miércoles, 13 de febrero de 2013

PRIMER DOMINGO DE CUARESMA. CICLO “C”





"No tentarás al Señor, tu Dios"

Hemos comenzado la cuaresma y hemos recordado las tentaciones de Cristo. Es el anuncio de que comienza para nosotros un período de tentaciones y de pruebas, pero nosotros sabemos que tenemos asegurada la victoria imitando el ejemplo de Jesucristo. El comportamiento de Jesús en las tentaciones es de rechazo.

 1ª LECTURA:

Esta lectura es un claro ejemplo de que Dios siempre nos escucha y esta con nosotros protegiéndonos a cada instante. La ofrenda de las primicias de los frutos de la tierra evoca la gratitud por el don de la libertad y por el regalo de la tierra prometida.

“el Señor escuchó nuestra voz,
miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia.
El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido,
en medio de gran terror, con signos y portentos.
Nos introdujo en este lugar, y nos dio esta tierra,
una tierra que mana leche y miel”


2ª LECTURA:

En la segunda lectura escucharemos y reafirmaremos que Jesús es El Señor, confiemos en El porque El es quien nos salva. La fe ha de encarnarse en realidades muy concretas, Sólo así podremos confesar con el corazón con los labios a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador.

«La palabra está cerca de ti:
la tienes en los labios y en el corazón.»
Se refiere al mensaje de la fe que os anunciamos.
Porque si tus labios profesan que Jesús es el Señor
y tu corazón cree que Dios lo resucitó,
te salvarás.
Por la fe del corazón llegamos a la justicia,
y por la profesión de los labios, a la salvación.
Dice la Escritura:
«Nadie que cree en él quedará defraudado.»


Lectura del santo Evangelio según San Lucas 4, 1-13

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo.
Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo:
–Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.
Jesús le contestó:
–Está escrito: «No sólo de pan vive el hombre.»
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo, y le dijo:
–Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo.
Jesús le contestó:
–Está escrito: «Al Señor tu Dios adorarás y a él sólo darás culto.»
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo:
–Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: «Encargará a los ángeles que cuiden de ti», y también: «te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras.»
Jesús le contestó:
–Está mandado: «No tentarás al Señor tu Dios.»
Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.

Jesús guiado por el Espíritu Santo llega al desierto e inicia su preparación para anunciar el Reino de los Cielos. Esto ya en sí es una invitación para que cada uno de nosotros, en este tiempo de gracia que es la santa cuaresma entremos en nuestro desierto para meditar sobre nuestra propia vida, para pensar cómo vivimos nuestro compromiso con Cristo y su Evangelio.
Pero también como hombre y como Dios vence las tentaciones del enemigo. En las tentaciones que vivió Jesús se corrige una visión errónea acerca de la identidad y de la misión de Jesús, obediente a la voluntad del Padre incluso en las pruebas. El nos da la seguridad con su propia vida de que unidos en la Fe como Iglesia y cada uno como creyentes tendremos su asistencia para también nosotros salir vencedores de nuestras propias tentaciones.
En Estas lecturas recordamos a Jesús vencedor de las tentaciones, a Jesús salvador, para ello es necesario confiar plenamente en El y confesarle nuestra fe sin temor ya que El siempre esta con nosotros. Jesús no quiere saber nada de comportamientos espectaculares, sus milagros son un auténtico testimonio de esto. Él está con el afligido, el enfermo, el que sufre en el cuerpo o en el alma. Tampoco en tener que imponerse por medio de la fuerza y de la violencia, ni algún tipo de espectáculo, como quería el diablo. Jesús elige otro camino bien distinto del que le ofrece este “tentador”, que representa la voz interior que nos sugiere hacer el mal, en vez de hacer el bien. Y como no puede convencerle, nos dice el evangelio,  por esta vez le dejó en paz.
Esas tentaciones de Jesús en la práctica son las tentaciones cotidianas que sufrimos cada uno de nosotros los cristianos:
Di que estas piedras…, no solo de pan vive el hombre… A todos nos encanta la vida fácil, el dejar que sea el otro el que haga los peores trabajos, el poder vivir sin trabajar o con toda clase de comodidades y facilidades.
Si tú te arrodillas delante de mí…, al Señor tu Dios adorarás… los dioses falsos, nuestros ídolos, las estrellas del fútbol, el cine, la política, a tantas personas y cosas en las que ponemos nuestro corazón en primer lugar, por encima del lugar que le corresponde a nuestro amado Padre Dios y su Hijo Jesús.
Tírate abajo, los ángeles cuidarán de ti…, no tentarás al Señor.. Nos encanta ser alagados, reconocidos, queridos por todos, que se fijen en nosotros, que nos reverencien, que nos estimen, haríamos cualquier cosa por tener esos “poderes” que facilitaran nuestra fama milagrera.

Este tiempo es propicio para hacer una buena confesión y así limpiar nuestra alma y prepararle un traje blanco de fiesta para vivir la PASCUA DEL SEÑOR.

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