En la foto la imagen preciosa de Nuestra Señora de la Esperanza de Santo Domingo de Granada.
La esperanza es camino y
María nos enseña a caminar hacia el Monte Santo que es Cristo. Siempre se ha
dicho: ¡A Jesús por María”. La esperanza
es tensión hacia la meta definitiva y María nos abre, glorificada ya en el
cielo esa meta definitiva. Allí en el Reino consumado, está nuestro verdadero
nombre, el nombre que alcanzaremos un día cuando entremos en el reposo
definitivo del Padre; y María es la luz que anticipa esta esperanza para todos
los que peregrinan. Ella es “signo de esperanza cierta “, como la llama el
Concilio.
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