La Cuaresma, tal como la vivimos ahora es parte de un proceso de
mucho tiempo, pero que arranca principalmente sobre el año 325 y con el
Concilio de Nicea. ¿Y antes?, antes no, no se celebraba nada más que el Domingo,
el día del Señor. En esos primeros siglos sen mantenía muy vivo el recuerdo de la FE de las primeras Comunidades,
y su estilo, principalmente su estilo, era otra cosa muy distinta a la que
vivimos ahora. La Comunidad
cristiana, dispersa y siempre rodeada de pueblos paganos, con cantidad de
dioses, como con los romanos y griegos que tenían uno para cada cosa, vivían su
fe sencilla sin grandes preocupaciones que no fuera agradar a Dios y mantener
la memoria de Cristo crucificado por los pecados de la humanidad y resucitado
para gloria de Dios y alegría nuestra, por eso solamente celebraban el domingo,
se reunían en las casas, o en algún lugar apartado o escondido si había
persecución, como en las Catacumbas romanas en tiempos de la gran persecución,
y se esmeraban en vivir la vida basada en el amor, principalmente en el amor, ¡hay
que ver como se aman¡ decían de ellos los paganos.
Los
Apóstoles fueron dejando sucesores por todas las regiones donde habían
Cristianos, y estos sucesores escogían a líderes cristianos que eran amados y
estimados por su conocimiento de la TRANSMISIÓN ESCRITA
Y ORAL del Maestro y les imponían las manos, y así ordenaban presbíteros o diáconos
según la necesidad del pueblo, escogiendo hombres célibes o casados indiferentemente, de buena reputación ellos y
sus esposas e hijos que mantuvieran encendida siempre la llama de la Fe recibida.
Con
el crecimiento del número de los Cristianos, y al hacerse común en las
distintas Comunidades Cristianas, una vez que en el Concilio de Nicea fijaran se celebrara la fecha de la Pascua –que antes no se
celebraba- para el domingo siguiente al plenilunio de Primavera (por esta razón
la cuaresma y Semana Santa no cae todos los años en la misma fecha), acostumbró
la Iglesia a
bautizar a los nuevos convertidos en esta fiesta de la Pascua, y vio la necesidad
de imponer un tiempo de preparación para los nuevos aspirantes a Cristianos
(Catecumenado de adultos) de 40 días, Esta preparación, que acompañaba toda la Comunidad Cristiana,
y las costumbres penitenciales, es decir, la confesión, que tampoco era como
ahora la celebramos nosotros dio origen a la práctica de la Cuaresma.
¿Qué
es para nosotros la Cuaresma?:
Es
un camino, caminamos hacia la
Pascua, La
Pascua es la
FIESTA, la Vigilia Pascual
es como la fiesta de las fiestas, la madre de todos los domingos del año, por
decirlo de alguna manera, en este camino de preparación cada Cristiano celebra
todos los Misterios de la
Redención de Cristo: su entrega, traicionado por los suyos,
vendido por un puñado de monedas por uno de sus Apóstoles, abandonado por casi
todos, entregado al populacho, condenado a muerte por el Imperio Romano,
crucificado, muerto en la cruz y resucitando para nuestra salvación.
Nosotros
en este tiempo de camino que es la
Cuaresma y su meta que en la cincuentena Pascual, intentamos
por medio de la práctica cuaresmal en poner más atención de la que ponemos
durante el tiempo ordinario de cada año en asimilar el Misterio de Cristo, Misterio
de Salvación para nosotros. Pero hemos de ser conscientes de que este CAMINO,
siempre con la cruz, siempre subida hacia el Calvario, no es un camino en
soledad. La Comunidad
está unida, tenemos que estar todos unidos y la Comunidad unida a
Cristo. Cristo camina con nosotros el camino de la Cuaresma. Por eso tenemos que
tener unas ciertas actitudes que nos hagan mejores cristianos, y más que
mejores cristianos que seamos en nuestro obrar otros Cristos presentes en
nosotros en nuestro tiempo, para traer luz a este mundo de oscuridad.
Para
lograr esto “arrancamos” con la imposición de la ceniza. Esta imposición es una
llamada a la toma de conciencia de lo caduca que es nuestra existencia: “Recuerda
que eres polvo y en polvo te has de convertir”.
También es un rechazo explícito al pecado: “Conviértete y cree en el Evangelio”
esta conversión no es otra cosa que una renuncia del mal del corazón del hombre
y una opción voluntaria al bien que nos ofrece el Señor en su Evangelio.
Pero
si somos buenos cristianos no podemos quedarnos en vivir una vez al año un
simple “signo” o señal externa, o recuerdo histórico o una simple etapa
religiosa. Precisamos una auténtica SEÑAL de que queremos cambiar, de nuestro
arrepentimiento, de abrazar la
Gracia que Dios nos otrorga por medio de los Sacramentos de la Iglesia. Confiamos
en el Señor, confiamos en la
Iglesia que es MADRE y es maestra y nos enseña, pero por
encima de todo confiamos en la MISERICORDIA
DE DIOS NUESTRO SEÑOR.
¿Cómo
hacemos este recorrido cuaresmal?
Como
queda dicho es un camino de conversión, pero tenemos que valorizar la expresión
“conversión, que para desgracia nuestra la tenemos desvalorizada. Jesús dice:
si el grano de trigo no cae en tierra y muere queda infecundo. Por eso
convertirse es dejarse uno plenamente confiado morir en Cristo para resucitar
en Él. Es pues la conversión un proceso de vida-muerte-VIDA.
Una
vida caduca, llena de defectos y penalidades, una entrega que conlleva
sufrimiento, es una experiencia de muerte, pero muerte confiada, y una promesa
de Vida Eterna, una vida para siempre con Dios y en Dios.
Cuando
yo era joven y vivía en Villava (Navarra), durante los tres años hacíamos la “Javierada”,
era un recorrido a píe desde Villava al Castillo de Javier, hacíamos noche en
Sangüesa, allí nos quedábamos, en marzo creo que era, en la fría iglesia del
pueblo, otros más afortunados en pajares con el calorcito que daban los
animales y otros en portales, cada uno donde podía. Pero eran miles de personas
de todos los lugares de Navarra que hacíamos este recorrido. No podía hacerse
sin más, antes, durante cierto tiempo tenías que realizar unas buenas caminatas
para estar en forma, y otra parte importante para poder llegar bien al Castillo
de Javier era el equipo que portabas.
El
equipo que el Señor nos pide portar para el viaje de la Cuaresma es: El Ayuno, la Abstinencia, la
limosna. La oración y la Formación
Cristiana.
El
Ayuno: no es el comer menos ni por agrado a Dios ni por satisfacción nuestra,
no es el ayuno del enfermo que ha de comer menos cantidad por motivos de salud,
tiene que tener un dimensión social y caritativa, como menos para dar de lo mío
a los demás. Me quito para no dar migajas, dar lo que me he privado.
La
Abstinencia: Hoy en día
aún en medio de la crisis económica estamos saturados de todo, tenemos amplitud
de manjares en los supermercados que se nos meten por los ojos, y tenemos una
grave necesidad, el autocontrol. Muchas veces compramos más por la vista que
por la necesidad. La
Abstinencia tiene que estar orientada hacia esto, a saber auto
controlarnos, a saber prescindir, a tomar opciones más económicas pero también,
como en el caso del ayuno, con un fin cristiano y social, de lo contrario no
tiene sentido, es como la persona ricachona que llega el Viernes Santo y se
escandaliza porque su criada ha comido ese día una hamburguesa, pero ella “cumplidora”
mandó a su criada que le cocinara una hermosa langosta. ¿Qué puede tener este
hecho que agrade a Dios?.
La Limosna: En las Sagradas Escrituras vemos que Dios mandó al
pueblo Judío dar el diezmo de bienes. Es la limosna por tanto un gesto de
nuestro agradecimiento a Dios de quien nos viene todo don. Y un gesto también
en reconocer la dignidad de la persona humana, de que Dios está en el pobre, el
afligido, el necesitado de cualquier cosa material o humana. La generosidad es
una acción común en el buen cristiano. Recordar la historia de Caín y Abel,
Dios bendecía a uno por ser generoso mientras que negaba los frutos de la
tierra al otro por su corazón raquítico.
La Oración: Algunos me diréis, ¿por qué no la oración lo
primero?, pues no, de que nos sirve orar si nos estamos cercanos al sufrimiento
de nuestro prójimo, no tiene sentido el querer acercarnos en diálogo fraterno
con nuestro Dios que está en el cielo si no somos capaces de estar cercanos con
nuestro prójimo que está a la vuelta de la esquina. Si tenemos ante Dios
solucionado todo lo que es relativo a nuestro sentido social y cristiano, entonces,
sólo entonces, podemos llegar a Dios. Recuerda: “Si tienes algo contra tu
hermano –y el pasar de su dolor o de su hambre ya es tener algo contra él- deja
tu ofrenda y soluciona tu problema con tu hermano y luego ven y presenta tu
ofrenda ante Dios”.
La Formación: Nuestra sociedad es una sociedad formada, yo diría
que muy formada, hoy tenemos a personas ocupando los más bajos escalafones de
los servicios públicos a personas con títulos universitarios, son muchos los
que tienen oportunidades de formación social, profesional y religiosa que antes
la gente no tenía. Pero, ¿Qué formación religiosa y espiritual tenemos?,
algunos, quizás la mayoría se conforman como sola y única formación los tres
años (que no son tres, son un día a la semana de parte de esos años) de la
catequesis que recibieron cuando se prepararon para la Primera Comunión.
Que tristeza, dedicar al conocimiento de Dios y a la Doctrina de la Iglesia tan poco tiempo.
Las
Hermandades tienen como norma general la vivencia activa de la Formación, es una más de
sus leyes, pero bien poco se practica, en definitiva, a la hora de la verdad
nos damos cuenta que nadie puede amar lo que no conoce, y si no conocemos de
Jesús nada más que cuatro cosas que creemos esenciales, nuestro amor a Él es
raquítico. A más conocimiento más fuerza de amor por nuestra parte. Santo Tomás
de Aquino, a su muerte, consideraba “paja mojada” todo su saber, siendo
consciente que a más estudio sobre Dios más necesidad de estudio tenía para
acercarse a Él.
Granada,
7 de Marzo de 2014.
Fr.
Francisco E. García Ortega, O.P.
Nota: Corresponde
este escrito a la charla de formación que di a los Hermanos de la Cena Sacramental de Granada,
pero pensando que si después del trabajito de prepararla fue escuchada por una
parte no muy numerosa, quizás por este medio pueda servir su lectura a otros
hermanos de la Hermandad
que no asistieron o no pudieron asistir, que de todo hay en la viña del Señor,
o no quisieron asistir, y sí pueden leer en sus casas tranquilamente en un
ratito de descanso de sus afanes cotidianos. Que sea de utilidad y más en este
tiempo que estamos tan de “camino”.