¿PORQUE
ME HAS VISTO HAS CREÍDO? ¡DICHOSOS LOS QUE CREAN SIN HAVER VISTO!
Muchas
gracias hemos de dar al Señor, pues eterna es su misericordia. No cesa de obrar
prodigios en medio de su pueblo. Antes de su muerte en la Cruz obró grandes prodigios
para acercar el corazón de Dios al pobre, al enfermo, el poseído, al impedido,
a la viuda y al huérfano. Ahora Él sigue obrando en si Iglesia, su amor, su
compasión, su misericordia no se agotaron con su muerte, VIVE y su presencia, aunque
de forma distinta, no deja indiferente a nadie, en los tiempos de los Apóstoles
y en nuestro tiempo, sigue manifestándose y se seguirá manifestando a aquellos
que tengan un corazón limpio, sencillo, compasivo, lleno de amor.
Al
leer la segunda lectura del Libro del Apocalipsis viene a nuestra mente y a
nuestro corazón esa desazón que siempre ha estado presente en la Iglesia , desde el
principio, esa profunda tristeza por las persecuciones, por las atrocidades del
hombre para con el hombre. Y echamos de menos a un Juan que escriba para
mantener viva la memoria de lo que acontece, como ahora recordamos lo que
aconteció en otro tiempo. Pero el enemigo, siempre astuto, se ha filtrado e
invadido en el corazón de aquellos, que uno supone que por vocación, tenían que
ser los portadores de la verdad en medio de la abundante cadena de comunicación
como es en nuestros días el periodismo tanto escrito como hablado en radio y
televisión, pero la pequeñez y miseria humana hace posible que se SILENCIE EN
NUESTROS DÍAS a la cantidad de mártires del Señor que mueren en tantos lugares
del mundo por el único hecho de ser CRISTIANOS, de amar con el corazón de
Jesús, de hacerle presente, vivo y victorioso sobre la muerte y el pecado. Pero
esto siempre ha molestado a los portavoces de la maldad y quieren taparlo como
sea, curiosamente en España, con profundas raíces cristianas, en estos días no
solamente se tapan asesinatos aislados, también atroces masacres como la
sucedida hace solamente unos días en Lahore, Pakistán, donde un terrorista
suicida, estudiante de una escuela coránica, perpetró esta masacre cuyas
víctimas eran muchos niños y sus familias que celebraban la Pascua del Señor.
Pero
el Evangelio de hoy viene a poner las cosas en su sitio, a darnos seguridad,
darnos esperanza, el Señor VIVE y se hace presente en medio de nosotros, se nos
manifiesta cuando estamos más encerrados, más cobardes, más aislados, y viene a
darnos su PAZ, nos indica sus heridas para que creamos, ahora nosotros tenemos
que estar atentos a las heridas de la gente que es perseguida, de los CRISTOS
VIVOS de nuestro siglo XXI, de nuestros días y apoyarnos mutuamente, hacernos
sentir, que nadie sufra en soledad, que nadie llore sin un hombro amigo cercano
que de apoyo y consuelo, que Cristo nos trae la libertad, la paz, la alegría,
el perdón y la gloria.
No
esperemos como Felipe a creer por “haber visto” afirmemos nuestra fe por amor
al Señor, por amor a la
Iglesia , por amor a este mundo nuestro, por un amor
desbordante a esta gente, nuestra gente, en medio de dificultades y graves
problemas que siempre están necesitadas de una VOZ PROFÉTICA, como la del
Mesías, que llene sus corazones vacíos y encuentren la fortaleza ellos mismos
para ser anunciadores de lo que experimentan, no nos quedemos callados si
nuestro mundo quiere enmudecer al anuncio de la Pascua , no cerremos
nuestros labios por cobardía. Cristo ha resucitado, ALELUYA, ALELUYA. AMÉN.
No podemos celebrar la Pascua de año en año, la tenemos que celebrar todos los días porque Jesús ha resucitado y quiere estar con nosotros en nuestros quehaceres cotidianos. Por eso, una semana después de la resurrección, los discípulos estaban reunidos con María, su Madre, y, el Señor se apareció entre ellos. Así es como empezó la Pascua semanal, la celebración del Domingo como día del Señor.
ResponderEliminarTomás no estaba el primer día, y su fe flaqueó. Se encontraba lejos de los hermanos y no recibió el saludo de la paz ni el aliento del Espíritu Santo. No podemos ir por libre, no podemos ser unos cristianos anárquicos e individualistas: el Señor se manifiesta en la Comunidad.
Juan, ahora, vive deportado en la isla de Patmos. Ha sido separado de los hermanos por haber dado testimonio de Jesús. Pero esto lo ha unido espiritualmente a ellos con una fuerza inaudita, y por eso el Señor se muestra a él con un resplandor especial. Su situación debió ser parecida a la de muchos cristianos de Oriente perseguidos y deportados a causa de su fe.¡No nos quedemos callados si nuestro mundo quiere enmudecer! Nuestro testimonio cristiano tiene que devolver la salud,la paz y la alegría a nuestra sociedad tan triste y enferma.