DÍA 1 DE ENERO: SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS:
Comenzamos bien el nuevo año si prestamos atención a
la primera lectura del libro de los Números, 6. El Señor nuestro Dios le da a
Moisés la bendición que ha de utilizar para bendecir a su pueblo, es la
bendición que el Señor nos da el primer día del año para que nos sintamos
amados por Él, bendecidos por Él, arropados y protegidos por Él:
“El Señor te bendiga y te proteja,
Ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor.
El Señor se fije en ti y te conceda la paz”.
En este día dedicado a María, la madre de nuestro
Salvador, agradecemos su confianza en Dios, esa confianza manifestada en su
“sí” a la voluntad Divina, su sí a aceptar el anuncio del Ángel sin ni siquiera
sospechar todo lo que esto supondría para ella, pero que desde que la Palabra Eterna de Dios se hizo
CARNE y habitó entre nosotros, ella acogió con amor a esta Palabra y guardó con
profundo amor y ternura en su corazón, todo, el nacimiento de esa manera, en
esa triste situación, la presencia de los más pobres visitando al Niño Dios, la
adoración de los Magos, las palabras de Simeón al entrar al Templo para
presentar al niño, eso de que una espada de dolor traspasaría su alma, la
salida precipitada a Egipto para salvar al niño del cruel Herodes, todo eso,
todo lo demás que no sabemos pero que ella vivió, lo pensaba, lo meditaba, lo
guardaba en su maternal corazón, como piensa, ama y guarda todo lo nuestro, que
también somos sus hijos, que también vela por nosotros, que se interesa por
nuestras vidas, por nuestro estado de alegría o de tristeza, de gozo o de
llanto, de vida, pues a todos ama, a todos protege, de todos se preocupa con
maternal amor. Oh María, madre nuestra, no dejes nunca de dirigir tu maternal
mirada hacia nosotros, tus pobres hijos.
Que grande nuestra liturgia, dedicar este primer día
del año a aquella que nos trajo con su sí al Salvador, a la esclava de Señor, a
nuestra MADRE del cielo que nos ama y que tanto amamos pues es nuestra
esperanza, nuestro socorro, nuestro auxilio, ella nos tiende su mano maternal a
quienes vivimos en este Valle de lágrimas para que con ella podamos llegar
seguros a los brazos del Hijo. Bendita seas por siempre, Madre del eterno
Verbo.
¡Feliz año nuevo hermanos!
II DOMINGO DESPUES DE NAVIDAD. CICLO C.
LA PALABRA SE HIZO CARNE Y ACAMPÓ ENTRE
NOSOTROS.
Uno de los grandes aspectos de este Misterio que es la Navidad es esa presencia
de Dios en la historia de la humanidad, presencia de un Dios que no quiere
estar ausente de nuestras vidas ni de nuestra historia, es un dios presente,
encarnado y nacido en la fragilidad de nuestra humanidad. No viene como un ser
poderoso, extraño al hombre, ausente o lejano, se hace uno como nosotros, uno
de nosotros asumiendo nuestra naturaleza en todo menos en el pecado, que viene
precisamente para arrancar el pecado del mundo, para arrancar las cadenas de la
esclavitud del hombre, para hacernos nuevos, amados de Dios, redimidos por
Dios. Viene a darnos su misericordia.
La Palabra vino a su casa y los suyos no la recibieron, esta Palabra es la luz verdadera, pero por
desgracia son muchos los que prefieren las tinieblas a la luz verdadera, ¿y
nosotros?, pues seamos consecuentes con nuestra vida. No podemos dividir el
mundo entre buenos y malos, entre blanco y negro, luz o tinieblas, En cada uno de nosotros hay oscuridades, hay
fallos, hay pecado, ni todos son tan malos ni todos tan buenos, tenemos días
buenos y días malos, lo que si tenemos que hacer es pedirle al Señor que no nos
falte nunca su luz para que alumbre nuestras oscuridades y así poder caminar
por la vida por el buen camino, el camino que sigue las huellas del Cordero, el
camino del Evangelio y cuando nos acerquemos en la Misa a Comulgar que seamos
capaces de recibir al Señor para que permanezca en ese sagrario tan querido y
deseado por Él, el sagrario de nuestro corazón.
EPIFANÍA DEL SEÑOR. Día de Reyes.
“¿Dónde ESTÁ EL REY DE LOS JUDÍOS QUE HA NACIDO?
PORQUE HEMOS VISTO SALIR SU ESTRELLA Y VENIMOS A ADORARLO”
Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz, la
gloria del Señor amanece sobre ti, amanece sobre la Iglesia, esta Iglesia que
es invitada por el Profeta Isaías a levantarse, a despertar, a estar vigilante,
a estar alerta, porque Dios se manifiesta, esto es una EPIFANÍA, una
manifestación de Dios.
Y aunque celebramos hoy la Epifanía de los Magos de
oriente, los llamados tres Reyes Magos, a lo largo de la vida de Jesús se dan
muchas más epifanías, muchas manifestaciones que nos hacen pensar, nos animan,
nos llenan de alegría. De hecho podríamos decir que la vida de Jesús, toda ella
ha sido una gran epifanía, una gran manifestación que nos anima a seguirle, a
amarle con todo nuestro corazón, a adorarle, como los Magos de Oriente y
contemplándole hoy ente los Magos a presentarle también nuestros regalos, pues
de eso se trata en este día.
Los Magos le presentan tres regalos uno por cada
Mago y cada Mago representa una parte del mundo, entre los tres abarcan el
mundo entero conocido entonces, Oro porque el niño que nace es un Rey, él
aunque nunca se presentó como tal ante los hombres, en su bochornoso juicio
ante Pilato reconoció que lo era, pero que su reino no es de este mundo, por
eso su misión no ha sido el mandar, el dar ordenes, ha sido el servir, el
entregarse, el amar con toda su intensidad.
También le ofrecen incienso, es Dios, un Dios “escondido”
en la fragilidad humana, pero todo un Dios encarnado y nacido como nosotros, en
todo igual a nosotros menos en la fragilidad del pecado y la desobediencia, Él
vino a obedecer al Padre, a hacer la voluntad del Padre y a dar su vida por
todos.
Y como dio su vida en la CRUZ y tenía por tanto que
morir le ofrecieron ungüento para la mortaja: Mirra. Como se hace con todo
hombre que muere.
Hoy es también el día de la inocencia plasmada en la
cara de admiración de los niños ante los regalos, quizás este momento sea más
feliz para los padres que ven la alegría de sus hijos que para los mismos niños
que en nuestra sociedad están ya un tanto saciados de cosas y de regalos, pero
es su día.
Pero lo importante de este día de Reyes es qué le
traes tú al Señor, cual es tu regalo, pues él que recibió con una sonrisa el
regalo de los Magos de Oriente hoy aguarda con la misma sonrisa tu regalo, ¿qué
le darás?, ¿qué esperará él de ti?. El lo que quiere es todo lo bueno que hay
en tu corazón, tu amor, tu bondad, tu entrega, tu generosidad, te quiere a ti,
tú eres su regalo, pues tu eres su amor, tu eres el motivo de todo esto que
celebramos, eres la causa de su Encarnación, tu eres el por qué nació en un
pesebre pobre y abandonado, para que no pueda encontrar a nadie en situación
tan baja que piense que estando así, pobre, arruinado, sin nada, no pueda
aspirar a llegar a él, claro que puede si él se puso por debajo de todos para
alzar a todos, para levantar a esta humanidad caída hasta lo más alto del
cielo. En fin, el murió por ti y por mí, por todos nosotros para que todos
tengamos VIDA ETERNA. ¡Feliz día de Reyes!.