martes, 29 de enero de 2013

IV DOMINGO DEL T.O. Ciclo "C". (Fiesta de San Blas)


Cristo, eterna Palabra




Hoy celebramos ya el cuarto domingo del Tiempo Ordinario. Y este día 3 de Febrero es el día de san Blas, obispo y médico de Sebaste, Armenia. Como médico, Blas salvó muchas vidas, pero su intervención más famosa fue la relativa a la extracción de una espina clavada en la faringe de un niño y que, sin duda, le hubiese causado la muerte. Por esto es conocido como abogado de las enfermedades y problemas de garganta y recordado en la tradición de nuestra orden con una bendición de las gargantas individual para todos los feligreses que acuden a nuestros templos, yo lo practiqué siguiendo la costumbre de los Dominicos holandeses en Puerto Rico, y en Málaga también se hizo común esta bendición y se repartía un rosco de pan bendito a la feligresía parroquial de Santo Domingo. Es este Blog de El Duende del Perchel en años anteriores tengo reseñado la celebración de esta fiesta con las bendiciones de las gargantas, usando la tradicional fórmula y dos velas (apagadas, por supusto) bendecidas el día de la Candelaria cruzándolas en el cuello con la mano izquierda, mientras que con la derecha la impones en la cabeza y das la bendición: “Por intercesión de San Blas, Obispo y mártir, el Señor te proteja de toda enfermedad de la garganta y de cualquier otra enfermedad en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén”.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 4, 21-30

En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga:
–Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios.
Y decían:
–¿No es éste el hijo de José?
Y Jesús les dijo:
–Sin duda me recitaréis aquel refrán: «Médico, cúrate a ti mismo»: haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm.
Y añadió:
–Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del Profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado más que Naamán, el sirio.
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

El evangelio de este domingo, continuación del evangelio del domingo anterior, relata un momento de la vida de Jesús un poco delicado. Hablaba Jesús a sus vecinos y paisanos y ellos se llenaron de rabia y de furia al punto de querer matarle tirándole por un barranco. ¿Qué fue lo que les dijo?
Pues dijo algo que molestó a esas gentes que se tenían por únicas, por los preferidos de Dios, por una casta especial, pero que Jesús les dijo que para Dios todos, y dijo todos somos iguales, incluso los no judíos, esto siempre les enfurecía, los ejemplos que Jesús ponía en su evangelio les sacaba de sus casillas, cuando el leproso que regresó a dar gracias a Dios, que era un extranjero, cuando la mujer samaritana, cuando el buen samaritano que hace todo lo que no hizo ni el hombre de la Ley ni el sacerdote del Templo, etc., etc.
Jesús les dijo que no tenían ningún derecho a excluir a otros pueblos del cariño y la bondad de Dios. Dios nos ama a todos por igual.Esto tenemos que tenerlo bien presentes, pues muchos son los que piensan que Dios, nuestro Dios es nuestro más que de otros de otras iglesias cristianas y ya no decir de otras iglesias no crostianas. Tendemos a querer acaparar a Dios, adueñarnos de Él.
Contra el corazón raquítico y pequeño de los judíos Jesús ofrece un corazón grande y para todos sin excepción, que es el corazón de Dios.

Lo mismo que Jesús padecería persecución, también Jeremías tuvo de soportar, como un anuncio hecho vida de lo que le sucedería a Jesús, esa persecución hecha cercana por aquellos que lo rodeaban, sus propios paisanos.
Con este espíritu de aguante y de fortaleza, ambos, Jeremías primero y Jesús después, son fruto del amor a su propio pueblo y de la entrega generosa por ellos.

Dice la primera lectura: Te nombré profeta de los gentiles.

Te nombré profeta de los gentiles.
Tú cíñete los lomos,
ponte en pie y diles lo que yo te mando.
No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos.
Mira: yo te convierto hoy en plaza fuerte,
en columna de hierro, en muralla de bronce,
frente a todo el país:
Frente a los reyes y príncipes de Judá,
frente a los sacerdotes y la gente del campo;
lucharán contra ti, pero no te podrán,
porque yo estoy contigo para librarte,
–oráculo del Señor–.

En esta primera lectura de hoy se nos invita a no tener miedo a la hora de hacer uso de la “garganta” para proclamar al Señor. Aquí enlazamos con la fiesta de San Blas que indicábamos al inicio de este comentario.
 La profecía de Jeremías se puede analiza en dos perspectivas: por un lado, nos muestra al Mesías, el elegido por Dios y que este Dios lo hace invencible.
Y por otra parte, ciertamente, leyendo entre líneas, está dirigida a cada uno de nosotros, que por el Sacramento del Bautismo hemos sido constituidos  Profetas, Sacerdotes y Reyes de la Nueva Alianza de Jesucristo. De esta forma, el miedo está de más a la hora de profetizar, es una invitación clara a ser valientes, arraigados en la Palabra de Dios y decididos a dar a conocer esta Palabra estudiada y trillada en nuestro interior desde la contemplación para poder dar el fruto de lo contemplado como indicara nuestro Padre Santo Domingo de Guzmán a la hora de hacer uso de nuestra predicación valiente para proclamar al Señor.
Pero aquí también tenemos que estar en vigilancia, ya que corremos el peligro de desviar nuestra misión de predicadores de la VERDAD por otros derroteros que distraigan nuestras mentes y nuestros corazones, y podemos salir torpemente predicándonos a nosotros mismos para resaltar nuestro ego o desviar nuestra predicación a cuestiones políticas o económicas que no vienen a cuento y desvían la misión de la proclamación de la Palabra de Dios.
Evidentemente el Pueblo de Dios está sediento de escuchar la Palabra de Dios, y está cansado de escuchar vanas explicaciones que no llenan sus perspectivas ni llenan sus esperanzas. La gente que nos lee o nos escucha son gentes sedientas de la siempre novedosa VERDAD del Evangelio y no acepta de buen grado cualquier solución rápida para salir del paso de cualquier manera sin profundizar en el mensaje que damos en nombre del Señor y representando a la Madre Iglesia.

Tu Palabra es Vida, Señor



Todas estas enseñanzas de la primera lectura y del Evangelio de este domingo están enriquecidas abundantemente con la enseñanza paulina sobre el amor de la segunda lectura, que es tan común escuchar en las bodas y que nunca dejará de sorprendernos esa intensidad del Apóstol en la comprensión del Evangelio de Jesús, y de su vida, ya que ese AMOR tan dado, no es otro que el amor vivido por Jesús, el que aprendió de niño de su Santísima Madre, el que recibió del Eterno Padre y el que Él mismo nos transmitió a cada uno de nosotros ofreciéndonos el perdón y la Redención desde la Cruz de nuestros pecados.
Que grande ha de ser nuestra respuesta en la vida cotidiana si queremos asemejarnos a Él y si queremos que nuestras predicaciones tengan sentido y sean fiables.
 


lunes, 28 de enero de 2013

HOY: FIESTA DE SANTO TOMÁS DE AQUINO




De la Doctrina espiritual de Fr. Luís de Granada, en las lecturas del Oficio de la fiesta de santo Tomás de Aquino

“Tú, alma cristiana, discurre por estos coros, pasea por estas calles y plazas, mira el orden de estos ciudadanos, la hermosura de esta ciudad y  la nobleza de estos moradores.  Salúdalos a cada uno por su nombre y pídeles el sufragio de su oración. Saluda también esa dulce patria y como peregrino que la ve aún de lejos, envíale con los ojos del corazón, diciendo: Dios te salve, dulce patria, tierra de promisión, puerto de seguridad, lugar de refugio, casa de bendición, reino e todos los siglos, paraíso de deleites, jardín de flores eternas, plaza de todos los bienes, corona de todos los justos y fin de todos nuestros deseos. Dios te salve, madre nuestra, esperanza nuestra, por quien suspiramos, por quien hasta ahora damos gemidos y peleamos, pues no ha de ser coronado, sino el que fielmente peleare”.

Lienzo del Retablo de Santo Domingo de Granada (Alegoría del triunfo de la Doctrina de Santo Tomás sobre los herejes)


Se dice de santo Tomás de Aquino que ha sido el más sabio de los santos y el más santo de los sabios.
Era afable, sencillo, incluso ingenuo, amante del Santísimo Sacramento, que compuso este hermoso canto por concurso mandado hacer por el Papa a los teólogos más prestigiosos de su época, y escogió el Pontífice el realizado por santo Tomás y que ponemos a continuación en lengua latina y castellano.


El Sumo Pontífice lo envió al Concilio de Lyon, pero por el camino se sintió mal y fue recibido en el monasterio de los monjes cistercienses de Fosanova.
 Cuando le llevaron por última vez la Sagrada Comunión exclamó:

 "Ahora te recibo a Ti mi Jesús, que pagaste con tu sangre el precio de la redención de mi alma. Todas las enseñanzas que escribí manifiestan mi fe en Jesucristo y mi amor por la Santa Iglesia Católica, de quien me profeso hijo obediente".


Murió el 7 de marzo de 1274 a la edad de 49 años.

Fue declarado santo en 1323 apenas 50 años después de muerto. Y sus restos fueron llevados solemnemente a la Catedral de Tolouse un 28 de enero. Por eso se celebra en este día su fiesta.



PANGE LINGUA - TANTUM ERGO

de santo Tomás de Aquino (+1274)

PANGE LINGUA - TANTUM ERGO: Música Mp3, letra en latín y español

PANGE LINGUA
Pange, lingua, gloriosi
Córporis mystérium
Sanguinísque pretiósi,
Quem in mundi prétium
Fructus ventris generósi
Rex effúdit géntium.

Nobis datus, nobis natus
Ex intácta Vírgine,
Et in mundo conversátus,
Sparso verbi sémine,
Sui moras incolátus
Miro clausit órdine.

In supremæ nocte coenæ
Recumbens cum frátribus,
Observata lege plene
Cibis in legálibus,
Cibum turbæ duodenæ
Se dat súis mánibus.

Verbum caro, panem verum
Verbo carnem éfficit,
Fitque Sanguis Christi merum,
Et, si sensus déficit,
Ad firmandum cor sincerum
Sola fides súfficit.

Cante la voz del Cuerpo más glorioso el misterio sublime y elevado, y la Sangre preciosa, que amoroso, en rescate del mundo ha derramado; siendo fruto de un vientre generoso el Rey de todo el orbe, más sagrado.

Dado para nosotros, y nacido de una Virgen intacta y recogida, conservando en el mundo y esparciendo semilla de palabra que da vida, con orden admirable y estupendo, el tiempo concluyó de su venida.

La noche ya postrera, la noche deseada, estando ya la cena aparejada, convida a sus hermanos, y cumplida la sombra y ley primero, con sus sagradas manos por el legal cordero les da a comer su cuerpo verdadero.

Aquella creadora Palabra, con palabra sin mudarse, lo que era pan, ahora en carne hace tornarse, y el vino en propia sangre transformarse. Y puesto que el grosero sentido se acobarda y desfallece, el corazón sincero por eso no enflaquece, porque la fe le anima y favorece.


TANTUM ERGO
Tantum ergo Sacraméntum,
Venerémur cérnui:
Et antíquum documentum
Novo cedat rítui;
Præstet fides suppleméntum
Sénsuum deféctui.

Genitori Genitóque,
Laus et iubilátio;
Salus, honor, virtus quoque,
Sit et benedíctio;
Procedénti ab utróque
Compar sit laudátio.

Amen.
Honremos, pues, echados por tierra, tan divino Sacramento; y queden desechados, pues vino el cumplimiento, los ritos del Antiguo Testamento. Y si el sentido queda pasmado de tanta y nueva cosa, lo que él no puede, pueda, ose lo que él no osa, la fe determinada y animosa.

Gloria al Omnipotente, y al gran Engendrador y al Engendrado y al inefablemente de entrambos inspirado, igual alabanza, igual honor sea dado.

Amén.

viernes, 25 de enero de 2013

TERMINA LA SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIÓN DE LOS CRISTIANOS:


El Papa Juan Pablo II, invitó a los líderes cristianos de diferentes denominaciones a unirse a él para pedir perdón a Dios por las divisiones ocurridas en el pasado en la Iglesia fundada por Jesucristo y a hacer votos para lograr la unidad en este milenio.

"En este año de Gracia, debe crecer en cada uno de nosotros el entendimiento de nuestra responsabilidad personal por las fracturas que han ocurrido en el cristianismo…. El 2000 es una oportunidad dorada para dar un nuevo impulso para lograr un compromiso ecuménico….. La esperanza que nace de mi corazón es que en un futuro no muy distante, los cristianos se reconciliarán finalmente y así volverán a caminar juntos, como en un solo pueblo" dijo en un emotivo sermón.

 Ahora, nosotros cristianos de tantas iglesias rotas y divididas, cristianos de toda la Iglesia Universal, nos unimos a las súplicas del Papa y de los líderes cristanos. Por tal motivo durante las misas dominicales y las celebradas durante esta semana aquí en Granada y en todo el mundo, hemos orado confiados y fervientemente para lograr todos juntos la tan anhelada unidad.

Te invitamos a difundir este deseo de unidad, que finalmente es el mismo deseo de Jesús: "Que todos sean uno como Tú, Padre, están en Mi y Yo en Ti. Sean también uno en nosotros: así el mundo creerá que tu me has enviado" (Jn 17, 21).

HOY: FIESTA DE LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO:

San Pablo


Nos dice Jesús:
 “id al mundo entero y anunciar el evangelio a todos los hombres.” 

Ahora no es necesario salir de la habitación para llegar a todos los rincones del mundo, el ordenador, Internet, es una ventana abierta al mundo entero. 
¡Cuánta gente pierde su tiempo en Internet!, pudiendo ser un campo hermoso de oportunidades para la predicación, para hacer realidad el mandato de Jesús, de ir al mundo entero.
 
Por tanto digamos nosotros como Pablo: 
“ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mi.”
En este año tan especial “AÑO DE LA FE” que tengamos esta fe que tenía Pablo para decir esto. Porque él se dejo iluminar por Cristo, dejémonos nosotros también iluminar por el Señor. Pero, si estás a oscuras y enciendes una vela para ver, ¿dónde colocas la vela?, si la colocas en un rinconcito de la sala no verás nada, si la colocas en lo alto alumbrará a toda la estancia, si la estancia está llena de cachivaches tendrás pocas opciones de ver. Hay que vaciar bien la estancia y dejarla bien limpia para que la luz de Cristo pueda alumbrar enteramente nuestra vida y nuestra alma, que es la estancia de la Gracia de Dios en nosotros.




jueves, 24 de enero de 2013

¿Ha dado Granada santos a la Iglesia?




Muy borrosas son las noticias que los viejos martirologios nos ofrecen; en cambio, nadie puede poner en tela de juicio la historicidad de San Juan Alcocer, la santidad de San Juan Alcocer, el que nace en Granada, a la vera de la Patrona, la Virgen de las Angustias y que su padre comprará casa en el Señorial Realejo, no lejos de Santo Domingo.
No pretende esta afirmación desvestir a un santo para vestir a otro, ni mucho menos intenta hacer un alicorto capillismo. Quiere contrastar un hecho histórico: de una parte, la existencia incuestionable de un santo granadino; de otra, la postergación en que, a los ojos de sus paisanos, ha caído.
El fenómeno de su olvido habrá de achacarlo a múltiples causas, y entre ellas, a la tradicional aforística desidia de los mismos dominicos para publicar sus propias glorias, aunque también es de justicia sumar a este proceso de abandono otras causas históricas más o menos accidentales, que no es el caso enumerar ni analizar.
Granada que se ha desbordado por la puerta grande de la piedad y la admiración a tantos santos forasteros –prohijándolos- lo que es digno del más férvido encomio, apenas conoce a un santo nacido en casa, bautizado bajo la mirada materna y celeste de la Virgen de las Angustias, realizador de un itinerario existencial heroico y confirmador de las más señeras virtudes del catolicismo granadino; San Juan Alcocer, que rubricó su vida con la sangre del martirio en tierras de misión, lejos de su añorada Granada.
Del libro de Fr. Álvaro Huerga, O. P., Granada 1958.

San Juan Alcover - Iglesia de Santo Domingo de Granada


Oración a San Juan Alcover:
¡Oh Dios Omnipotente, que glorificas tu nombre en el testimonio irrefragable de tus mártires invictos! He aquí a tus hijos que, con radiante devoción, te invocan hoy por la intercesión de San Juan Alcocer, a quien veneramos por abogado en nuestras necesidades, ejemplo de nuestro peregrinar por el mundo camino de Ti, campeón de la fe cristiana y gloria de la católica España.
Tú, Señor, que eres admirable en tus obras y en tus santos, concédenos un alma robusta como la suya para honrar dignamente su memoria e imitar sus virtudes. Amén.





lunes, 21 de enero de 2013

"El Señor nos ha enviado para anunciar el evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad"





Este anuncio es vigente para ti y para mí en nuestro hoy lo mismo que en nuestro mañana.

Torah o Torá (aceptado por la Real Academia Española como Tora) [תּוֹרָה] es una palabra hebrea que deriva de la raíz י.ר.ה Y.R.H que significa "acometer", "dar un tiro" y que en Hif'il הורה Horáh significa "dirigir el tiro", de ahí que el significado de Torah es la guía para dar en el blanco y de ahí, se ha entendido como enseñanza, instrucción, o como ley en el mundo occidental.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 1,1-4; 4,14- 21

Ilustre Teófilo:
Muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han verificado entre nosotros, siguiendo las tradiciones transmitidas por los que primero fueron testigos oculares y luego predicadores de la Palabra. Yo también, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea, con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan.
Fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el Libro del Profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque él me ha ungido.
Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres,
para anunciar a los cautivos la libertad,
y a los ciegos, la vista.
Para dar libertad a los oprimidos;
para anunciar el año de gracia del Señor.»
Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba, y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles:
–Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.

Aaron Proclamando la Palabra



Después de escuchar la semana pasada el relato de la boda de Caná de Galilea, donde Jesús empieza a anunciar por medio del “SIGNO” del milagro del vino su ministerio, hoy la liturgia está centrada en lo que podíamos llamar la presentación del proyecto o programa de Jesús al iniciar su vida pública. Un proyecto que concluirá con su pasión y su muerte y con la certeza de que pasó por la vida haciendo el bien y realizando lo que el Evangelio de este domingo anuncia y siglos antes el Profeta ya vaticinaba sobre su misión salvadora. Este evangelio es la presentación del propio Jesús ante sus paisanos, la gente de su propio pueblo. Lucas nos presenta a Jesús, el hijo de José, el carpintero de Nazaret, como el Mesías, el ungido del Señor anunciado por los antiguos profetas. Palabras escuchadas en días anteriores cuando celebrábamos el Bautismo del Señor.

 Trae un mensaje nuevo, viene a restaurar a la humanidad caída, ofreciéndola un horizonte de felicidad, de liberación de todas sus angustias, es la sanación integral que empieza aquí en esta vida, en nuestros días, es un mensaje para aquellos que escucharon sus palabras y para los que a través de los siglos en la historia de la humanidad han prestado atención a su mensaje evangélico, un mensaje que empieza en nuestro entorno y culmina en la casa del Padre.

Este, va a ser el núcleo del mensaje de Jesús que se inicia en Galilea y se desplegará a lo largo de su vida pública hasta subir a Jerusalén, invitando a todos los hombres y mujeres que quieran seguir sus pasos. Pero también esta es nuestra misión, la del hombre o mujer bautizado, hacer realidad en nuestros días lo que hoy anuncia aquí Él en su Evangelio: “Abrir las mazmorras de la intolerancia, del egoísmo humano, de la incomprensión, las mazmorras que apartan, desunen, dividen y clasifican a los hombres como si de bestias se trataran”.

También nos manda romper las cadenas que nos esclavizan, los miedos, temores a no dar la talla, espantos y quebrantos que tanto mal nos hacen a la humanidad, Como veis hermanos y hermanas no viene a condenar a nadie, no saca de su grupo a nadie, a todos ama, a todos perdona, a todos y para todos tiene palabras de acogida y de bondad. Él anuncia la libertad para los que viven como en una cárcel por la ceguera, por la rabia contra los otros, por la pobreza o por la violencia, y este ha de ser nuestro discurso hoy y siempre.

¿Por qué nos empeñaremos tantas veces en predicar entonces lo contrario?. Jesús dice que para eso ha venido Él, y que con la fuerza de Dios, llevará a cabo el encargo que su Padre le ha mandado: dedicar su vida a hacer el bien y ayudar a los demás.

¿Qué esperamos para hacer nosotros? Ya sabemos lo que él espera de cada uno de nosotros, de si Iglesia, de sus sacerdotes, de los predicadores. De cada uno de los cristianos.

La "PALABRA se hizo CARNE y acampó entre nosotros. Y desde entonces es Luz y Vida para todo Cristiano que acude diariamente a Ella. En el Año de la FE acudamos con más confianza que nunca a esta cita de SALVACIÓN que Jesús ha dejado en nuestras humildes manos. OH Admirable Sabiduría de Dios que te manifiestas con tanta CLARIDAD a los HOMBRES, que no nos cieguen los quehaceres de la vida y acudamos siempre a TI, CAMINO, VERDAD Y VIDA NUESTRA.
 


miércoles, 16 de enero de 2013

II Domingo del tiempo ordinario - 20 de enero de 2013



Jesús y María en las Bodas de Caná de Galilea.

 

Preámbulo:


Las lecturas de este domingo te llaman al corazón, van dirigidas a él, son como dardos de bendiciones dirigidos por Dios para sanar el alma cansada y agobiada por la rutina de la vida y el cansancio o apatía de nuestra fe tantas veces marchitada.

En la primera lectura Dios –me parece a mí- se quiere mirar en ti, así como tú te miras en un espejo, pues quiere verse en ti ya que en ti ha dejado algo de él (la segunda lectura), donde a cada uno, según le ha parecido a Él mejor nos ha ido dando sus dones, que son como trocitos de cielo, o como esa impronta del mismo Dios que pone en el corazón del hombre, para hacer que dejando atrás nuestra pobre condición humana nos engrandezcamos y revistamos de un Dios que se da, se entrega con generosidad para lograr un fin. La felicidad del hombre.

En cuanto al Evangelio de este segundo domingo en las bodas de Caná de Galilea Jesús empieza su vida pública llenándonos de luz con este hecho de la conversión del agua en vino y que el Papa Juan Pablo declarara misterio Luminoso del Santo Rosario. El vino de la alegría, del positivismo, del corazón alegre, gozoso que Él quiere para todos los cristianos, es más, para todos los seres humanos de este nuestro tiempo y de todos los tiempos, pasados o futuros.

En este proceso de ver la vida con otros ojos, los ojos de la alegría profunda que da el buen vino de las “bodegas” de Jesús está siempre como animadora la Santísima Virgen María, tanto atenta a nuestras necesidades o rogando al Hijo que interceda por nosotros.

No olvidemos tampoco que en todo esto de las Bodas de Caná tiene su importancia y mucha la acción confiada de los criados que trabajan en llenar las tinajas de agua para que el Señor las transforme en auténticos odres de buen vino, esa “voluntariedad” también la espera el Señor de cada uno de nosotros. Trabajemos pues en sembrar esperanza. Que nuestra Iglesia tenga en Don y el acierto de predicar el Evangelio de Jesús en positivo, al estilo de Jesús, que no vino a condenar a nadie, y mirad si tenía motivos para condenar, sino a perdonar y que espera de cada uno de nosotros esa misma actitud de cristianos que aman y que con alegría profundan son capaces de perdonar. Que las predicaciones sean esa acción siempre misericordiosa de un Dios que invita al mundo a la alegría. Ya bastantes desgracias hay en nuestra sociedad para que luego, al venir a la Iglesia, encima tengamos que escuchar condenas y lamentaciones. Aprendamos del Señor y seamos de Él de corazón, para que su amor y gracia actúe en nosotros.

“Haced lo que Él os diga”

Lectura del santo Evangelio según San Juan 2, 1-12

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo:
–No les queda vino.
Jesús le contestó:
–Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.
Su madre dijo a los sirvientes:
–Haced lo que él diga.
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo:
–Llenad las tinajas de agua.
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó:
–Sacad ahora, y llevádselo al mayordomo.
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo:
–Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú en cambio has guardado el vino bueno hasta ahora.
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él.
Después bajó a Cafarnaúm con su madre y sus hermanos y sus discípulos, pero no se quedaron allí muchos días.

Con el milagro de este Domingo arranca la acción constante y misericordiosa de Jesús, sus manifestaciones.


Este relato nos presenta a Jesús y su madre María junto a los Apóstoles participando en una boda,  que se celebraba en un pueblecito llamado Caná.
Ellos están atentos, y María, como buena mujer observante siente que se acaba el vino. Y pidió ayuda a Jesús que, con alguna resistencia, acabó por hacer un signo admirable: a la entrada del banquete había unas tinajas llenas de agua, para que los que iban a comer cumplieran con la ley que manda lavarse las manos y de este modo la comida resulte una acción llena de pureza. Pues Jesús cambio el agua de las tinajas en el mejor vino, como diría el mayordomo: de la mejor calidad.
 Y con este signo quiso darse a conocer Jesús y animar la fe de su grupo de seguidores, como el aviado por Dios para  trasformar en alegría de fiesta, la seriedad de la ley judía. En llenar de esperanza a los corazones carentes de esa alegría.
El hecho de faltar el vino no es otra cosa que la carencia de alegría, en una pareja que se casa y el mismo día de su boda les falta la alegría es signo de desgracia, de una tristeza radical, pero Cristo si está presente en la boda transforma esa tristeza en gozo, esa carencia de alegría en una alegría desbordante, ese es el signo de la conversión del agua en vino.
 María, que percibe la falta de vino en una boda en Caná, ve también lo que nos hace falta en nuestras vidas, sabe de nuestras miserias y carencias, como también de las virtudes que necesitamos para asemejarnos cada vez más a su Hijo, el Señor Jesús: más fe,mejor fé, en este año de la fé profundizar mas en ella, más caridad, más esperanza, más paciencia, más alegría, más pureza, más humildad.
 Ella intercede también ante su Hijo para que transforme el agua de nuestra insuficiencia o mediocridad en el “vino nuevo” de una vida santa, plena de caridad, rebosante de alegría.¡Cuanta necesidad de cambio tenemos los cristianos!, ¡Cuanta necesidad de cambio tiene la Iglesia de Jesús!.
Al aspirar a conformarnos con el Señor Jesús, el Hijo de María, hemos de tener muy presente que sólo Él puede ayudarnos a cambiar nuestros vicios por virtudes. Así como Jesús transformó el agua en vino, Él puede también transformar nuestros corazones endurecidos por nuestros pecados y opciones contra Dios en corazones “de carne”, capaces de amar como Él nos ama.
Para que se dé esta transformación interior en nuestras vidas nuestra Madre del Rosario intercede incesantemente por cada uno de nosotros, sus hijos e hijas, ante el Señor, al tiempo que nos urge a nosotros: «¡haced lo que Él os diga!» (Jn 2,5). 
Si bien el Señor realiza el milagro de la transformación del agua en vino gracias a la intercesión de su Madre, lo hace también en la medida en que los siervos cooperan haciendo lo que Él les indica, obedeciendo a su palabra. Del mismo modo, el Señor obrará nuestra conversión y santificación sólo en la medida en que prestemos nuestra decidida cooperación desde el recto ejercicio de nuestra propia libertad.
¿Pero cómo me habla el Señor, de modo que pueda “hacer lo que Él me diga”, cada vez que descubra que me “falta el vino” de alguna virtud? Cuando te falte fe, escucha al Señor que te dice: «No se turbe tu corazón. Crees en Dios: cree también en mí» (Jn 14,1); si te falta la esperanza y resistencia en las tribulaciones, Él te dice: «¡ánimo!: yo he vencido al mundo» (Jn 16,33); si te falta caridad: «ámense los unos a los otros como yo los he amado» (Jn 15,12); si te falta la humildad, y pretendes dar frutos de santidad por ti mismo, Él te dice: «El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no pueden hacer nada» (Jn 15,5); si te falta paciencia: «aprende de mí que soy manso y humilde de corazón»; si te falta capacidad de perdón y consientes resentimientos, rencores, deseos de venganza, Él te dice: perdona «hasta setenta veces siete» (Mt 18,22); si te falta generosidad, te dice: «A todo el que te pida, da» (Lc 6,30); si te falta la perseverancia en la oración, Él te dice: «es preciso orar siempre sin desfallecer» (Lc 18,1). Ante todo lo que nos hace falta, acudamos al Señor y escuchemos reverentes aquellas enseñanzas a las que María nos invita a adherirnos de mente, corazón y acción: «¡haced lo que Él os diga!»
Hemos escuchado en el evangelio del domingo pasado, lo mismo que el  del día de Reyes la manifestación de Dios, pero aunque se ha terminado ya el tiempo de la Navidad eso no quiere decir que se ha agotado ya por parte de Dios las “Epifanías” o manifestaciones de Jesús. El Hijo de Dios. Hijo de José y de María, nacido en Belén, se manifiesta a aquellos extraños personajes “venidos de Oriente”, anunciando a “todo el mundo” que Dios se ha hecho presente en nuestra carne, en nuestra misma Historia.
En el bautismo, Jesús se hace oficialmente presente a su Pueblo a través de las palabras del Padre: “Este es mi Hijo amado, mi predilecto: escuchadlo”; y hoy escuchamos, en el evangelio de Juan, su primer milagro (epifanía) a instancias de María, con motivo de una fiesta familiar -una boda-, en la que comienza a faltar el vino (la alegría), que dice a los servidores de la fiesta: “haced lo que Él os diga”; que nos recuerdan las palabras del Padre en el bautismo: “escuchadlo”.
Con la fiesta del Bautismo de Jesús, en el Jordán, dábamos fin a las fiestas de Navidad; pero todavía no se han terminado los “signos de Jesús”, o "epifanías", que significa “manifestación”, a través de las cuales Jesús, el Hijo amado del Padre nos da a conocer su misión.
  Cada domingo en el Evangelio escucharemos los signos que Jesús realiza para manifestarnos que Dios actúa en él, y que él tiene el poder no solamente de perdonar pecados, sino también de “alterar” lo que es natural y realizar lo que es sobrenatural, es decir, hacer milagros.
Veremos estas manifestaciones del Señor dirigidas especialmente a los pobres, leprosos, sordos, ciegos, lisiados, incluso a muertos que vuelven a la vida por su poderosa mano.
Pero, ¿una vez que Jesús ha subido al cielo se ha terminado ya todo?. No, Él sigue manifestándose a través de la Iglesia que le tiene que hacer presente en nuestros días, y él te ha llamado a ti pues necesita tus ojos, tus manos, tus píes para llegar al pobre, al enfermo, al lisiado, al necesitado y traerle la posibilidad de  socorrerle.
No se han agotado los milagros del Señor, Él espera seguir realizándolos con tu vida, tu presencia, tu acción, con nuestra intercesión, con nuestras obras y acciones cotidianas, con nuestras manos generosas, por eso actúa en nuestros corazones y por el bautismo nos ha hecho a cada uno de nosotros “otro Cristo” para actuar en nuestro mundo, en nuestros lugares concretos donde vivimos, nos movemos y existimos.

Esas acciones de Jesús ahora están en las manos de todos los elegidos por Él, los Bautizados para hacer el bien y dar paz y amor a todas las naciones.
(Tomados datos del portal de la Orden de Predicadores de la sec.  Predicación, Homilías)

sábado, 12 de enero de 2013

VIDAS EJEMPLARES: EL P. GONZALO PÉREZ LOBATO



EL P. GONZALO CON SU PADRE  Y OTRO FRAILE EN GRANÁTULA

Conociendo su vida.

De las memorias del P. Gonzalo:

PRIMEROS ESTUDIOS.

“Comencé a ir a la escuela del pueblo de Moratones a la edad de seis años hasta los once con la Sra. Maestra Carmen.. Mis padres eran bastante pobres. El Señor les concedió tener diez hijos. Yo fui el segundo mayor. Mi padre, para criarnos, se dedicaba a comprar huevos por los pueblos, pieles y otros objetos. Al mismo tiempo vendía azúcar, arroz, jabón, etc.  Mi madre además de atender las labores de la casa, se dedicaba a cultivar unas pequeñas fincas con una pareja de vacas. En aquellos tiempos, no teníamos en el pueblo ni buen agua para beber y menos para lavar la ropa, teniendo mi madre que desplazarse a unos diez kilómetros para lavar en el río Tera. Tampoco teníamos luz eléctrica, ni teléfono, ni carretera. Mis padres eran sobre todo buenos cristianos. Eran los segundos maestros, quienes se encargaban de ayudarnos a las labores que nos había mandado la Sra. Maestra. Todas las noches, a la luz de un candil de petróleo o de aceite, rezábamos el Santo Rosario, sobre todo en casa de mi abuela María. Solíamos dormirnos algunas veces, porque después del Rosario añadían muchas oraciones a todos los Santos. A pesar de ser una familia pobre, mi padre no quiso que, mientras él viviera, fuésemos a dar jornal a nadie. Con orgullo digo que vivíamos sin faltarnos lo preciso para aquellos tiempos”.
La infancia del Padre Gonzalo no dista mucho a como ha sido la infancia de muchos de nosotros, que procedemos de pueblos, o incluso de otros que procedían de ciudades, pero que el ambiente en aquellos años difíciles estaba empobrecido, pero que los cristianos de verdad vivían profundamente la fe; se amaba de modo peculiar a nuestra Madre del cielo, María Santísima; se vivía más conforme con las pocas cosas que se tenían sin estar por ello agobiados como sucede ahora en nuestro tiempo donde el tema estrella es la crisis económica, y el vernos privado de tal o cual lujo para nuestras vidas saciadas de todo hasta de comida donde se ha tirado y se sigue tirando en abundancia, mientras que otros carecen de lo más necesario, sobre todo en lugares del tercer mundo para poder vivir.
En cuanto a la enseñanza también es de admirar el cuidado y esmero de aquellos maestros y maestras que pese a tener pocos niños y de diversas edades en su aula se esmeraban en darles una preparación suficiente para que pudieran conseguir posteriormente estudios con una base sólida para ello.
La carencia de “cosas” quizás facilitara más el tiempo para que niños buenos como era Gonzalo buscaran más a Dios y confiaran más en él, ya que donde falta de todo la mente y el ingenio están más dispuestos para estar siempre en un estado continuo de búsqueda.
El otro punto esencial en la vida del P. Gonzalo lo marca la vida del Cura del pueblo, que ve a los niños casi diariamente, habla con ellos, les enseña el catecismo y va descubriendo en diálogo casi siempre con los maestros el “valor” de cada uno de ellos y fuerza las circunstancias para que ese valor no se quede perdido como enterrado en las profundas tierras leonesas, sino que aflore y sea conocido y así tenga otra oportunidad nueva para seguir profundizando.
Es lógico que este Pastor de las almas viera en este niño Gonzalo valores personales, intelectuales y espirituales que le hiciera pensar en darle una oportunidad para seguir estudios en la PRECEPTIRÍA DE ROSINOS.

viernes, 11 de enero de 2013

UNA VIDA EJEMPLAR - UNA VIDA DE SANTIDAD:






VIDAS EJEMPLARES

Recuerdo por este medio la Vida Ejemplar del P. Gonzalo, que bien podríamos llamar sin que se ofendan los amigos zamoranos Fr. Gonzalo de Granada, quien vivió muchísimos años en esta bendita tierra y que pasó por aquí sembrando amor y haciendo el bien, a semejanza de Nuestro Señor Jesucristo.
Apóstol de la caridad, hermano de los pobres, entregado a los demás, hombre de oración, religioso lleno de humanismo y cristiano repleto de virtudes, sí, un ejemplo para seguir.

Rvdo. P. Fray Gonzalo Pérez Lobato
Dominico

Justel (Zamora),  15 de Febrero de 1920
Granada,  22 de Marzo de 2007



De las memorias del P. Gonzalo:

“Nací en Justel, provincia de Zamora y Partido Judicial de Puebla de Sanabria, el quince de febrero del año 1920, según consta en la Partida de Bautismo, que poseo y copio literalmente: “En el libro 5º de bautizados al folio dieciséis, hay una partida que dice así. En la Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol de Justel y Quintanilla, Obispado de Astorga, provincia de Zamora en veintidós de febrero de mil novecientos veinte, yo D. Plácido Rodríguez, Cura Párroco de Muelas de los Caballeros, con licencia de D. Generoso Carrera, Párroco de Justel, bauticé solemnemente a un niño, que nació el quince del actual a las once de la mañana, hijo legítimo de Gonzalo Pérez Pérez natural de Moratones de Vidriales y Melchora Lobato Carbayo que lo es de esta de Justel y vecinos del mismo. Abuelos paternos: Matías Pérez Paz y María Pérez Paz, naturales de dicho Moratones. Maternos: Juan Lobato Lobato y Antonia Carbayo Mayo, ambos de esta naturaleza y vecindad. Le puse por nombre Gonzalo; fueron sus padrinos su tío paterno Justo, soltero, y su abuela materna Antonia, en nombre de Severina Pérez, tía paterna del bautizado, a quienes advertí del parentesco espiritual y obligaciones contraídas.
Y para que conste lo firmo: Generoso Carrera, Rubricado”. Es copia literal del expresado libro que obra en este Archivo parroquial de mi cargo al que me refiero. Y para que conste expido la presente en Justel a once de septiembre de 1941. Firmado: Francisco Sampedro, Cura Párroco de Justel”.

martes, 8 de enero de 2013

DOMINGO DEL BAUTISMO DEL SEÑOR





DOMINGO DEL BAUTISMO DEL SEÑOR


Lectura del santo Evangelio según San Lucas 3, 15-16. 21-22

En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos:
–Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo:
–Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.




Hoy damos un gran salto en la vida del Señor, un gran salto en el que pasamos de celebrar a Jesús niño acostado en un pesebre, o ya no tan pequeñito según algunos exegetas,  cuando es visitado por los Reyes Magos de Oriente en su casa. Ya hoy contemplamos  a Jesús adulto acudiendo donde Juan el Bautista al río Jordán.
Nos narra el Evangelio que cuando acude el Señor al Jordán se escucha una voz, la voz de Dios que habla al corazón de sus hijos, la voz que dice: ¡Este es mi Hijo querido, escuchadle!
Así que quienes estaban con Jesús en su Bautismo, le acogieron como el Hijo preferido de Dios.

La palabra bautismo, deriva del vocablo griego baptizo, que significa sumergir, zambullir, bautizar. Esta palabra indica la identidad propia del bautismo como inmersión o introducción en una nueva dimensión. Juan llamaba a la conversión, quería introducir a los israelitas a vivir una nueva era desde la experiencia del Jordán, río de la liberación ya que es el  río por el que el pueblo del Éxodo entró en la Tierra prometida.

En el marco solemne de un bautismo colectivo Jesús es presentado ante los pueblos: Una voz vino del cielo: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy (Lc 3, 22). Lucas lo presenta entronizado en el bautismo para establecer el reino de Dios en el mundo. Lo que cuenta es que es "el Hijo predilecto", que puede conectar con todos.

Juan anuncia a Jesús como aquel que está entre nosotros, en medio de nosotros, como aquel que viene a arrancar el pecado de cuajo de nuestro mundo, de nuestras comunidades, de nuestra propia vida, el cordero inocente que se entrega, se inmola para darnos en plenitud la Gracia de Dios. La salvación.

Desde el comienzo del trabajo evangélico de Jesús, éste manda a los Apóstoles ir a todas partes y bautizar en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, así se hizo, así lo hizo la iglesia en todos los tiempos y así se sigue haciendo en todas partes. Por eso, el bautismo se convierte en el momento fundamental y normativo de la existencia cristiana. Es el primero de todos los Sacramentos y al mismo tiempo es la PUERTA que posibilita la recepción de los demás.

El bautismo del Señor siempre ha sido reconocido como el fundamento y el mejor elogio de la importancia de nuestro bautismo, porque es el que da valor a nuestros bautismos. El que no tenía pecado alguno acude al bautismo de Juan para que nosotros seamos bautizados. Para que a nosotros se nos borre el pecado y vivamos en la Gracia que Dios nos da a través de los Sacramentos de la Madre Iglesia.

Que a la luz de la Palabra de Dios que escuchamos y proclamamos en este Domingo, día del Señor, aprendamos a valorar el Sacramento de nuestro propio bautismo, para que vivamos este acontecimiento como lo que en realidad es, el más importante en nuestra vida cristiana, en nuestra vida de FE, y en este año de la FE sepamos regresar en la memoria a este lejano acontecimiento para profundizar en lo que en él se encierra y a valorizar lo que él significó y significa a lo largo de toda nuestra existencia. Que recordemos el día de nuestro bautismo como el más importante y la fecha como la más digna de celebración alguna, pasando incluso por encima de la tan recordada fecha de nuestro santo o de nuestro cumpleaños.






Dice la primera lectura:

“Yo, el Señor, te he llamado con justicia,
te he tomado de la mano,
te he formado y te he hecho
alianza de un pueblo, luz de las naciones.
Para que abras los ojos de los ciegos,
saques a los cautivos de la prisión,
y de la mazmorra a los que habitan en las tinieblas”.

¿Recordáis cuando el Señor, en su pueblo, desenrolló el libro de Isaías e hizo una lectura donde se dice: “El Espíritu del Señor me ha ungido, me ha enviado a anunciar…” dijo: “Hoy se cumple esta lectura”?

Pues hoy se cumple esta lectura que proclamamos. Se cumple en cada uno de nosotros, que hemos sido destinados por Dios, desde nuestro bautismo  para ser voz de las naciones, luz de los pueblos, los que estamos destinados a arrancar las cadenas de la cautividad, destinados por el Señor a abrir las mazmorras y liberar a los oprimidos por el diablo, manifestado en la pobreza, la miseria, el egoísmo de los hombres, las mazmorras que atrapan en sus redes a los esclavizados por el consumismo, a nuestra sociedad atrapada en este cruel consumismo, al pobre pueblo de Dios oprimido en estos días por la cruel situación económica provocada por el no saber hacer y el egoísmo de tantos dirigentes políticos, sindicales, judiciales, y en ocasiones también religiosos, que no son Pastores y se apacientan a sí mismos, sí, llegada es la hora de la liberación, de actuar, de acabar con el pasotismo que no nos ha conducido a ninguna parte, Ha llegado la hora de leer el Evangelio de Jesús y darle cumplimiento.