CUATESMA: Tiempo, Oportunidad, Compromiso:
Es el tiempo propicio, ese tiempo único, esa
oportunidad que Dios nos da a cada uno de nosotros para adentrarnos en nosotros
mismos, mirarnos hacia dentro, y ver, sobre todo VER o VERNOS, er esa realidad
que soy yo, que somos cada uno de nosotros, pero verla con ojos críticos y
deseos de cambio, de “recrear” hacernos de nuevo, ser nuevas criaturas más a
imagen y semejanza de nuestro Padre y Dios que nos creó no para un tiempo
concreto, nos ha creado para la ETERNIDAD.
Pero no basta con mirarnos a nosotros mismos
con deseo de Cambio, que está muy bien, pero este cambio tiene que ir orientado
a la manera de mirar al hermano, al prójimo, al necesitado, si me miro yo
primero es para adaptar mi vida no a mí, que entonces estaría toda la vida
circulando en torno a mí, a mi ego, a mí mismo, sintiéndome yo el centro y
acabando así con mi vida, que de pobre vida pasaría a ser una vida miserable,
somos en la medida que nos damos a los demás, que nos integramos en una
familia, en una comunidad, en un pueblo, en una iglesia.
La Cuaresma es como ese resplandor de VIDA
que nos llega cual ryo de luz de las primeras Comunidades cristianas, era ese
tiempo de andadura, de formación, de incorporación a la Iglesia que se hacía
realidad en la Pascua de Resurrección del Señor con el Sacramento del Bautismo.
En nosotros ha de darse en estos cuarenta días ese recorrido hacia la Pascua,
ya estamos bautizados, pero la pequeñez humana, las miserias humanas, nuestra
vida vacilante, las tentaciones de una sociedad consumista, materialista,
egoísta y egocéntrica nos envuelven y tienden a arrastrarnos por caminos
contrarios al Evangelio de Jesús. La vida del cristiano ha de ser lucha
constante contra las fuerzas del mal, vigilancia para saber discernir y mucha
oración para pedir fortaleza y hacer lo correcto.
Comienza la primera lectura con la historia
del Génesis, en esta lectura se nos habla de un pacto, una alianza de Dios, una
señal que nos recuerda la apuesta de Dios por la VIDA, por toda vida, en plan
ecológico también, por la vida animal y por la VIDA HUMANA. Este plan ecológico
que en tantas ocasiones ha hecho hincapié el Papa Francisco no puede ser algo
lejano a nosotros, a nuestro diario vivir. Es una NECESIDAD del ser humano
mantener un equilibrio en la naturaleza, es como querer tener limpia y ordenada
la casa, nuestra casa, donde vivimos, donde hacemos las cosas cotidianas de la
vida, el MUNDO es nuestra GRAN casa y tenemos que mimarlo, cuidarlo,
protegerlo, el Señor nos ha puesto al frente de todo lo creado para mantenerlo,
incluso mejorarlo, pero nunca para perjudicarlo o acabar con especies vegetales
y mucho menos animales, y ya ni pensar acabar con el hombre por razones
racistas o de cualquier tipo. Si guardamos la ALIANZA, el pacto con Dios
tenemos que seguir sus sendas, no otras, no tenemos dioses en cantidad que nos
ofrezcan un abanico de posibilidades de caminos o alianzas, tenemos un ÚNICO
DIOS cercano y verdadero que nos ofrece un único camino para llegar a la
felicidad plena, ese camino no es otro que Cristo nuestro Señor y él nos ha
enseñado que las sendas del Señor son misericordia y lealtad para los que
guardan la alianza, como repetimos en el salmo responsorial.
San Pedro nos anima a buscar a Dios a través
de Jesús que se entregó como víctima por los pecados de todos. Él nos ha hecho
nuevos con el Sacramento del Bautismo y nos reconcilia diariamente con el
Padre, no olvidemos nunca el precio que Él ha pagado por nuestra libertad, ni olvidemos que en los Sacramentos tenemos
gracia tras gracia para heredar la vida eterna, escuchemos con atención a San
Pedro que siempre nos dice cosas concretas pero que nos son de mucha utilidad.
San Marcos, escuetamente, nos dice que la
“aventura” de la predicación del Reino Jesús la comienza en el desierto. El
Miércoles de Ceniza comenzó nuestro peregrinaje por el desierto de nuestra vida
en busca del oasis de la salvación. No nos perdamos, las señales están en el
cielo, que seamos capaces de verlas para llegar victoriosos y alegres, después
de superar nuestras pruebas, a los brazos de nuestro amado Padre Dios.
Que paséis un feliz domingo, día del Señor y
que este inicio de la Cuaresma de este 2018 sea la cuaresma del encuentro,
encuentro con el hermano y encuentro con Dios, para que siendo fieles a su
Evangelio demos en verdad frutos de salvación, que sean visibles, que se
entiendan, que los que nos contemplan puedan comprender y no precisen tradición
alguna, por el fruto se sabe si el árbol está sano y merce la pena que ocupe su
espacio, un árbol que da buenos frutos se le cuida, se le abona, se le presta
tiempo y da cariño, el que da malos frutos se corta y para el fuego. ¿Para qué
estamos destinados nosotros?
Fr. Francisco E. García Ortega, O.P.
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