Como
casi todos los años, hoy hemos ido al Cementerio de San José de Granada el P.
Pedro, David y yo, para limpiar un poco el panteón de los Frailes Dominicos,
quitar alguna que otra flor algo marchita y poner flores frescas que
manifiesten de alguna manera el cariño, el recuerdo, la hermandad que nos unió
con aquellos que están ahí enterrados. Junto al trabajo que realizó David también
desgranamos tanto el P. Pedro como yo nuestras oraciones por su eterno
descanso, poco significado puede tener una flor si esta no es colocada con una
oración, aunque sea pequeñita.
Como
hecho curioso, al terminar y regresar a la puerta del cementerio, nos perdimos,
por lo que tardamos un poquito más y ya estaban cerrando las puertas, sería
curioso pasar una noche en el cementerio.
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