro mundo las blasfemias contra el nombre de Dios. Hoy tenemos que añadir también las mentiras y leyenda negra contra la Santa Madre Iglesia, que aunque como hombres que somos no estamos exentos de pecados y de escándalos, los que así actúan nunca opacarán a la inmensa mayoría de fieles cristianos que relucen por su santidad de vida, por su entrega a Dios y a la Iglesia y por su amor y dedicación a un trabajo constante por el bien social, como Santa Isabel, Reina de Hungría, cuya fiesta hoy celebramos. Una cosa será el socialismo, pero otra muy distinta es el trabajo social que la Iglesia siempre ha desarrollado y sigue en nuestros días por medio de Manos Unidas, Caritas, Vera Paz y tantas ONGs que tiene por todo el mundo, dependientes de diversas Ordenes y Congregaciones Religiosas, y por el trabajo fiel y solidarios de miles y miles de Parroquias, con sus comedores sociales, y su amor a esta pobre humanidad.
¡Dulce Nombre de Jesús, perdona y protege a los que te aman y a los que te odian en este mundo!


miércoles, 14 de noviembre de 2012

EN TI CONFIAMOS, SEÑOR



El Evangelio de hoy, que trata de la curación de los diez leprosos no deja de sorprenderme, ciertamente es una narración muy triste, y es triste porque da pena que el hombre sea tan ingrato en su diario vivir.
Aquí tenemos a diez leprosos que confían, creen, acuden a Jesús, y mira, quedan limpios, el acudir a Él les ha curado la lepra. Pero ¿y la gratitud?, ¿no se supone que los diez fuesen agradecidos de aquel que ha hecho tanto por ellos?.
No cambiamos. Somos iguales, o peor. Sabemos y decimos siempre que el pecado es la lepra del alma, y ahí está Jesús, con un corazón tan grande que siempre está dispuesto a perdonar, a borrar nuestras miserias, a curar nuestra lepra, a arrancar de cuajo las cadenas de nuestra esclavitud, de nuestra servidumbre, a hacernos LIBRESSSSS. 




Pero a pesar de saberlo, nuestra ingratitud pasa por ignorarlo, por hacernos los locos, por reconocer que de ese corazón traspasado brota ese divino manantial de gracia tras gracia que es la vida Sacramental, pero que vamos dejando a un lado y aunque nos vemos destrozados por la lepra de nuestras miserias ya ni nos molestamos en gritar: “Señor, apiádate de nosotros”, nada, nos acostumbramos a vivir embarrados y despreciamos EL AGUA VIVA que nos habría de lavar, de purificar, de sanar.
Señor, te hemos hecho altares, te hemos dado culto, te hemos erigido REY pero a nuestro estilo y nos hemos olvidado de que tu reinado no es de este mundo, que tu reinado está principalmente en el corazón del sencillo, del humilde, del que es capaz de negarse, del que deshecha de su corazón el orgullo, la vanagloria, la vanidad, el creerse gran cosa.
Ayúdanos pues a ser mansos y humildes de corazón para asemejarnos a ti, para ser agradecidos y para amarte en los que sufren, en los pobres, en los marginados, en los despreciados de este mundo consumista y adorador del poder y del capital.




sábado, 10 de noviembre de 2012

ENSEÑANZA DOMINICAL DE LA ESCUELA DE AMOR DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO:


Mis abuelos maternos, que como la viuda de este Evangelio vivieron pobremente y supieron dar a Dios lo mejor de sus vidas y su entrega generosa al servicio del templo parroquial y de los pobres más pobres.



Del Evangelio de este domingo: (11/11/12)

Lectura del santo Evangelio según San Marcos I2, 38-44.

En aquel tiempo [enseñaba Jesús a la multitud y les decía:
–¡Cuidado con los letrados! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas con pretexto de largos rezos. Esos recibirán una sentencia más rigurosa.]
Estando Jesús sentado enfrente del cepillo del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos les dijo:
–Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el cepillo más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.

Jesús más que advertirnos nos está enseñando la manera de hacer práctico el mandamiento del AMOR, el amor a Dios y el amor al prójimo. Este relato Evangélico nos muestra a una mujer pobre, carente de bienes materiales, pero con una riqueza espiritual inmensa, está repleta de ese amor al Dios del amor que quiere los corazones de los hombres. Ella no tiene mucho para dar, pero sí ha querido hacer algo aún más importante que el dar, que es DARSE, se da a Dios con generosidad, con corazón libre, con alegría, por tal motivo no tiene reparo alguno en sacar su pañueluco y vaciar su contenido en el cepillo de las ofrendas para Dios, para su Señor, para aquel que nos colma de gracia y de ternura, para quien es capaz de llenar plenamente el corazón del hombre, para un Dios misericordioso que rebosa todas las expectativas y deseos de aquellos que creen en Él, que le aman y que ponen en Él su confianza, dejando que lo demás, lo que aspiremos, o necesitemos, nos llegará por añadidura.

¿Dónde estamos nosotros?, ¿En qué lugar de este Evangelio nos encontramos?. Son muchos los que buscan arrimados a la Iglesia prestigio, poder, el placer de verse encumbrados, admirados, respetados, queridos, honrados… Por desgracia estos tales ya han recibido su paga, ya están repletos, satisfechos, rebosantes, llenos de ego. Pero no, el CRISTIANO DE VERDAD no ha de ser así. El cristiano tiene que amar el SERVIR, el DARSE sin condiciones, sin miramientos, sin medida alguna. El cristiano que quiera ser del grupo de Jesús ha de descubrir en su corazón y tener en su voluntad las palabras de Cristo: El que quiera ser grande entre vosotros, que sea servidor de todos, el que quiera ser primero, que sea ultimo”.

El Padre Gonzalo Pérez Lobato, con su padre (en la silla de ruedas) y Fr. Quirico, que no escatimaron esfuerzos en tiempos complicados de la posguerra, trabajando en el campo para que a los aspirantes a la Orden de Almagro no les faltara algo de comida en el plato cada día. Ellos son ese ejemplo de la viuda pobre y del Evangelio hecho vida, así lo hicieron, hasta la muerte. Murieron con las botas puestas.

sábado, 3 de noviembre de 2012

DEL EVANGELIO DE ESTE DOMINGO:


Sólamente una persona que ama y ama mucho puede realizar una obra tan grande como la que realizó Santo Domingo de Guzmán.

 “En aquel tiempo un letrado se acercó a Jesús y le preguntó: - ¿Qué mandamiento es el primero de todos? Respondió Jesús: - El primero es: "Escucha Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser". El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". No hay mandamiento mayor que éstos. El letrado respondió: - Muy bien, Maestro; tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios. Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: - No estás lejos del Reino de Dios. Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas”.

Un hombre se acercó a Jesús para pedirle opinión, quería saber, pero también quería enterarse de cómo pensaba Jesús, quería examinar su pensamiento, su manera de ver a Dios. La pregunta es sobre cuál era el mandato más importante de la Ley de Moisés que los judíos justos, buenos, los cabales debían cumplir.
 Jesús le respondió: “Ama a Dios con todo tu corazón y al prójimo como a ti mismo.
Eso es lo que Dios desea, y es lo más importante en la vida de un buen judío”. Y esto es lo que desea para un buen cristiano, un cristiano que se precie de ser cristiano de verdad, de corazón.
No es buen cristiano el que está sólo apegado al cumplimiento de las leyes, no, y no es que el cumplimiento de las leyes sea malo, pero una ley sin una persona detrás de ella no tiene sentido, o dicho de otra manera, quien da sentido a esa ley es la persona, es el ser humano, y cada persona y cada situación de esta puede hacer muy variable una misma ley. No es la ley, no es el cumplimiento, es el amor, el amor a la PERSONA HUMANA, el amor a DIOS, el amor a las cosas, la clave es esta, el AMOR, para la ley, para la vida, para el hombre, para la CREACIÖN entera, es el amor que pongo a las cosas, en las cosas, el amor en mi vida, en mi mundo, en mi Iglesia, en mi sociedad.
Si mi amor es mezquino (caso de tantos fariseos) mi vida como persona, como hijo de un Dios que es AMOR, es una vida mezquina, pero si mi amor es sincero entonces mi vida es una vida santa, plena, entera, rebosante, fuerte.
Que seamos capaces de amar a Dios y al prójimo con la entereza del amor que manifestó en su vida Nuestro Señor Jesús.

Ella, que es Madre del Amor dado con generosidad es modelo de amar para nosotros los cristianos.