“VEN ESPÍRITU SANTO, RENUEVA LA
FAZ DE LA TIERRA ”.
Celebramos la fiesta de Pentecostés, el mundo, no
solamente la Iglesia ,
se renueva de alegría pues esta es la hora en que rompe el Espíritu el techo de
la tierra y una lengua de fuego innumerable, purifica, renueva, enciende,
alegra las entrañas del mundo. Hace nuevas todas las cosas, nos hace nuevos a
cada uno de nosotros que abrimos nuestro corazón a Él y ponemos nuestra
confianza en Él. Por eso invocamos con fe al Espíritu Santo, por eso nuestra
confianza plena en quien todo lo puede, todo lo llena, todo lo invade, todo lo
viste de un colorido atrayente, de amor y de paz que llena el corazón del
creyente.
Cuando decimos: “Creo en el Espíritu Santo” estamos
afirmando que nuestro corazón y nuestro espíritu están abiertos a un estado
permanente de revisión y de renovación. No decimos las cosas por decirlas,
afirmamos lo que creemos, lo que en verdad sentimos y abrimos nuestra vida,
nuestra existencia a la fuerza renovadora y creadora de Dios, dejando que actúe
en nosotros, que nos ayude a hacernos nuevos en cada Eucaristía que celebramos,
en la lucha de la vida, en lo cotidiano y también en lo extraordinario, ya lo
dijo el Señor con toda claridad: “Sin mí no sois nada”,
Pero quizás la acción más hermosa y constante que
debemos realizar con la ayuda del Espíritu Santo es la UNIDAD. Él nos nace UNO
con Cristo, por tanto nos hace UNO con el Padre, La Trinidad es unitaria, la
misión del Espíritu Santo es hacernos buscar esta unidad con Dios y unidad
entre los hombres y mujeres de buena voluntad. Es importante saber que la
voluntad del diablo no es otra que romper continuamente esta unidad, sembrar
discordia, separar, crear enemigos. Por tanto, siendo conscientes de esta
acción maléfica, luchemos con uñas y dientes por adherirnos a la fuerza
salvífica del Espíritu Santo, para así estar en Dios y Dios en nuestro corazón,
en el corazón de las familias cristianas y en las Comunidades cristianas, en la
parroquia, en la diócesis, en la Iglesia
Universal. Es fruto del Espíritu Santo esta unión y el deseo
de trabajar siempre por lograr esta unión y luchar en contra del rompimiento de
la UNIÓN : FRUTO
DEL ESPÍRITU SANTO.
Es este Espíritu quien da la FUERZA a la Iglesia , quien pone en píe
en medio de las plazas, en la calle a los mejores hijos de la Iglesia y no se acobardan
ante la persecución o la muerte violenta. En estos días son muchos los
testimonios de esta poderosa acción del Espíritu en tantos hombres, mujeres,
jóvenes y niños que son martirizados por no renunciar a Cristo, sabiendo
abrazar la Cruz
del Señor y ganando de esta manera heroica el cielo.
Celebramos el nacimiento de la Iglesia con una ilusión
siempre renovada, no podría haber alegría ni renovación si la Gracia del Espíritu no nos
acompañara después de mas de dos mil años de Cristianismo. Pero la fuerza de
Dios viene de lo alto, viene a la
Iglesia , viene a los corazones de los que a pesar de los
problemas y dificultades no tiran la toalla y dejan de creer, viene a
vivificar, a sanar, a dar fuerza, ilusión, esperanza, a poner amor en el
corazón, a fortalecer las rodillas vacilantes, a dar consistencia. Viene a
unirnos, a ser solidarios, a animarnos a echar una mano, a pesar de nuestras
propias cruces a aquellas personas que llevan una CRUZ mucho más pesada que la
nuestra. El Espíritu Santo nos hace ser más solidarios, afectivos, generosos
puesto que sus siete DONES SON: 1- SABIDURÍA: Nos hace comprender las
maravillas de Dios, nos da el impulso que necesitamos en medio de las
dificultades a través de nuestra vida. 2- INTELIGENCIA: nos descubre las
riquezas de la FE.
3- CONSEJO: Aprendemos a llegar a la santidad, siguiendo aquello que más
concuerda con la gloria de Dios y el bien de los demás. 4- FORTALEZA: Nos ayuda
a superar toda dificultad en el camino de la vida para poder llegar a Dios. 5-
CIENCIA: Nos lleva a juzgar con rectitud todo lo que realizamos en la vida,
especialmente lo referente a Dios. 6- PIEDAD: Nos anima a tratar a Dios con la
confianza que el hijo trata a su padre. Y 7- TEMOR DE DIOS: Nos ayuda a
abandonar y alejarnos del pecado y evitar todo aquello que pueda contrariar la
voluntad de Dios.
Queridos lectores, que esta ACCIÓN CONSTANTE DEL ESPÍRITU
esté en vosotros, os de paz y alegría y encamine vuestros pasos a la felicidad
plena, que paséis un feliz DOMINGO DE PENTECOSTÉS.
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