“QUIEN
QUIRA SER PRIMERO QUE SEA EL SERVIDOR DE TODOS”
En
la primera lectura del Libro de la
Sabiduría nos describe las acechanzas del Justo por parte de
los impíos, estas acechanzas que el pueblo judío tenía para con el Justo, el
Señor, son idénticas a las que ahora tienen los impíos a aquellos que quieren
vivir su vida según la voluntad de Dios, con el agravante de que muchas veces
son muchos los piadosos que a su vez intentan poner zancadillas a otros por soberbia,
envidia, maldad o simplemente porque no
son de su grupo, su parroquia, su hermandad o su comunidad.
Estas
“situaciones anómalas” en la vida de un cristiano son atajadas por el Apóstol Santiago
en la segunda lectura dominical. Nos dice el Apóstol que aquello que procede de
Dios es puro, es amante de la paz, y nos anima a vivir nuestra vida cotidiana
siendo comprensivos, para que en nuestra vida sincera, según Dios vivamos
en la misericordia. El fruto de una vida en Cristo es el amor y la justicia. Si
esto nos falta estaremos sumergidos en el rencor, el odio y no alcanzaremos jamás
esa justicia que viene de arriba. De esta situación anómala se derivan los
malos gobiernos, problemas interraciales y situaciones conflictivas en los
estados y en pequeño en asociaciones, movimientos cristianos, cofradías y
familia. Solamente si somos capaces de renunciar al “EGO”, ese “yo” malicioso
y manipulador de nuestra conciencia podremos tener una vida auténtica, de hecho
es lo que nos pide el Señor en el Evangelio de este domingo.
San
Marcos en su capítulo 9, 30-37 nos vuelve a anunciar su pasión, como hizo la Palabra proclamada el
domingo anterior, pero en esta semana suena como un reproche para sus Apóstoles
que mientras él les habla de morir en una cruz por los pecados de los hombres,
ellos, despistados o un tanto ingratos, estén pensando quien es el más
importante del grupo una vez que el Señor falte tal como está anunciando.
El
mensaje que nos deja y además lo hace con toda claridad es que “el que quiera
ser primero sea el último, el que quiera mandar que aprenda a obedecer", que en
servir, en entregarse, en darse a los demás está la cuestión que nos marcará
con el sello de buenos cristianos, el sello de autenticidad.
Por
último el “signo” del niño que Él acoge y abraza es el mensaje de inocencia que
tenemos que tener para ser auténticos, nos sobra la malicia. Siendo auténticos
podemos sentirnos en línea con el Evangelio y con el mismo Jesús.
Jesús les dedicó tiempo, amor, mucho amor y mucha paciencia; ellos, los discípulos, tampoco entienden a Jesús y no se atreven a preguntarle...ellos tampoco entienden que por ser el Mesías tenga que sufrir. Ellos pensaban pasárselo muy bien, con honores y buenos puestos en la sociedad; pero Jesús, les está proponiendo que" el que quiera ser el primero, que sea el servidor de todos"...Esto no es el mesianismo político que ellos esperaban.
ResponderEliminarY Jesús se sentó con ellos para dialogar con calma:Para el seguidor de Jesús lo que vale es la disponibilidad en servir a los hermanos de forma desinteresada: esta es la mayor grandeza del cristiano. Según el pensamiento de Jesús, el acoger a un niño es símbolo del servicio desinteresado que caracteriza a un cristiano; también es signo de haber acogido a Jesús como enviado del Padre.