Queridos
hermanos.
La
voluntad divina ha querido traer de nuevo, después de cinco años, mis pasos por
estas tierras granadinas. Creo sinceramente que es su voluntad y no capricho
alguno el que esté nuevamente en Granada. Y entre otros servicios a la Comunidad Parroquial
estará como antaño, mi servicio desde la dirección espiritual de las
Hermandades de la Humildad
y de la Cena,
aunque siempre dispuesto de ayudar en lo que sea preciso a la Archicofradía del
Rosario y a la Hermandad
del Rosario en sus Misterios Dolorosos, que forman la gran familia cofrade de
esta señera iglesia de Santo Domingo de Granada.
Este
reinicio empezará este mismo sábado a las 13 horas con la celebración solemne
de la Eucaristía
en honor de Nuestra Sra. De la
Soledad, que su Hermandad tendrá en devoto besamanos antes de
la Misa.
El
momento en que vivimos nos obliga a tener conciencia de que es apremiante, y
todos los actos y devociones de nuestras Hermandades han de llevarnos a
aumentar nuestra fe, al mismo tiempo que hacer una criba interna de ella, para
apartar de nosotros todo lo que pudiera ser meramente superficial, y vivir en unión a Cristo siguiendo únicamente su
Evangelio, luchando con ahínco por ser auténticos hermanos y mostrando nuestra
hermandad desde el respeto de unos a otros y desde el amor fraterno.
Una
Hermandad es una familia, una Comunidad de hermanos que se aman y se necesitan
mutuamente, y precisamente se unen con el propósito de ayudarse los unos a los
otros para hacer el camino del Evangelio y llegar con más seguridad al
encuentro con el Eterno Padre cuando Él estime llamarnos a su Gloria.
Por
tal motivo en estos días cuando la
Iglesia se prepara para vivir el Año de la Fe, que cada uno de nosotros
individualmente y en hermandad vivamos nuestra fe con intensidad y con
sinceridad, sabiéndonos muy necesitados de ella, y con corazón sincero digamos al Señor con mucha frecuencia:
“Señor, creo, pero aumenta mi fe”
No
obstante que seamos conscientes de que una fe sin obras es una fe muerta, y que
en los tiempos que vivimos es primordial que atinemos, ante una comunidad
mundial incrédula y pasota de todo lo que tiene que ver con Dios y con la Iglesia, y sepamos con
nuestras acciones hacer presente a Cristo en medios de ella, de este mundo
concreto, y que como cofrades cada uno con un aspecto concreto de esa Pasión
Salvadora de Cristo, no dejemos que se pierda el recuerdo de su amor, de su
entrega y de su muerte por toda la humanidad.
Que
nuestros Sagrados Titulares: el Cristo de la Humildad, la Soledad de Nuestra Señora,
La Santa Cena,
Nuestra Madre de la Victoria
intercedan por nosotros para que estos anhelos sean una realidad palpable.
Unas
letras de agradecimiento por el apoyo recibido durante estos últimos cinco años
en Málaga, a la Comunidad Parroquial,
a la Congregación
de MENA, a la Hermandad
de la Humillación
y Nuestra Señora de la
Estrella, a la
Hermandad del Cristo del Perdón y Nuestra Señora de los
Dolores (del Puente) y a la
Archicofradía del Rosario.
Que
seamos cristianos en común unión fraterna y que oremos los unos por los otros.
Que Dios os bendiga.
Granada,
13 de Septiembre de 2012.
Fr.
Francisco E. García Ortega, O.P.
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