Ayer, jueves 9 de Junio, en nuestro templo de
Santo Domingo vivimos una enriquecedora experiencia de fe comunitaria.
Si todo trabajo en una Parroquia es muy
importante, la atención a los mayores y a los enfermos ha de primar por encima
de todo, más en una parroquia como la nuestra que al contrario que ocurre en
las barriadas que cuentan con muchos niños y gente joven, aquí, en las
parroquias del centro de la
Ciudad contamos con mucha gente mayor, hombres y mujeres que
viven en soledad, alejados muchos de la familia que se fueron marchando a la
periferia para fundar su propia familia y han envejecido además de ir
acarreando con paciencia sus dolores, sus enfermedades, su SOLEDAD.
Ayer era Jueves Eucarístico en Santo Domingo,
expusimos el Santísimo Sacramento a las 19 horas, rezamos el Rosario, cantamos
con las voces y el talento de los jóvenes de la Archicofradía
canciones eucarísticas, y a las 20 horas dimos comienzo la Santa Misa. Era un día de
FIESTA, por eso mandé tocar las campanas de Santo Domingo que suenan solamente en
las grandes ocasiones, ayer era uno de esos días, era la FIESTA de los VIEJITOS Y
VIEJITAS, la FIESTA DE
LOS ENFERMOS, y acudió un buen número.
Ya la Palabra de Dios nos hablaba del Sacramento de la Unción de los enfermos, lo
mismo las palabras dirigidas a la feligresía, orientando sobre lo necesario de
acudir a este Sacramento, de estar preparados para cuando el Señor llame, de
tener incluso la confianza de que el Señor, por medio del Sacramento de la Unción o nos puede quitar
enfermedades, cargas, agobios, o nos dará fuerza extraordinaria para sobrellevarlos
con resignación y con alegría.
En total dimos este maravilloso Sacramento a
47 personas, mientras nosotros estábamos en la iglesia el P. Pepe fue a casa de
Juanita y allí también impuso el Sacramento a tres viejitas y enfermas
maravillosas que unas no podían venir a la Iglesia y otras tenían que quedarse a cuidar las más enfermas, común, el drama de cada
familia, pero donde reina el amor como que todo es más normal, más llevadero. Jamás
falta Cristo, se escucha Radio María, se reza el Rosario, se participa, en la
manera de lo posible de la Misa
a través de la Tv. Que nunca
falte la fe, entonces nunca fallará la esperanza.
Hoy iré yo terminada la Misa de las 20 hs. a dar la Unción a otro enfermo que
no pudo venir ayer, a confortar, consolar, animar, es Cristo quien visita la
casa y los corazones de quienes piden la ayuda de los Sacramentos para aquellos
que no pueden pasar ya por el Templo, a aquellos que no pueden venir a la que
sigue siendo su casa, como su segunda casa, Santo Domingo.
Nos faltó algo, pero para el año que viene lo
organizaremos mejor, la fiesta tiene que continuar después del Banquete Eucarístico,
y el año próximo tendremos que preparar un chocolate y unas pastas o algo que
anime a compartir alegrías entre comentarios de lo que nos aqueja a cada uno de
nosotros, yo también me incluyo.
Gracias a todos los que participaron, a los jóvenes
de la Archicofradía
por solemnizar la Santa Misa ,
a los hermanos Muñoz por sus talentos de música y por ese órgano que suena como
algo que viene de “arriba”, gracias a todos.
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