Desde esta parroquia perchelera de Santo Domingo un abrazo a todos los niños de nuestra Comunidad parroquial, de nuestro barrio y de todas partes, pues en ellos, en su mirada, en su ilusión hoy los que ya somos mayores, quizás para ellos muy mayores, quisiéramos ver y de hecho vemos nuestro reflejo, nuestro recuerdo de la niñez y de nuestra inocencia tantas veces marchitada no por el tiempo, pues a lo largo de la vida hemos experimentado que los santos, los grandes santos jamás perdieron esa capacidad “inocente” de poder asombrarse por las grandes cosas y por las pequeñas, pero sí marchitada por nuestros egoísmos, nuestras miserias, nuestro afán de acaparar, en definitiva: nuestros pecados.
Ya al venir para la parroquia vi las calles acotadas para la cabalgata de los Reyes Magos, y pude ver a familias con sus niños esperando a los Reyes. Al salir de Santo Domingo veré a cantidad de padres cargando a sus hijos pequeños sobre sus hombros y como siempre sucede, cuando pasa la cabalgata desviaré mi mirada hacia las caritas ilusionadas de los niños, como queriendo atrapar en el tiempo esos años pasados y esas ilusiones perdidas. Los niños sin duda nos rejuvenecen. Seamos todos en estos días y siempre en nuestra vida más niños. ¡¡¡Felices Reyes!!!
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