“DAD A DIOS LO QUE ES DE DIOS Y AL CESAR LO QUE ES DEL CESAR”
Este domingo ya de por sí es
peculiar, celebra la Iglesia la Campaña del DOMUND, un compromiso de toda la
Iglesia, por vocación cristiana, a ser parte de las misiones, hoy muy especialmente
desde nuestras oraciones y con nuestra limosna. Anunciar el Reino de Dios no es
hacer una campaña para comprar Biblias y Catecismos, que sí son necesarios,
pero para poder llevar a los pueblos del tercer mundo la Palabra de Dios, esta
tiene que ir envuelta en unas condiciones humanas y sociales dignas, a un niño
desnutrido, sin pan, sin agua no se le puede hablar de Dios si no es dándole una
vida más digna y la comida necesaria para sobrevivir, lo demás vendrá por
añadidura.
Yo soy el Señor y no hay otro, y
este Dios que anuncia Isaías a Ciro es el Dios que nos anunció a cada uno de
nosotros Jesús nuestro Redentor. También él nos ha marcado, nos ha puesto una
insignia, una cruz en la frente, en el pecho, en el corazón que nos identifica
con los seguidores del Evangelio y nos transforma a cada uno de nosotros en
predicadores de su Palabra para llevar a todas las partes del mundo el anuncio
del Reino, pero un anuncio personalizado, concreto, de persona a persona, mirándoles
a la cara, contemplando sus realidades, sus necesidades, sus vidas. Así el
Señor se acerca a la gente de nuestro mundo y de nuestro tiempo a través de
cada uno de nosotros, no importa que estemos a miles de kilómetros de
distancia, si a uno de los pequeños de Dios les llega, aunque sea, un baso de
agua fresca en un día caluroso, esto no quedará sin recompensa. No es necesario
estar en la Misión en primera fila, eso ciertamente tiene mucho mérito, tiene
mucho valor, es más que dar de lo que uno tiene, los misioneros se dan ellos
mismos por la causa del Evangelio, pero ellos sin un ejército de retaguardia que
les suministren lo que necesitan, poco pueden hacer, por eso tu aportación es
tan valiosa a la hora del anuncio de la Buena Nueva.
Pablo a los Tesalonicenses como a
nosotros que nos esforzamos en cumplir con la voluntad de Dios y el compromiso
del anuncio del Reino nos desea GRACIA y PAZ. Este agradecimiento de Pablo a
las Comunidades cristianas de Tesalónica es idéntico al agradecimiento de los
cristianos que reciben nuestra ayuda, cercanía y consuelo, un corazón
agradecido nos fortalece en la fe y nos hace ser con mucho mejores testigos del
Evangelio de Jesús. Con nuestras obras reafirmamos nuestra FE.
El Evangelio de Mateo nos habla
de esa pregunta con trampa que los fariseos presentan a Jesús sobre si es o no
lícito pagar el impuesto al Cesar. La respuesta de Jesús no podría ser otra que
“DAR A DIOS LO QUE ES DE DIOS Y AL CESAR LO QUE ES DEL CESAR”. La cuestión es
que damos nosotros, que aportamos a nuestra sociedad y que aportamos a Dios, si
ciertamente hay un equilibrio entre lo uno y lo otro. Curiosamente cada domingo
cuando se recoge la colecta que se hace en las celebraciones de las misas lo
que más abundan son las monedas de menos valor. No podemos tener un corazón
mezquino para Dios, en el Antiguo Testamento se daba para Dios el diezmo y las
primicias, ¿Qué le damos nosotros?, pero también cabría que nos preguntáramos ¿Qué
espero yo de Dios, que me puede dar si a Él le doy con corazón mezquino las
migajas que caen de mi mesa?.
Hermanos queridos, que la Palabra
de esta semana os conforte y ayude y que tengáis un feliz Domingo, día del
Señor, en verdad gracia y paz para todos vosotros, que Dios os bendiga siempre.