LAS TENTACIONES DE JESÚS Y NUESTRAS
TENTACIONES
Estamos
iniciando prácticamente este precioso tiempo de Cuaresma, no es un tiempo
triste, es sobrio, austero, como ha de ser nuestro vivir en cuaresma, pero es
alegre, pues es tiempo de gracia, tiempo de misericordia, así lo recordábamos
el miércoles de ceniza: “Ahora es tiempo favorable, es tiempo de salvación”.
Este
tiempo de gracia y salvación no es otra cosa que nuestro caminar confiadamente
hacia la Pascua ,
como Cristo murió en la CRUZ
y resucitó, nosotros, muriendo cada día al pecado, confiamos resucitar en la Gracia de Dios, seamos pues
fieles al Señor y confiemos plenamente en Él. Él actuará.
En
la primera lectura se nos habla que somos hechura de Dios, modelados por él,
amados de él, llamados a la VIDA
para hacer el camino que nos conduzca hasta la eternidad, salimos de Él y
retornaremos a Él.
En
la segunda lectura San Pablo contrapone
las figuras de Adán y Cristo, y nos dice que “no hay proporción entre la culpa y el don” ya que efectivamente
en Adán se hace carne la culpa mientras que en Jesucristo se hace carne la Gracia. De Adán recibimos la condición
de pecadores, de él no podemos esperar nada, sólo nuestra esperanza radica en
Jesucristo de quien lo podemos esperar TODO, Cristo es la Palabra que nos instruye,
nos perdona, nos salva, nos regenera y da nueva vida, de Él todo, del pecado
nada.
En
el Evangelio vemos las tentaciones de Jesús y n estas tentaciones vemos las
tentaciones del hombre corriente, el hombre de cualquier sitio, condición o
edad.
Cuando
el demonio le dice a Jesús que convierta las piedras en panes también nos está
diciendo a nosotros que busquemos la vida fácil, sin sacrificios, sin trabajar,
sin esfuerzo. Una vida que no aporta nada favorable, nada positivo.
Cuando
le dice que se tire del alero del templo en esa tentación a nosotros nos tienta
también con una vida de espectáculo, de aplauso, una vida vacía de contenido,
sin principios, pero Jesús nunca hizo milagros por hacer, todos estaban
encaminados a dar amor, dar esperanza, dar dignidad al hombre, lo que busca el
tentador quiere anular esto e implantar otra cosa muy distinta, quiere que
reine su sin sentido.
Por
último, cuando el tentador ofrece al Señor todos los reinos del mundo si se
arrodilla ante él y lo adora nos está ofreciendo a nosotros el poder, la fama,
la grandeza, la admiración y vemos lo vacío de todo esto, vemos el mal que esta
tentación causa en aquellos que viven la vida para trepar, sin condiciones,
trepar para estar por encima de todos, trepar para avasallar a los demás, para
dominarlos, para robar no solamente su dinero, también su dignidad de personas.
Desgraciadamente vemos que son muchos en nuestros días los que caen en esta
terrible tentación, aquí están los banqueros que se enriquecen a costa de los
pequeños ahorros de los pobres, los políticos corruptos, los hombres y mujeres sin principios y sin
moral. Los que no tienen conciencia, los egoístas que solamente piensan en
ellos mismos, los que están llenos de avaricia. En definitiva tendrían que
darnos mucha pena de ellos, pues puede que vivan forrados en riquezas, pero
carentes totalmente de humanidad, hombres así solamente dan lástima y como
cristianos tenemos que orar por ellos y estar vigilantes para no caer en sus
redes, en las del tentador y en esos mismos pecados, pues no hay gran
diferencia en aquel que miente y engaña a muchos o en el que miente y engaña a
hacienda o a la familia o se engaña a sí mismo.
Al
Señor, tu Dios adorarás y a él solo darás culto.
Que
peséis un feliz Domingo, día del Señor, lleno de santas bendiciones, que la Cuaresma nos de a todos ánimo
y fuerza para cambiar, convertirnos y ser mucho mejores, merece no la pena,
merece la alegría.
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