viernes, 24 de abril de 2015

Comulgar con dignidad:







Creo que desgraciadamente hablamos mucho de cosas que no son transcendentales y sin embargo, de cosas de suma importancia, como es las maneras y formas de comulgar y de dar la comunión en las celebraciones de la Eucaristía hablamos demasiado poco.

Es urgente que los fieles pongan todos sus sentidos a la hora de ir a recibir al Señor en la Santa Comunión, que lo hagan con dignidad, con respeto, con veneración, no reciben cualquier cosa, es el Señor, es Cristo vivo, su fuerza, su gracia, su divinidad; no, no se le puede recibir de cualquier manera.

Y si es en la mano ya que te puedo decir, muchas veces da pena, si, lástima y hasta vergüenza ajena  ver como cogen al Señor y literalmente marchan con él para recibirlo de camino a su sitio en el templo. Que falta de respeto, que poca consideración, cuanta ignorancia, pero también cuanta ofensa al Señor Sacramentado que viene para vivificar nuestras vidas y parece que no sabemos ni lo que hacemos ni lo que recibimos.

Pero hay más, también se nota en muchos Ministros que dan la comunión una grave falta de fervor, de espiritualidad, de respeto; lo hacen como si de repartir caramelos se tratara, falta dignidad, falta solemnidad, amor al Señor. No hay que tener tanta prisa, al anunciarlo: “El Cuerpo de Cristo” hay que mostrar al Señor, hay que esperar para que el que lo va a recibir pueda decir "AMÉN" hay que depositarlo en la boca o en la mano, en este caso colocando la mano correctamente, la mano izquierda encima de la derecha, para luego con la mano derecha llevar la Sagrada Comunión a la boca y ha de ser comulgado frente al sacerdote. Algunos incluso te lo quitan de la mano cuando lo estás mostrando, otros ponen sus dos manos juntas dificultando así la manera de comulgar y de evitar que caigan al suelo partículas.

Pongamos todos mucho más de nuestra parte para poder vivir los Sacramentos de nuestra fe con amor y con conciencia. Es Cristo que viene a nosotros y somos nosotros quienes hemos de recibirle con el cariño y la dignidad que se merece.

Comunión en la boca

Comunión en la mano

jueves, 23 de abril de 2015

IV DOMINGO DE PASCUA. Ciclo B.



Monseñor Cirarda entrando en Santander en su toma de posesión como Obispo y Pastor de la Diócesis.


 

«Yo soy el buen pastor y conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí»

 

Este conocimiento de Dios implica “Amar”, es un conocimiento que ama, es algo fácil de entender, una pareja se conocen, y cada vez que se adentran en ese conocimiento mutuo va creciendo en ellos el amor, se hace cada día más grande hasta que deciden poder vivir toda una vida el uno con el otro. Dios conoce al hombre y su amor es fiel, es total, es gratuito. Lo mismo que el amor de Cristo el buen Pastor, que nos conoce por nuestro nombre, para él no somos un número, una partida de bautismo, somos nosotros, soy yo con mis logros y mis fracasos, con mis pecados y mis virtudes y aún y con eso Él me ama, a pesar de eso me ama, opta por mí, apuesta por mí, derrama su sangre por mi amor, sale en mi defensa hasta dar la vida por la confianza que me tiene, por el amor que me profesa. Es un amor personal y concreto, un amor real y está palpitante en las lecturas de este domingo IV de Pascua.

 

Este amor de Dios al hombre es novedoso en el cristianismo. Dios se relaciona con el hombre y el hombre concreto se relaciona con Dios. La base de esa relación es el amor que dios tiene a cada una de sus criaturas, no a la “masa” de la creación, a todos, sí, pero concretamente a cada uno de nosotros hasta conocernos y llamarnos por nuestro propio nombre.

 

Y este amor no decae a pesar del fracaso del hombre, ni siquiera a pesar de la traición (primera lectura) Jesús, según nos narra Pedro, sigue amando a aquellos que le entregaron a la muerte y les ofrece su amor y su amistad. Está en ellos responder de igual manera o negar el amor al Señor. Pero un corazón agradecido por todo lo que Dios ha hecho por nosotros no puede por menos que responder con amor a quien por amor ha salvado del pecado y de la muerte. A pesar de nuestros desconocimientos, ignorancias, egoísmos, a pesar de todo sabemos como nos dice Juan en la segunda lectura: “Queridos: ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es”.

 

Damos gracias a Dios por la confianza que Jesús infunde en nuestros corazones al decirnos que “cuando viene el lobo él no nos abandona, al contrario, sale en nuestra ayuda, no huye. A él si le importa su rebaño, si nos ha dispersado él nos reúne, nos agrupa en la Comunidad, en la Iglesia, él nos lleva de la mano a la Iglesia”.

 

También nos advierte de que no seamos egoístas y que no cerremos las puertas “del redil” a otras ovejas dispersas o dispersadas, que también son de su rebaño, son de él y él intentará atraerlas, no pensemos que tenemos la exclusiva del Señor, no. No somos ni más importantes que otros ni mejores o peores que otros que no están en el rebaño, él llama a todos pues a todos ama y no quiere que ni una sola de las ovejas se pierda. Pero hay más: si por casualidad una se pierde va a buscarla y no encontrará descanso hasta que la encuentre y traiga a la seguridad de su corral. 

 

miércoles, 22 de abril de 2015

Dios juzgará con justicia.





“Teman en Sión los pecadores,
y un temblor agarre a los perversos:
¿Quién de nosotros habitará un fuego devorador,
quién de nosotros habitará una hoguera perpetua?

El que procede con justicia y habla con rectitud,
y rehúsa el lucro de la opresión,
el que sacude la mano rechazando el soborno
y tapa su oído a propuestas sanguinarias,
el que cierra los ojos para no ver la maldad:
Ese habitará en lo alto,
tendrá su alcázar en un picacho rocoso,
Con abasto de pan y provisión de agua”.

De laudes de esta mañana. Si meditáramos con profundidad los Salmos y toda la Palabra de Dios, el mundo alcanzaría una sabiduría tal que la vida podría ser muy distinta a como por desgracia es para muchas personas.

martes, 21 de abril de 2015

¿Qué está pasando en nuestro MUNDO?





Es una pregunta que nos hacemos con frecuencia, en lo político, en lo social, en lo económico, incluso o sobre todo en lo religioso, aunque en esto todo el mundo opina, pero pocos son los que lo viven, pero lo cierto es que algo pasa.
La pérdida de valores tiene mucho que ver en los acontecimientos de nuestro alrededor, ya que esta carencia daña el SER hombre, el ser persona, el ser civilizado…
Cuando yo era niño había pobreza por todos los rincones, pero había valores, hoy abundamos en todos los sentidos pero escasean los valores, ¿el remedio?. Habría que buscar muy atrás, algo se ha ido perdiendo; empezar por la familia, la educación, las instituciones. Pero es urgente hacer algo. Alguien tiene que empezar, de lo contrario caminamos hacia el precipicio, nuestra sociedad se estrellará en alguna parte de su camino por la vida.
Quizás el remedio sea ser más humildes, no querer abarcan el MUNDO entero, no querer solucionar los problemas de todo este mundo confuso y con sentido común empezar a mejorar uno mismo, resaltar con MI VIDA los valores para que viéndome otros aprendan, ser cada día mejor para que otros aprendan a mejorar, ser más solidario, más cercano al caído, al afligido, al que sufre. Recordemos que una palabra puede convencer pero un ejemplo puede arrastrar.
Otra solución está en la FE, tenemos que tener más, mucha más fe en Dios que todo lo puede, y confiar más en Él, tenemos que orar más y orar mejor para que nuestro mundo cambie. Son tantos los frentes de batalla que difícilmente el hombre pueda solucionar los problemas del mundo por sí solo, pero si nos unimos en la oración nuestro clamor será escuchado.
Avivemos pues nuestra fe en Dios y así se fortalecerá nuestra esperanza de que podemos cambiar, de que nuestra humanidad puede mejorar, de que nuestro mundo no está destinado a la guerra, al abismo, a la muerte, optemos por la vida, la vida es esperanza, es amor, es confianza, es cambio. La vida se regenera ella sola. La muerte ya hace dos milenios que fue derrotada.

viernes, 17 de abril de 2015

VOSOTROS SOIS TESTIGOS DE ESTO



DOMINGO 3º DE PASCUA. CICLO B.


La 1ª lectura:

“Y nosotros somos testigos”. Es la confirmación de la fe que con sus palabras hacen los Apóstoles ante los israelitas que se admiran al ver que Pedro, en nombre de Cristo, hace andar a un paralítico postrado que le pide limosna, es la confianza en el Maestro que les ha enseñado a poner su corazón en Dios y no en los hombres o en las cosas, es también la certeza en la Palabra encarnada, en Jesús, el que murió colgado en un madero y que ha resucitado para la salvación del mundo.
Nosotros, Cristianos del este sigo XXI tenemos que pedir siempre con humildad al Señor que aumente nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad, que seamos capaces de salir de nosotros mismos para entregarnos a ese “plan de salvación” que tiene Jesús para todos sus seguidores, salir de nuestro egoísmo, de nuestro entorno, de nuestras miserias, salir de nuestro “YO” para encarnarnos en el OTRO. Tenemos que aprender a ver el rostro des resucitado en ese otro que sufre, que está enfermo, que está postrado en el suelo y necesita escuchar como el postrado en Jerusalén: “…lo que tengo te doy, levántate y anda”.

La 2ª Lectura:

“Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero. En esto sabemos que le conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo le conozco» y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él”.

La MISERICORDIA del Señor la descubrimos en el confesionario, si no pasamos por él no estaremos acostumbrados a su acción constante, a su obrar en el corazón, a trasformarnos, a ser buenos, a mejorar en la vida, a poner todo de nuestra parte para cambiar
Si no buscamos la GRACIA de Dios, si nos conformamos a vivir en pecado, si no luchamos diariamente para mejorar interiormente estamos dando juego al mal y nuestra vida queda al descubierto ante la luz del que resucitó para salvarnos del pecado entonces nos alejamos de la VERDAD de DIOS. Solo con esta VERDAD de DIOS seremos libres, sólo en la verdad de Dios seremos creíbles.

El Evangelio:

Vosotros sois testigos de esto”: Somos testigos de su Palabra y esta palabra nos da vida en Él, nos identifica con Él, nos une a Él.
Cuando se presentaba resucitado en medio de los suyos Él siempre les decía: “Paz a vosotros”, cuando viene a nosotros en el sacramento de la Eucaristía nos llena de su paz, nos da la paz, una paz abundante que se desborda en nuestro interior, una paz que viene a nosotros para ser compartida, para ser dada con la misma generosidad que Cristo nos su paz, una paz que se tiene que sentir para poder vivirla y que se tiene que trasmitir a los demás porque no es nuestra, es para todos.
No tengamos miedo, Creamos en Dios, creamos en Jesús, otros, que nos precedieron también dudaron, y pudieron ver sus píes y manos taladrados, pudieron ver su costado abierto por la lanza, nosotros no lo vemos físicamente, pero creemos en los Apóstoles, testigos directos de esto y creemos en el resucitado, dador de vida y de la Gracia. Que nos dejemos impregnar de esta gracia divina para que nunca nos falte la ve, y para ser hoy testigos del Resucitado. Los que testificamos su triunfo ante la muerte y su victoriosa resurrección.

miércoles, 1 de abril de 2015

EL TRIDUO PASCUAL: JUEVES SANTO, VIERNES SANTO Y LA VIGILIA PASCUAL.




TRIDUO PASCUAL:



JUEVES SANTO:

La liturgia:
Recordamos esta tarde festiva y gozosa la Institución de la Eucaristía. Jesús quiso quedarse él mismo como Sacramento de salvación para todos los hombres. Este deseo de Jesús, según nos narra la misma Palabra de Dios, cuando lo expresó el Señor a muchos alejó, pues es complicado de entender. “El que no como mi carne y bebe mi sangre no tiene vida en mí”, “Mi carne es verdadera comida, mi sangre es verdadera bebida”.

Si no nos acercamos a este Sacramento no podemos decir que somos del Señor, que estamos con él, para estar con él y él esté en nosotros tenemos que participar de la COMUNIÓN, tenemos que recibir su Cuerpo y Sangre, tenemos que comulgar. Pero no de cualquier manera, tiene que haber en nosotros una actitud humilde al acercarnos a él. Esa actitud queda plasmada también en esta tarde en el lavatorio de los píes. Una lección de servicio, el hombre que sirve al prójimo con actitud humilde ese agrada al Señor, “El que se humilla será ensalzado, el que se ensalza será humillado”.

En esta celebración destaca el lavatorio de los píes. Con este gesto el Señor nos indica cual ha de ser nuestra actitud ante el Sacramento de la Eucaristía y ante la vida misma, no podemos ir de sobrados, para acercarnos a Dios tenemos que ir de sencillos, de poquita cosa, pues sólo Él es Señor, sólo Él llena todas las cosas, llena nuestro mundo. Nos hacemos grandes en la medida que voluntariamente nos empequeñecemos, en la medida que somos servidores de los demás.

Al finalizar la Misa solemne de este Jueves Santo se procede a la traslación del Santísimo Sacramento al Monumento” donde quedará para nuestra adoración hasta la celebración de los Oficios del Viernes Santo.

El mensaje:
Este día es un canto al Señor, él es el amor de los amores, el que se nos da como comida, alimento para nuestra salvación. Poco vale nuestra vida si esta no está impregnada de aquel que se da por nosotros, poco valemos como personas si no somos capaces de adentrarnos en el misterio de la Salvación de los Hombres, y ese misterio pasa por reconocer, recibir, comer el Cuerpo y beber la Sangre de nuestro Redentor, para por la Eucaristía. Poco sería nuestro aprecio al Redentor si un día como hoy todo nuestro fervor se quedara en contemplar por las calles de nuestras ciudades tal o cual procesión y no nos acercáramos al Templo para participar de la Eucaristía, no a “oír la Misa”, a VIVIRLA, a participar de ella, en ese diálogo que es la mejor oración, a ver que nos dice la Palabra proclamada, como llena nuestra vida y nos motiva para tener fuerza, valor, ánimo para acercarnos a la Mesa y participar de la COMUNIÖN, y hacerlo con respeto, con dignidad, con devoción, no es un trozo de pan lo que ponen en tu mano es el Cuerpo de Cristo, un cristo VIVO que encierra toda su fortaleza, su persona, su divinidad, un Cristo vivo que viene a ti en la humildad de la apariencia del pan y del vino, pero que viene para VIVIFICARTE, para hacerte más cercano a él, más lleno de él, para animarte a ser otro Cristo en este nuestro tiempo que con tu vida te des a los demás, te entregues con amor por ellos y para ellos allí donde estén, donde te necesiten, si no le tienes a Él no tendrás la fuerza necesaria para ser Él en tus palabras y en tus acciones.


El centro de todo el mensaje que el Señor nos tramite en este día de Jueves Santo no es otro que el de "amaos los unos a los otros como yo os he amado" y el centro de nuestra vida TIENE QUE SER: "cumplir este Mandato Divino", pues en eso consiste nuestra felicidad aquí en la tierra y nuestra dicha futura en el cielo, sin este cumplimiento NO HAY CIELO PARA EL HOMBRE.



VIERNES SANTO:


La Liturgia:
Da comienzo esta celebración –no es una Misa- con una entrada simple, sin cantos, sin monición, pero a la vez emotiva, con una postración ante el altar desnudo, sin velas, sin flores, sin manteles y con una oración que se hace directamente sin anunciarla con la palabra “oremos”. Terminada la oración comienza la 1ª Parte: LA LITURGIA DE LA PALABRA: Donde después de escuchar al Profeta Isaías,52,13; 53,12, el Salmo 30 y la carta a los hebreos, 4,14-16; 5, 7-9 se lee la Pasión según San Juan y a continuación la homilía. A continuación se hace la oración universal, una serie de peticiones y oraciones que recorre todos los ámbitos importantes de la Iglesia y del pueblo universal. Así, realizada esta parte da inicio la 2ª parte: la ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ. DONDE ES PRESENTADA CON TODA SOLEMNIDAD LA Cruz mientras se canta por tres veces “Mirad el árbol de la Cruz donde estuvo clavado Cristo, el Salvador del mundo” y el pueblo responde: “Venid adorémoslo”. Y se cantan los “improperios” durante la adoración de la Cruz. Concluye esta celebración con la 3ª parte: LA SAGRADA COMUNIÓN. Que se realiza como en la misa, pero cogiendo el Santísimo Sacramento del Monumento y llevado a la mesa del Altar que previamente se habrá vestido con un mantel, terminada la comunión del pueblo se desnudará la mesa del Altar y quedará el sagrario vacío. El acto concluye con una oración.

El mensaje:
Es necesario acudir a la Iglesia, a la Asamblea con un corazón humilde y contristo. Cristo se inmola por nosotros, abraza el tronco de la Cruz por amor a la humanidad. Que hermoso gesto, darse, pero darse en su totalidad, sin que quede nada en él, se da todo, se da hasta derramar la última gota de su sangre por amor, de su Corazón traspasado brotó sangre y agua, ya no quedaba más sangre para dar. Sencillamente nos amó hasta el estreno, hasta el final. Ha optado por nosotros y nos redime. Ha confiado en el hombre y muere por él.
Si del antiguo árbol del Paraíso terrenal vino el pecado y la muerte para el hombre, si aquel árbol nos trajo la ruina, de este tronco seco que es la Cruz ha brotado para todo el género humano la alegría de la salvación. Él es el fruto redentor del árbol seco, del que brota la Vida. Por eso, te adoramos oh Cristo y te glorificamos, porque por tu Santa Cruz, has redimido al mundo. Oh Cruz santa y divina, que no nos avergoncemos de ella y del que en Ella colgó, pues en ella hemos triunfado nosotros. OH CRUZ, por – ti – somos - libres.

VIGILIA PASCUAL:



La liturgia:
Ha de comenzar esta celebración una vez se ponga el sol y quede oscurecido en la noche del sábado santo, y da comienzo con la 1ª parte. EL LUCERNARIO O SOLEMNE COMIENZO DE LA VIGILIA. Con la bendición del fuego estando todo a oscuras, se aconseja fuera del templo y hacer una procesión entrando con el cirio encendido, él es el protagonista de esta primera parte, de él se encienden todas las velas que llevan los presentes en la celebración de la Pascua, pues él representa a Cristo resucitado, luz del mundo y de esa luz participamos todos. El cirio se “signa” con las siguientes palabras: Cristo ayer y hoy (se traza la línea vertical de la cruz del cirio), Principio y fin (la horizontal), Alfa y Omega (se trazan las dos letras griegas), Suyo es el tiempo, y la eternidad. A Él la gloria y el poder, por los siglos de los siglos (se traza en cada frase un número del año en curso 2015). A continuación se colocan cinco granos hechos de cera e incienso (+) en el principio y final de las líneas de la Cruz y en el centro diciendo en cada uno: 1- por tus santas llagas, 2- gloriosas, 3- nos proteja, 4- y nos guarde 5- Jesucristo nuestro Señor. Amén. Y se encienden las velas y da comienzo la procesión anunciando en el recorrido por tres veces que Cristo es LA LUZ DEL MUNDO.

Llegados a la sede da comienzo el canto del Pregón Pascual, que es precioso y terminado da comienzo la 2ª parte, la LITURGIA DE LA PALABRA, una serie de lecturas del AT que leemos a la luz del Cirio donde nos indica que es Cristo quien da sentido a toda la Palabra de Dios y que a Él refiere todo el Antiguo Testamento. Después de cada lectura se lee un salmo que hace referencia a la lectura y se dice una oración. Terminada la última lectura del AT con su salmo y oración se encienden las luces del templo y se canta el “Gloria” que no se ha entonado durante todo el tiempo cuaresmal. Se prosigue con una oración y se hacen las lecturas del NT (como en todas las misas), terminado el evangelio la homilía y da paso a la 3ª parte: LA LITURGIA BAUTISMAL. Cantando la letanía de los Santos, la bendición del agua, (bautismal o bendita, dependiendo si hay o no bautismos en la celebración), Renovación de las promesas bautismales, y se bautiza o se hace la aspersión con el agua bendita. Y da comienzo la 4ª parte, la LITURGIA EUCARÍSTICA. Todo como en la misa normal, concluyendo con el ¡Aleluya! ¡Aleluya!  Después del “podéis ir en paz”.

El mensaje:
El día más grande, la MISA podríamos decir MADRE de todas las misas, cada misa, cada domingo es como un eco de la grandiosidad de este día, de esta celebración de la Vigilia, en ella todo es grandioso, leemos el Antiguo Testamento a la luz de Cristo Resucitado, Él nos confirma en nuestra vivencia, en nuestra fe, Él nos instruye con su Palabra y por Él recobramos vitalidad nueva para nuestra vida. Con el triunfo de su resurrección nosotros nos sentimos ya resucitados. Podemos comprender sin llegar a escandalizarnos por ellos las palabras pronunciadas en el Pregón Pascual: “Oh feliz culpa que mereció tal Redentor”, sí, feliz nuestra miseria que nos ha merecido la entrega del Redentor por nosotros, felices nosotros, pobres, pequeños, insignificantes, que Dios del Cielo se encarna, vive una vida de trabajo y pobreza y muere, sin culpa alguna, por los pecados de toda la humanidad. Atrajo hacia Él nuestras miserias para arrancar las cadenas que esclavizaban a los hombres. Se entregó por nosotros. Pero no fracasó, su muerte dio paso a la VIDA y ahí todos gozamos y compartimos esa VIDA, su triunfo es nuestra victoria, su muerte nuestra vida, su resurrección es nuestra resurrección. Con Él hemos salido victoriosos.
Que la luz de Cristo simbolizada en el cirio pascual no se apague nunca de nuestros corazones, que estén siempre encendidos de su amor para que seamos una lucerna colocada en lugar alto para ser vista por todos, no encendamos esa luz en nosotros para tenerla escondida, que se vea, que la vean los que buscan y prefieren la oscuridad del pecado, que se den cuenta que la vida no son las tinieblas, la vida es la luz, la luz es Cristo, la luz es la presencia de un Dios vivo en nosotros, en nuestro corazón, en nuestra Comunidad, en la Asamblea Cristiana. ¡Cristo vive! Y vive en nosotros, con nosotros, para nosotros. Vivamos nosotros con Él, por Él y para Él.



Resumen de esta noche:

En la oscuridad de la noche, ante la soledad del sepulcro, en medio del abandono de los hombres surge LA LUZ. Luz que es vida, es fuego, es iluminación, es certeza, es seguridad.

En la angustia de este día de soledad y de silencio, resuena en medio de la comunidad cristiana LA PALABRA, Esa Palabra ya anunciada desde antiguo, esa Palabra Encarnada, la palabra que nos sigue iluminando y nos adoctrina, que nos da esperanza e ilusión y que llena nuestra vida, esta noche es una noche de escucha de esta Palabra y abrirnos a ella con renovada espera, aguardando la gran dicha, el encuentro con el Resucitado.

Recordamos los hechos: Cristo muere en la Cruz y es depositado en el sepulcro y cierran la entrada, pero ante este sepulcro cerrado se da EL GRAN ANUNCIO. Cristo ha resucitado, ha vencido a la muerte, es nuestra esperanza, podemos alcanzar la VIDA, vida después de la muerte.

Por eso, por lo que el Resucitado obra en nosotros acogemos en esta gran noche que ante el desierto y la sequedad de nuestras vidas Dios nos da EL BAUTISMO. La Vigilia Pascual es bautismal, la renovación de las promesas del Bautismo, donde profesamos y reafirmamos nuestra fe, junto al agua bendita que recibimos en la aspersión sean nuestro reencuentro con nosotros mismos, con lo que somos, cristianos, con el compromiso adquirido con nuestro bautismo, reencuentro con la Iglesia a la que pertenecemos, reencuentro con los hermanos que la formamos. No somos cristianos aislados, individualistas, somos Comunidad de Fe y de amor, fe porque somos creyentes, amor porque compartimos unos con otros lo que de Dios hemos recibido.