Ayer
leía una revista electrónica de las muchas que pululan por aquí, de Iglesia, más
bien de Iglesia tradicional donde criticaban sin ningún reparo al Papa
Francisco, ahora colocando dos fotos, una del Papa Benedicto dando la bendición
en las Navidades del 2012 y otra del Papa Francisco, en el 2013. Criticaban el
hecho de que la “ropa” no fuera la misma, criticaban al Papa y decían que es un
Papa sin ganas de serlo, sin ilusión por serlo, sin espíritu para serlo, sin
saber serlo, solo porque no usa “ropa” tradicional, porque rompe esquemas,
porque se acerca más a la gente, porque no duerme en el Palacio Apostólico,
porque quiere ser distinto.
Y
me digo, que pena la mía, al haber nacido en este tiempo, donde se desprecia a
un Papa, donde no se muestra el amor y el respeto, donde no se obedece al
Pastor, donde solamente prima lo clásico, lo de siempre, lo de toda la vista.
En
mi vida religiosa, por desgracia, me he tenido que topar con hermanos que
tienen esta misma actitud, no, no es nada nuevo, conocí gente “religiosa” que
despreciaban a Pablo VI porque era “rojo” y no seguía la “línea” de Franco.
Conocí frailes que me negaron muchas actuaciones por el mero hecho de que “aquí
las cosas se hacen siempre de esta manera” y eran incapaces de cambiar, conozco
un sector de mi Iglesia que me avergüenza por ser incapaces de reconocer que en
ella, en la Iglesia
hay un Espíritu que “SOPLA”, para inflamar corazones, para iluminar almas, para
avivar nuevas creaciones y acciones, para romper con el hombre “viejo” y hacer
un hombre “nuevo” para una creación nueva cada día.
Es
triste, muy triste ver al Papa Francisco queriendo mostrar al mundo que es
posible vivir la vida de la FE
que tanto potenció el Papa Benedicto de otra manera, ver a una Iglesia, que nos
ha dado por la voluntad de los Cardenales un Papa que marque un cambio, pues
eso es lo que querían, eso es lo que tantos añoraban, y lo hicieron con una
amplísima mayoría, y salió elegido tan pronto, y aún y eso, ahora muchos dudan,
critican, ofenden, faltan al amor, se muestran sin caridad, predican la división
y se quieren hacer llamar los “herederos de la auténtica Iglesia Católica”. Que
poca vergüenza.
Yo
estoy con el Papa Francisco, estoy con los Cardenales que lo han puesto como el
Pastor de todos nosotros, estoy de acuerdo con que no camine el último en la
fila, sino el primero, abriendo caminos y marcando el paso, las ovejas, las
buenas que aman al pastor siguen a su pastor. No necesita la Iglesia Pastores que caminen
los últimos con la vara de la autoridad dando palos y metiendo miedo, esos
tiempos ya han pasado, el Pastor ha de ser como lo indica Cristo en el
Evangelio, camina delante y el rebaño que ama al buen Pastor le sigue porque le
ama y confía en él, no porque le teme y tiene miedo de su cayado o bastón.
Oro
por el Papa Francisco, para que no se vea presionado, para que no retroceda,
para que de lugar en la
Iglesia al Espíritu Santo, para que nos cambie, que
regresemos al Evangelio y salgamos del fariseísmo que nos aniquila y nos
arranca de la Promesa
del Señor, como arrancó de la promesa al pueblo judío.
Tenemos
que orar más, mucho más, el cambio no solamente se puede hacer, es necesario
hacerlo. El Evangelio en UNO.
Granada,
29 de Diciembre de 2013.
Fr.
Francisco E. García Ortega, O.P.
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