Desde
que nacemos nos acostumbramos a confiar, a fiarnos de los demás, a vencer los
miedos y apartar los nubarrones que tantas veces crecen en la mente de los
niños. Pero este aprendizaje de “confiar” es costoso y requiere colaboración
del otro, pero más aún requiere esfuerzo de uno. Una vida basada en la
desconfianza es una vida muerta, sin ilusión, sin esperanza.
Tenemos
que madurar, el niño confía en quien está con él que le alimenta, le viste, le
aporta todo lo que precisa en cada momento, esto está muy bien para vivirlo en
una etapa infantil, pero tenemos que crecer.
Para
poder crecer tenemos que avanzar de esta etapa de confianza a otra de “seguridad”,
para que se de plenamente tenemos que ser “tentados” por el miedo, lo inseguro,
lo desconocido, lo que me asusta, cuando soy capaz de CONFIAR venzo todas esas
tentaciones y miedos y aprendo a ser yo mismo, pero yo con valores, yo con
capacidad de tomar decisiones, yo con la entereza necesaria para afrontar la
vida. No podemos estar toda una vida en una etapa infantil y siendo sobre protegidos que no nos enseña nada, nos lo da todo hecho, nunca aprenderemos a tener una
calidad de vida en Comunidad, en familia, entre compañeros de colegio ni
siquiera entre cristianos en la Comunidad
Parroquial , en la
Cofradía o cualquier agrupación a la que pertenezcas, es más,
difícilmente pertenecerás a nada si no has madurado convenientemente.
Yo
confío, comenzaba diciendo, confío en Dios, en su Gracia, confío muchísimo en
eso que la Iglesia
llama “GRACIA DE ESTADO” que es la
CAPACIDAD que Dios, por la fuerza del Espíritu da a los que
tenemos responsabilidades dentro de la Iglesia , por supuesto esta gracia de Estado no es
para todos igual, no es lo mismo ser un pobre párroco que un obispo que tiene
mucha más responsabilidad o que el mismo Papa que lleva el peso de toda la Iglesia.
Yo
confío en el Papa, aparto de mi muro de facebook todos los comentarios
negativos sobre él, la mayor parte de ellos inventados por los grandes enemigos
de la Iglesia ,
soltados con maldad para desacreditar y hacer daño, siembran cizaña, le hacen
el juego a Satanás, critican, difaman, en ocasiones con tonterías, pero con la
creencia fija de que “difama, que algo queda” en el corazón de quien lo lee, o
le da un me gusta, o comparte esas publicaciones para dar más fuerza a la
maldad. Pobres infelices, tiran piedras al Papa Francisco y eso es como tirarle
las piedras a Dios, son tontos, les cae encima.
Por
esta desconfianza en la Fuerza
de Dios caemos en una religiosidad que destruye en vez de vivir una
religiosidad que humaniza, pasamos a bloquear en el corazón aquello que te hace
ser humano, cercano al otro, confiado en el otro, para ser poco menos que un
animal que siembra el caos, el pánico, que mata sin escrúpulos. No hace falta
poner ejemplos de este tipo de religiosidad, ISIS nos deja una amplia estela de
los que esto hace en el corazón del hombre deshumanizado.
Este
mismo destrozo crece de manera parecida dentro de la Iglesia cuando tenemos un
Papa, puesto por Dios, para un momento oportuno, como todos los papas
anteriores, y luchamos contra la
FUERZA de lo ALTO con tal de dejar por encima de todo mi
criterio, mi opinión, mi deseo, mi voluntad, mi gusto, para entonces dejar de
ser cristiano de verdad y ser una cosa muy distinta, muy opuesta, muy
peligrosa, y vemos que eso se da hasta en los estamentos más altos de la Iglesia , aunque te
reconforta leer los escritos de Cardenales como Amigo o el que fuera obispo en
Granada y arzobispo de Pamplona D. Fernando Sebastián, que coincidencia, los dos
religiosos.
Pidamos
al Señor que no seamos infantiles, que seamos capaces de crecer, pero crecer de
tal manera que las pruebas, las crisis, los desacuerdos de algunos en vez de
amilanarnos y acobardarnos nos hagan más sabios y más fuertes. ¡Viva el Papa
Francisco!
La parábola del Evangelio de hoy nos advierte del peligro de mantener las formas pero sin hacer lo que el Padre nos pide. Nos lo pide de muchas formas, hay que saber interpretar su voluntad. Nos lo pide a través del Papa , nos lo pide a través del Celebrante que interpreta la Palabra...En los tiempos de Jesús los formadores eran los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. Hoy podemos ser nosotros los transmisores de la Palabra; de ahí que tenemos que prestar atención para poder proclamarla.Las preguntas de Jesús invitan a examinar cuidadosamente nuestra vida y, en todo caso pedir la gracia de convertirnos en todo lo que haga falta. . Me uno a tí, Reverendo Duende del Perchel, para vitorear a nuestro Santo Padre, Papa Francisco: ¡Viva el Papa Francisco!rosadeabril.
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