Muchas veces,
cuando uno está en plena celebración de la Misa en el altar ves como están entrando en la
iglesia durante las lecturas, o el Evangelio o la predicación y en ocasiones
bastante después.
Hay por ahí un
chiste que dice: "Entran dos en una iglesia para la Misa y el sacerdote está
diciendo -podéis ir en paz- y entonces le dice el uno al otro: ostras, por poco
nos quedamos sin misa".
Refleja un poco el sentido que
algunos tienen de la Misa ,
creen que llegar a la
Comunión es suficiente, pero ¿cómo te has preparado?, ¿cómo
has pedido perdón si no has llegado al acto penitencial?, ¿cómo ha prendido en
ti el fuego del Espíritu por la
Palabra proclamada si no has escuchado las lecturas?...
La sabiduría y el buen hacer de los
abuelos:
En estos días que
he visitado a mi madre, que cuenta ya con 90 años me decía al respecto:
"Mi madre me enseñó cuando era niña estas oraciones que siempre digo en la
iglesia y en la Misa :
Cuando entras en la iglesia:
"Entro Señor
en tu casa, tu Santo Templo. Te adoraré y reverenciaré tu Santo Nombre.
Amén"
Cuando tomas con
tus dedos el agua bendita:
"Por este
agua bendita que tomo en mis manos, sean perdonados todos mis delitos y
pecados. Amén".
Cuando te arrodillas para saludar al Santísimo en el
Sagrario:
"Aquí me
hinco de rodillas, delante del Padre Eterno, a pedirle y a rogarle que me libre
del infierno".
Cuando sale el sacerdote:
"Ya sale el
Verbo Divino, revestido de humildad, representa a Jesucristo, que a decir la misa
va. Dios le de gracia para decirla y a mí para oírla, Amén."
Sí, eran otros
tiempos, pero aún podemos hacer las cosas mucho mejor que lo que se hace. Todo
está en el amor que tenemos a Dios y en la generosidad y agradecimiento que le
queremos mostrar.
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