“TODO EL QUE ES DE LA VERDAD ESCUCHA MI VOZ”
El Profeta Daniel ya nos habla de este Rey del
Universo, Rey que dominará todo y todo será sometido tarde o temprano a Él, el
reinará con poder y majestad por siempre jamás, su reino no tendrá fin. Entonces
los que se enaltecían contra él acatarán sus órdenes y su dominio y todos inclinarán
su cabeza ante el Rey Soberano.
Este señorío de Jesús radica en que dio su vida por
todos, siendo el Hijo de Dios no despreció a la muerte, la acató y se sacrificó
“uno por todos” para que todos tengamos vida eterna.
Por eso Él será ensalzado sobre todo viviente y
todos le verán venir en gloria y majestad pues él es el Alfa y la Omega, el principio y el
fin, el que es, el que era y el que viene. Y viene para hacer justicia en el
mundo, para traer la PAZ,
para dar Misericordia, para mostrarnos a todos la compasión de un Dios que es
AMOR y que está por encima de todo principado, de toda nación, Él someterá a
todos y todos se tendrán que inclinar y doblar la rodilla ante Dios Padre
Todopoderoso.
El Evangelio nos narra el encuentro de Jesús ante
Pilato, aquí el mismo Jesús reconoce que es REY, pero no de este mundo, no “al
estilo de los reyes de este mundo, ni de los de antes ni de los de ahora”, Él
reina ya en su reino, que se encuentra en los corazones de quienes le aman, y
reina desde el servicio, desde la entrega, desde el amor. Su manera de reinar
es ceñirse la toalla y comenzar a lavar los píes a los discípulos, para que
estos y nosotros aprendamos de una vez y para siempre que el que quiera
sobresalir ante los ojos de Dios lo ha de hacer desde el servicio, en servir,
en darse, en vivir una entrega total y generosa radica el reinar con Cristo, y solamente
de esta manera formaremos parte de Él.
No nos hagamos en nuestra mente imágenes “gloriosas”
del Rey del Universo, pues Él nos ha mostrado que su corona es de espinas, su
cetro una caña, su trono una CRUZ.
Los que aspiremos a ser del Señor, a estar en su
reino tenemos que abrazar este estilo de vida que él vivió y nos mostró, que
está plasmado en el Evangelio del Señor y que nos lo resume perfectamente el
las bienaventuranzas, es un estilo de vida que cuesta, no es fácil, en
ocasiones se hace complicado alcanzarlo, pero que merece la pena pues es la única
manera de ser de Jesús, de amar como él nos amó y de entregarnos a su manera,
sin condiciones, totalmente y hacerlo con corazón desbordante de alegría. No
nos desanimemos ante los retos de la vida, sabemos muy bien que llegaremos
hasta donde podamos llegar, tenemos que intentarlo, Él hará lo demás, Él nos
llevará desde donde nos quedemos hasta los brazos del Padre. Pero la vida es
lucha, es sacrificio, es entrega y sobre todo es AMOR.
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