Lectura del santo evangelio según san Lucas
3,15-16.21-22:
En aquel tiempo fue Jesús desde Galilea al Jordán y se
presentó a Juan para que lo bautizara. Pero Juan intentaba disuadirlo
diciéndole: - Soy yo el que necesito que tu me bautices, ¿ y tú acudes a mí?
Jesús le contestó: - Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo los que
Dios quiere. Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del
agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y
se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía: - Este es mi Hijo, el
amado, mi predilecto.
Hace unos días celebrábamos la manifestación del Señor,
adorado por los magos. Días antes, el 24 por la noche también los Ángeles
anunciaban a los Pastores de Belén, era una manifestación de Dios a la Humanidad. Y hoy,
como una prolongación de esa fiesta, celebramos el Bautismo del Señor, en la
que resuenan estas palabras solemnes: "Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi
predilección". Hoy, con el Bautismo del Señor, terminamos el
tiempo de navidad, e iniciamos el tiempo ordinario, queremos ir creciendo,
hablando, instruyéndonos o mostrando los signos de la identidad y de la misión
del Señor: cumplir la voluntad del Padre y atraer a todos los hombres a la
gloria de Dios. Nos ponemos de pie y cantamos.
Las
palabras del Profeta son el primer cántico del Siervo de Yahvé que aplicamos a
Cristo. Éste se presenta como el Mesías esperado: Él es quien ilumina y libera.
San Pedro, luego en la segunda
lectura, nos presenta este acontecimiento, de vital importancia para los
apóstoles y la comunidad primitiva, como el principio de la vida mesiánica de
Cristo.
En la proclamación del santo
Evangelio vemos cómo el Padre declara que Jesús es constituido como Mesías
"para que haga brillar la justicia sobre las naciones".Jesús fue al
Jordán para ser bautizado por su primo Juan. Jesús sabía que era profeta y le
respetaba y era amigo suyo. Al verlo Juan dijo: -¡Mirad, el hombre del que os
hablé! y después dijo a Jesús: -Eres tú el que me tienes que bautizar, ¿y
vienes para que yo te bautice? Pero Jesús le mandó que lo hiciera. El Espíritu
de Dios entró en Jesús, y se oyó la voz del Padre que dijo "Este es mi
hijo, el amado mi predilecto". Todos estaban pendientes de Jesús, después
de oír la voz de Dios. Y Jesús, luego se retiró a orar al desierto.
Jesús se
muestra como ha sido en su vida, sencillo, sin complicaciones, humilde y
cercano a todos, hace como los demás la fila para recibir el Bautismo de Juan, y
nos anima con su gesto a vivir nuestra vida de CRISTIANOS para derribar las
mazmorras de todo tipo de opresión y consecuencia de pecado, para dar la libertas
a toda clase de oprimidos, para dar la
VIDA por todos y a todos, unidos a Él y uniéndonos con Él al
Padre del Cielo.
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