¡¡¡Impresionante!!! Satanás es impotente ante tantos seguidores de Cristo. Me han arrancado las lágrimas por dos motivos: por la fuerza y la belleza de los cantos y porque son ofrecidos con toda piedad a Dios por Jesucristo, convirtiéndose así en Oraciones reparadoras muy agradables que el Padre no puede rechazar.
Somos peregrinos...Todos los caminos que encontramos en la Sagrada Escritura parecen llevarnos a la ciudad del rey David, el monte Sión. Dios bendijo extraordinariamente a Sión en la Antigua Alianza, ha decidido que sea su lugar de descanso para siempre."He puesto mi reino en Sión, mi monte santo"(Sal 2,6).Allí habitaría por siempre con los "suyos".
Jesús instituyó la Eucaristía en Sión; también en Sión descendió el Espíritu Santo en Pentecostés. La Última Cena y Pentecostés fueron los acontecimientos que sellaron la Nueva Alianza. Y, Hebreos,12, dice: "Habéis venido al Monte Sión, la Jerusalén celestial". El monte Sión es la Jerusalén del cielo, pues los acontecimientos sobrenaturales que tuvieron allí su cumplimiento, dieron lugar a la unión definitiva del cielo y de la tierra.
Así, hoy, aunque estamos a varios miles de kilómetros de Sión, estamos con Jesús en el Cenáculo y nos reunimos con Él en Zamora-en el cielo.
Muchas gracias, Reverendo Padre, por haberme permitido deleitarme con este Ritual tan espléndido.Un abrazo. Mªjosé.
¡¡¡Impresionante!!! Satanás es impotente ante tantos seguidores de Cristo. Me han arrancado las lágrimas por dos motivos: por la fuerza y la belleza de los cantos y porque son ofrecidos con toda piedad a Dios por Jesucristo, convirtiéndose así en Oraciones reparadoras muy agradables que el Padre no puede rechazar.
ResponderEliminarSomos peregrinos...Todos los caminos que encontramos en la Sagrada Escritura parecen llevarnos a la ciudad del rey David, el monte Sión. Dios bendijo extraordinariamente a Sión en la Antigua Alianza, ha decidido que sea su lugar de descanso para siempre."He puesto mi reino en Sión, mi monte santo"(Sal 2,6).Allí habitaría por siempre con los "suyos".
Jesús instituyó la Eucaristía en Sión; también en Sión descendió el Espíritu Santo en Pentecostés. La Última Cena y Pentecostés fueron los acontecimientos que sellaron la Nueva Alianza. Y, Hebreos,12, dice: "Habéis venido al Monte Sión, la Jerusalén celestial". El monte Sión es la Jerusalén del cielo, pues los acontecimientos sobrenaturales que tuvieron allí su cumplimiento, dieron lugar a la unión definitiva del cielo y de la tierra.
Así, hoy, aunque estamos a varios miles de kilómetros de Sión, estamos con Jesús en el Cenáculo y nos reunimos con Él en Zamora-en el cielo.
Muchas gracias, Reverendo Padre, por haberme permitido deleitarme con este Ritual tan espléndido.Un abrazo. Mªjosé.