Fiesta de la Santísima Trinidad – Ciclo “C” 26 de mayo de 2013
Evangelio
En aquel
tiempo dijo Jesús a sus discípulos: - Muchas cosas me quedan por deciros, pero
no podéis cargar con ellas ahora; cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta la
verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os
comunicará lo que está por venir. El me glorificará, porque recibirá de mí lo
que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho
que tomará de lo mío y os lo comunicará.
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Nos
hace el Señor en este día de la Santísima
Trinidad una llamada a la confianza en el Espíritu: “¡Tened
confianza!, El ESPÍRITU os acompañará hasta la verdad plena, siguiendo el
camino que YO recorrí, cumpliendo el deseo de mi PADRE”. No me adentro en lo profundo del Misterio. Doctores tiene la Santa Madre Iglesia. Nos quedamos en lo que es práctico para nuestro diario vivir y para seguir creciendo en amor fraterno dentro de la Comunidad Eclesial de la que todos formamos parte y además una parte de gran importancia. Para Cristo todos los miembros del Cuerpo que es la Iglesia son importantes y necesarios y no dice a ninguno de ellos, apartate que no te necesito, es más, si estos miembros estás enfermos y están "despreciados" por otros, son los más importantes, son a aquellos que Él ha dedicado más Amor, los que tiene más cercanos a su sagrado Corazón.
En el Evangelio, Jesús
nos habla con profunda sinceridad, una sinceridad plena, total, radical, nos anima a
vivir su unidad, una unidad que se hace realidad con la venida del Espíritu que
es quien todo lo une, el que da pleno sentido a todo, el que nos une entre
nosotros y a nosotros con el Padre y el Hijo. En sus palabras contemplamos en
plena Unidad la
Diversidad. Y una total donación de Amor: es la
generosidad de un Dios Padre que nos manda por amor a la humanidad al Hijo y
éste cuando sube al cielo nos envía el Espíritu Santo como guía en la vida,
todo entregado en plenitud para el hombre.
“Todos nosotros ya
no somos más que una sola cosa en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: una
sola cosa por identidad de condición, por la asimilación que obra el amor, por
comunión de la santa humanidad de Cristo y por participación del único y santo
Espíritu” (San Cirilo de Alejandría). Es chocante para la mentalidad de nuestro
mundo estas palabras de San Cirilo, chocan pues la tónica de nuestro tiempo es
pura y llanamente individualista, egoísta, centrada en uno mismo, donde impera
el “yo”, el crecer a costa de todo y por encima de todo, avasallando y
arrastrando al pobre, al indefenso, a la masa, ya que una pequeña parte de la
población es la dominante de una inmensa mayoría, los sin derechos, que son avasallados
por esta egoísta y egocéntrica minoría política, social y económica.
Pero no perdamos
el norte, no nos dejemos desanimar, tampoco perdamos la esperanza. Dios Uno y
Trino nos llama a ser nuevamente UNO, a ser totalmente uno, a permanecer en su
amor, y desde este amor a tener el coraje de cambiar nuestro mundo con sus
corrientes individualistas y disgregantes. Aplicándolo en nuestra familia, en
la parroquia, en las hermandades, en los grupos y asociaciones eclesiales, en la
sociedad. Trabajemos por la unidad en lo pequeño para conseguir la unidad plena
en la Iglesia
y en nuestro mundo, ciertamente solos no podemos hacer nada, ya nos lo ha dicho
el Señor, pero con Él lo podemos conseguir todo, hay que ponerse a trabajar por
esta unidad, por este mundo unido en el amor, sin miedos, sin cobardías,
confiando en Él y dejando que la fuerza de su amor actúe en el corazón de los
hombres. Esa fuerza Trinitaria nos acompaña siempre.
Esta fiesta de la Santísima Trinidad
ha de ser un impulso de Unidad total en la Comunidad Eclesial,
en ocasiones pedimos, -y hacemos muy bien- por la unidad de las
Iglesias Cristianas, tan rotas, tan divididas, pero no reparamos que nuestra
Iglesia Católica no está entera, está muy desquebrajada, rota, dividida, donde
uno afirma una cosa hay otro que dice lo contrario, donde uno celebra la
liturgia de una manera otro lo hace de manera totalmente distinta; no, no nos
engañemos, estamos muy necesitados de una plena unidad, esto no quiere decir
que en la Iglesia
todos tenemos que ser iguales, pensar igual, hablar igual, significa que tiene
que haber consenso en lo esencial y obediencia al Papa y no que cada uno se
crea un papa en su vida. Ojala que la novedad del Papa Francisco nos traiga el
acierto en nuestra vida de Fe y este acierto, fruto del Espíritu nos lleve a
esa Unidad PLENA que quiere Cristo para cada una de nuestras Comunidades, para
nuestra Iglesia Universal. La
Unidad Trinitaria.
PARA NUESTRA ORACIÓN
Yo creo sólo en un Dios,
en Abbá, como creía Jesús.
Yo creo que el Todopoderoso
creador del cielo y de la tierra
es como mi madre
y puedo fiarme de él.
Lo creo porque así lo he visto
en Jesús, que se sentía Hijo.
Yo creo que Abbá no está lejos
sino cerca, al lado, dentro de mí,
creo sentir su Aliento
como un Brisa suave que me anima
y me hace más fácil caminar.
Creo que Jesús, más aún que un hombre
es Enviado, Mensajero.
Creo que sus palabras son Palabras de Abbá
Creo que sus acciones son mensajes de Abbá.
Creo que puedo llamar a Jesús
La Palabra presente entre nosotros.
Yo solo creo en un Dios,
que es Padre, Palabra y Viento
porque creo en Jesús, el Hijo
el hombre lleno del Espíritu de Abbá.
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