San
Juan Macías:
De
la homilía del Papa Pablo VI el día de su canonización:
“Juan Macías, que fue pobre y vivió para
los pobres, es un testimonio admirable y elocuente de pobreza evangélica; el
joven huérfano, que con su escasa soldada de pastor, ayuda a los pobres, sus
hermanos, mientras les comunica la fe; el emigrante que guiado por su protector
San Juan evangelista, no va en busca de riquezas, como tantos otros, sino para
que se cumpla en él la voluntad de Dios;
el mozo de posada y el mayoral de pastores que prodiga secretamente su caridad a favor de
los necesitados, a la vez que les enseña a orar; el religioso que hace de sus
votos una forma eminente de amor a Dios y al prójimo; que no quiere para sí más
que a Dios; que desde su portería combina una intensísima vida de oración y
penitencia con la con l asistencia directa y la distribución de alimentos a una
verdadera muchedumbre de pobres; que se priva de buena parte de su propio
alimento para darlo al hambriento en quien su fe descubre la presencia
palpitante de Jesucristo. En una palabra, la viada toda de este –padre de los
pobres- de los huérfanos y los necesitados ¿no es una demostración palpable de
la fecundidad de la pobreza evangélica, vivida en plenitud?”…
El
Gran papa del siglo XX ha sabido captar en su mensaje el valor de la vida que
se da en favor de los que necesitan de la caridad fraterna. Este Papa abierto al
cambio en una Iglesia necesitada de él, impulsor del Concilio, hombre de Dios
descubre en la humildad de Fray Juan Macías el rostro siempre sorprendente del
Cristo amoroso, el Cristo de los pobres que actuaba y sigue actuando en
aquellos que son capaces de renunciar a sí mismos para ser otro Cristo entre
los pobres, entre los necesitados.
Hoy,
San Juan Macías miramos hacia ti suplicando con humildad tu intercesión, tanto a
favor de la Iglesia,
de la Orden, y
de los pobres de nuestras crisis económicas y de nuestras miserias humanas.
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