viernes, 14 de marzo de 2014

DOMINGO II DE CUARESMA. CICLO A.




Lectura del libro del Génesis 12,1-4a:

En aquellos días, el Señor dijo a Abrán: «Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré. Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y será una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo.» 
Abrán marchó, como le había dicho el Señor.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1,8b-10:

Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios. Él nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestros méritos, sino porque, desde tiempo inmemorial, Dios dispuso darnos su gracia, por medio de Jesucristo; y ahora, esa gracia se ha manifestado al aparecer nuestro Salvador Jesucristo, que destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal, por medio del Evangelio.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 17,1-9:

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. 
Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bien se está aquí! Sí quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» 
Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.» Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. 
Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: «Levantaos, no temáis.» Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo. 
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»



COMENTARIO:
Jesús quiere antes de pasar por la experiencia del Calvario mostrar a unos de los discípulos más cercanos que el camino de la Cruz es necesario para llegar al resplandor de la Gloria de Dios Padre, esta experiencia, cuando llegue el momento ha de levantar el ánimo caído de los discípulos justo después de la experiencia del huerto de los olivos, para reagruparlos y reanimarlos, para que vuelva el calor del recuerdo de las experiencias del Maestro a sus agitados corazones y para confirmar su ánimo.

Pero esta manifestación de Luz Divina y de Gloria Celestial que Jesús permite ver a Pedro, Santiago y Juan es también una manifestación de que en Él todo el Antiguo Testamento está resumido, que Él es el Centro de la Revelación, ésta, a través de los siglos, principalmente por medio de la Ley (Moisés) y de los Profetas (Elías) se realiza en Jesús de Nazaret.

Pero este anuncio tiene como misión resaltar y valorizar el camino de la Cruz. Cristo no elude este camino, y Él quiere que nosotros los cristianos, que aspiramos llegar a la gran Pascua del Cielo no desechemos la Cruz de nuestras vidas, sino más bien que nos aferremos a ella como úna tabla de salvación en medio del tormentoso oleaje de la vida, para aunque con sufrimientos podamos llegar a buen puerto.

Para llegar a poseer en plenitud esta gracia que Dios nos ofrece en Cristo el Señor (segunda lectura) tenemos que hacer como Abrahán (Primera lectura), salir de nuestra tierra, salir de nosotros mismos, recuerda lo que decíamos recientemente, polvo eres y el polvo te convertirás, esa es la clave, nuestro cuerpo, sus apetencias, sus inclinaciones, el pecado principalmente nos llevan a endiosarnos, a ser engreídos, a darnos todo el mérito sin recordar que no somos más que mera tierra, pero una tierra que tiende a esclavizarnos, para llegar a Dios tenemos que salir de nosotros y ser libres, libres para optar por Dios, por Jesús, por el Evangelio, esto solamente es posible desde la Cruz, unidos al Redentor.


Por último el testimonio desde la nube: “Este es mi Hijo, el Amado: ESCUCHADLE. Que no hagamos oídos sordos al llamado de atención de Dios Padre para que la vida y el amor de Jesús aniden en nuestros corazones y así Él haga vida en nosotros y nos trasformemos en “Otro Cristo” que anuncia, proclama, anima la vida de los hermanos. 


Dios está con nosotros, démosle pues acogida en nuestra casa y en nuestro corazón.

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